Las cartas de Francisco Ayala sobre

Joaquín Casalduero

Joaquín Casalduero. Barcelona, 1903-Madrid, 1990.

Formado en el Centro de Estudios Hispánicos, Joaquín Casalduero impartió clases de Literatura en las universidades de Cambridge y Oxford a principios de la década de 1930. Tras la guerra civil se exilió en Estados Unidos, donde continuó su carrera docente, compaginándola con sus ensayos de crítica literaria. Durante los años cincuenta y sesenta los matrimonios Casalduero y Ayala solían encontrarse a menudo en Nueva York. 

cartas 6 al 10 de 15
FECHA
10/04/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta manuscrita con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (10/04/1961)

10 abril 1961

Querido Ricardo:

Contesto a tus preguntas.

En el aeropuerto de Filadelfia debes tomar un omnibus hasta el centro de la ciudad. Según me informan, hay unos que te dejan en la Suburban Station (frente al hotel Sheraton). Esa Suburban Station es terminal de los trenes suburbanos. En ella tomas uno que venga a Bryn Mawr (los hay cada media hora) (y tardan unos 20 minutos en llegar aquí.) Yo procuraré esperar en la estación de Bryn Mawr a partir de las 9,30; pero como tengo clases, y en cualquier eventualidad, si no estuviéramos esperándote o González o yo, tomas un taxi, y que te traiga a la Deanery (díneri), que es donde te hospedarás, dentro del campus. Ahí te darán habitación enseguida, pues te estarán esperando. Dormirás esa noche ahí, y luego, al otro dia, iras para Princeton como te explicaremos. Quizás sabes que todos los meses, un sabado, almorzamos juntos en Nueva York varios amigos, Angel, Casalduero, Gª Lorca, etc. Hemos postergado esa reunión para el sábado 22, pensando en que puedes honrarla con tu presencia.

Ya hablaremos de todo eso, y de muchas más cosas.

Hasta pronto

Un abrazo de

Ayala.-

La Suburban Station está en el centro mismo de Philadelphia. Todo el mundo la conoce. No tendrás dificultad.

El telefono del College es LAwrence 5-1000 y mi extensión.- 236


FECHA
15/09/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y correcciones a mano, seguida de nota manuscrita]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (15/09/1962)

15 de septiembre de 1962

Querido Ricardo; Aunque esta mañana recibirías de la mano cariñosa de Agnes Moncy un mensaje mio, al recibir ahora tu carta vuelvo a escribirte para completar tu información. Ya te decía que a Manolo fui yo a buscarlo, pues Pane no podía; se encontraron en mi casa, y luego se lo llevó a New Brunswick donde le ha buscado alojamiento en casa de un profesor que habla español.

Yo le escribí a Jorge, por quien acababa de saber de ti, dándole el recado de que debías hacer escala en Nueva York, siquiera por un dia, con lo cual nos hubieramos reunido todos a yantar con el viajero procedente de la Madre Patria. Mi recado llegó tarde, y temo que de todos modos no me hubieras hecho caso. Tanto como me gustaría charlar contigo… En fin, será, a fin de año.

Lo que me dices sobre El fondo del vaso me llena de alegría, y no veo el momento de leer lo que escribas acerca de la novela. Ferrater Mora me ha escrito una carta de entusiasmo delirante, considerándola también como mi mejor cosa, y en igual estado de ánimo veo a Casalduero, que parece apreciarlo mucho. Bueno, me alegro de haber acertado.

Un estudiante de la Univ. de Washington, que estaba haciendo su tesis doctoral sobre mis obras de invención, la ha concluido y me ha enviado en estos dias un ejemplar. La encuentro muy bien hecha, realmente fina en sus análisis, que por lo demás afectan al aspecto literario, de composición e idioma, dejando casi de lado el ‘sentido’. Es un muchacho brillante, que ahora empieza a enseñar en la Univ. de Buffalo. Supongo que cuado publique el libro tendrá que añadir un nuevo capítulo para El fondo del vaso.

