Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (14/04/1963)
14 de abril de 1963
Querido Paco:
En vista de lo que me anunciabas en tu carta sobre una
posible invitación para enseñar en New York University, retrasé un poco la
contestación, mas parece que los señores de esa administración no se animan. Por
cierto, que de donde ha llegado es de Indiana University y ahora mismo voy a
contestarles que no.
En Austin tengo un jefe magnífico, buen amigo y muy
preocupado por el departamento; tengo además una research assistant personal,
que me alivia enormemente todo el trabajo; está, finalmente, el buen Ramón
Martínez López que es un hombre buenísimo y muy inteligente, con quien se puede
contar en todas las ocasiones. Me faltáis, en cambio, vosotros, y hay días que
daría cualquier cosa por poder comunicarme con una persona como tú, que tan
bien me conoce y por quien siento afecto profundísimo.
De todas maneras os agradezco a Rodrigo, a Ernesto y a ti
vuestra propuesta y buenos deseos. Como verías por la postal que te escribimos
en San Francisco, pasé allí muy buenos días y fuimos a Palo Alto donde hablé a
los graduados en Stanford University. Es posible que en algún momento pueda ir
allá a pasar un semestre, y de fijo resultaría muy agradable. Con Montesinos
tuve larga conversación, libaciones y alimentos terrestres. Está magnífico de
todo, incluso de memoria, aunque no sé por qué se queja de que le falta.
Inés envió a La Torre
su estupendo ensayo, siguiendo tu consejo, o, para ser más exacto, yo mismo se
lo remití a Jorge para que lo publique. Me dice esta niña que no te manda ahora
una copia porque no la tiene y, en buena parte por culpa mía, anda escasa de
tiempo para preparártela. Inesita es tu mejor propagandista y ha sabido leer en
el fondo de tu persona mejor que muchos pseudo varones que pasan de los
cuarenta.
Acabo de comprar el libro de Nora y estoy leyéndolo. Ha
hecho un esfuerzo grande y es probable que en futuras ediciones corriga [sic] algunos fallos que ahora se
observan. En lo que a ti se refiere es lástima que no haya leído las novelas.
Me ha sorprendido que recuerde las tentativas que osé en mis verdes años, y la
generosidad con que las comenta.
Díme si don Américo se dió al fin por enterado de tu
prólogo. Que lo ha leído, casi me atrevería a asegurarlo. Tal vez piense que lo
mejor será dar la callada por respuesta. Sigue en Austin, donde el próximo
semestre tendremos a Arocena para explicar Historia de la cultura
hispanomericana.
Recuerdos a Nina y para los dos de Inés muy afectuosos, y un
gran abrazo