Te devuelvo firmada la autorización. Pero, viendo que has elegido “El hechizado”, se me ocurre que quizás no hayan visto la antología de Anderson-Imbert y otro, preparada para Appleton con el título Veinte cuentos españoles del siglo XX, donde precisamente han incluido “El hechizado”, que además figura, traducido al inglés, en Great Spanish Stories de la Modern Library. Si no te importa, o.k.; pero quizás no lo sabías, y al enterarte prefieras sustituir ese cuento por otro, que podría ser uno cualquiera, del volúmen Los usurpadores, o bien “El prodigio”, cuya copia te incluyo, aunque éste, por sí solo, quizás da idea escasa o desconcertante de esa linea mia. En fin, haz como mejor te parezca.

Cuando supe la muerte de Panero, lo lamenté, y pensé sobre todo en el efecto que a tí debía de haberte causado, siendo tan amigos.

¿Cómo no me avisaron de que el maestro del apellido femenino plural estaba en Puerto Rico? Hubiera ido yo, presuroso, a escuchar sus sabias enseñanzas. Respecto de sus perspectivas de ser embajador, no es que le falten cualificaciones (pues podría siempre decir como aquel gobernador de Asturias: “Otros más burros que yo lo han sido”), sino que, a lo mejor, la recomendación de Jaime Benítez no basta para que lo nombren.

Bueno, ya que no fui a mejorar mi standard con el trato del filósofo (cosa que me hubiera dejado quizás algún rato libre para partir contigo), ni tu haz [sic] venido a Nueva York, escríbeme, por lo menos, una carta larga, en la seguridad, siempre renovada por sucesivas experiencias, de que contesto sin demora y con largueza.

Un abrazo muy fuerte de

Ayala.-

[Escrito a mano:] Esta epístola es una porqueria. Perdona su piojoso estilo.


FECHA
12/10/1962
REMITENTE
Max Aub
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Max Aub. ©Max Aub y Herederos de Max Aub

Carta de Max Aub a Francisco Ayala (12/10/1962)

Octubre 12, 1962.

Querido Paco:

Gracias por todo. Llegaremos a Quebec el domingo 21 por la noche. 22, 23, 24, Quebec y Montreal; el 25 en Harvard, en casa de Marichal, tal vez el 26 en casa de los Gilman, el 27 tendré que ir a ver a mi tía, en Boston. Llegaremos el 28 por la tarde o por la noche al Stanhope Hotel, el mismo donde estuvimos la última vez y lo escojo tan elegante, a) porque todavía ignoro si Doubleday me va a pagar la estancia, b) porque el lunes tengo que hablar con otro editor muy importante. Luego ya veremos. Me ha escrito Llorens para que hable en Princeton, añade lo tuyo, Bryn Mawr incluido, más Yale, más lo que haga Paco. No quisiera estar en Nueva York más allá del 10, fecha en que se cierra la exposición Campalans, con lo que justifico mi ausencia de la Universidad.

Como no tengo sus direcciones, hazme el favor de avisar a Zulueta, Maurín, Casalduero, Demetrio Delgado de la Torre, Victoria Kent, Miratvilles, de la inauguración de la exposición, el 29 en la Bodley Gallery, 223 East 60th Street, New York, no se qué hora pero supongo que tu la sabrás en el momento que recibas la invitación. Todo esto es mucho trabajo y una gran lata. A menos que te sea más cómodo, o a Nina, llamar por teléfono a Herbert Weinstock –En Doubleday & Co., que es mi traductor y el que organiza la exposición– dándole las direcciones. Ah, y sobre todo la de Gustavo Durán.

Estamos felices de veros.


FECHA
06/02/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José R. Marra-López
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Publicada en: Obras completas II: Autobiografía(s). Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010. Prólogo de: Luis García Montero. Edición de: Carolyn Richmond.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Desconocido

Carta de Francisco Ayala a José R. Marra-López (06/02/1963)

Nueva York, 6 de febrero 1963

Mi querido amigo:

Contesto enseguida a su carta, como me pide, para que pueda tener en cuenta mis observaciones cuando haya de corregir el texto para la nueva edición. Estas observaciones son, como verá enseguida, de menor alcance. Lo que en verdad importa –y me apresuro a felicitarle de la manera más cordial– es el éxito del libro, éxito que usted merece ampliamente por su trabajo, su inteligencia y su valentía, pero que hubiera podido no tenerlo si las circunstancias «objetivas» no fueran tan oportunas. Éstas confieren a la aparición del libro el carácter –y no exagero– de acontecimiento nacional. Lo que me cuenta confirma lo que yo preví apenas pude ver el libro publicado. Nada podrá echarlo para atrás ya. Vendrán quizás las críticas de aquellos a quienes no se puede responder; pero: mejor, que vengan. A estas alturas reacciones tales sólo pueden reforzar el éxito del libro. Otras críticas serán, sin duda, las reticentes inspiradas por la mala conciencia de quienes, habiendo podido hablar, estuvieron callados durante tiempo y, tiempo como putas, y ahora se ven puestos en evidencia por el libro de usted, que viene a destaparles la caca. ¿Para qué nombrarlos? Son gente que se ha pasado veintitantos años despotricando contra la censura en la tertulia del café, y que ahora, en su fuero interno, es decir, desde el fondo de su caca, seguirán maldiciéndola por haber mostrado lenidad en esta ocasión.

Aquí, hasta ahora –pues el libro no ha llegado aún a las librerías– la única reacción que conozco es la de Casalduero, a quien presté mi ejemplar, y que coincide en un todo con mis apreciaciones. Hay expectativa, sí; no ha faltado quien reciba carta de España hablándole del libro. Estoy seguro de que en América se venderá muy bien.

Paso ahora a formularle mis observaciones. La primera y más importante sería que usted exagera el parti pris contra la literatura «gratuita» de la preguerra, con una actitud beligerante que quizá no corresponde ya al momento actual. Ha pasado tiempo suficiente como para que aquella fase se contemple con distancia más bien que con hostilidad. Se trata de un pretérito cerrado, que tuvo sus razones, como las tiene el presente; y cuando éste a su vez sea pretérito y se establezcan las comparaciones entre los resultados concretos, entre las obras, que es lo que cuenta, creo que crecerá la magnitud de ese momento que usted condena. Ahora mismo empieza a revalorizarse críticamente la figura de Jarnés (varios estudiosos se ocupan de su obra), y desde luego la de Gómez de la Serna, que ha muerto en eclipse (et pour cause...), resurgirá como una de las más significativas en la literatura, no española, sino mundial. Calculo que la molestia de Marías y de Torre viene de eso, ¿no? Yo –usted bien lo sabe– coincido con la posición de usted, quizás porque, confluyendo mis dotes personales con las exigencias de la nueva época, he seguido viviendo literariamente y no estoy solidarizado en términos vitales con mi pasado; pero su actitud al respecto me parece excesiva (y compárela con la de E. de Nora, que en el fondo piensa igual, pero que no se cree en el caso de echar a la basura las obras que le parecen mejor logradas dentro de aquella estética).

Otra cosa: usted se muestra demasiado preocupado, y es natural, con las consecuencias literarias del exilio, y descuida el estudiar las obras de los exiliados en lo que no se relaciona directamente con España o con su situación. No sé si esto será objetable; quizá no lo sea: se trata de un punto de vista. Desde el mío, hubiera preferido que usted considerase la circunstancia de ser españoles y exiliados como una, importantísima, pero no la única que cuenta en la intencionalidad de la obra.

Voy a sugerirle que haga varias rectificaciones de hecho, algunas indispensables, pues, por ejemplo, en la nota de la pág. 220 me atribuye libros que no son míos. Esas rectificaciones van en hoja aparte, para mayor comodidad de ambos.

Y –no con carácter de rectificaciones, sino como aclaración mínima– quiero referirme a lo que apunta usted en relación con el lenguaje. Es para mí el punto de máximo interés, pues como escritor creo que la creación literaria radica precisamente en el lenguaje, y que el contenido significativo depende por completo de las palabras. Las que a usted le han extrañado pertenecen todas a diversos niveles de intención, como quiero mostrarle tomando algunos casos, Por ejemplo: entrar a es tan correcto gramaticalmente como entrar en; y a mí me interesaba subrayar el movimiento desde fuera hacia dentro, antes que el término de ese movimiento, para definir el estado de ánimo del sujeto. Son pequeños matices destinados a vivificar o sensibilizar la expresión. En verdad, las expresiones que le han llamado la atención, más que «filtradas», responden a una intención muy consciente de orden selectivo. Otro ejemplo: arruinar el estómago se dice en algunas partes, pero yo no lo empleo, claro está, para dar color local, sino para transmitir, mediante una sutil indicación, el clima moral y la visión íntima que el personaje tiene de su propia vida. Con esto, el verbo se hace significativo, mucho más que lo hubiera sido el usual «estropear». Otro caso más: el verbo «atacar» por atar (primera acepción del diccionario de la Academia) no lo he oído nunca en América, pero sí en España, sobre todo en el campo. El uso de las palabras da muchas sorpresas, y puedo asegurarle que son muy pocas las que en realidad deben valer como sudamericanismos o americanismos. El problema que yo me he planteado en relación con los ambientes idiomáticos es el de producir un lenguaje, no típico, sino que dé la impresión de serlo, sin resultar por ello ininteligible, y creo que lo he conseguido. En la Revista de la Universidad de México escribe un crítico con referencia a El fondo del vaso que yo he elegido «un idioma peculiar con vetas de todos los dialectos nacionales del castellano que se hablan en Hispanoamérica»; y ésa es la impresión que él recibe, pero no hay tal; son las inflexiones, destinadas a caracterizar al personaje que habla o al medio social que se describe. (Así, la palabra «evento» está muy intencionadamente destinada a fijar una nota de cursilería chabacana, etc.) En la única narración donde establezco localización concreta y típica es en «El encuentro», situado en el Buenos Aires del peronismo y con un personaje peronista; y ahí tuve que hacer frente a la cuestión de producir un lenguaje que perteneciera al lugar y a la clase social y al personaje que habla, y que sin embargo pudiera entenderlo el lector de La Habana, de México o de Madrid. Me parece que transmito hasta el acento, y sin embargo no necesita vocabulario alguno. Me sirvió de lección el acierto y desacierto de Valle-Inclán, creando –él sí– un idioma peculiar con vetas de dialectos, y desde luego sorteé esas dificultades, para no hablar de los disparates en que incurriría Cela con su Catira.

Sobre esto, ya es bastante y demasiado. Pero es punto que me interesa excepcionalmente, y por eso me he extendido.

Termino aquí esta carta, ya muy larga, y quedo a la espera de sus noticias. No hay que decir que estaré encantado de serle útil en lo que pueda, con las informaciones a mi alcance.

Cordialmente suyo.


FECHA
17/03/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS, THE STATE UNIVERSITY / INTERDEPARTMENT COMMUNICATION

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (17/03/1963)

17 de marzo de 1963

Querido Ricardo:

Como ya ha pasado tanto tiempo desde que recibí tu carta, supongo que se habrá reabsorbido tu derrame sinovial y puedo hacerte el chiste madrileño de que eso habrá sido por ocuparte tanto de Sinovia y JRJ, sin peligro de que largues una blasfemia capaz de saltar el techo. En fin, estoy seguro de que ya estarás bien, y no escandalizarás a Inesita profiriendo palabras malsonantes. Y en atención a ella me abstengo de hacerte otros chistecitos que me sugieren tus explicaciones acerca del movimiento y extracción del líquido. Enough please!

En estos dias el ilustre Casalduero abandona el claustro de NYU para unirse al menos prestigioso pero muchísimo más lucrativo de Hunter College. Con esta oportunidad, los superstites, Molina, Dacal y el que subscribe, han pensado que sería maravilloso conseguir de la susodicha empresa docente que te ofrezca un puesto dotado con los dólares necesarios para interesarte en aceptarlo, aunque tememos que éstos serán demasiados para que se animen a soltarlos quienes han dejado ir al autor de Forma y sentido. De todos modos, hemos hecho la sugestión, y sea lo que Dios quiera.

Nos veremos en España, y creo que, en efecto, coincidiremos con estos buenos amigos. Manolo espera a su mujer el sábado próximo. La buscaremos en el aeropuerto, y luego cenaremos todos en casa, antes de que partan hacia la notable villa de Nueva Brunswick. De Jorge he tenido varias cartas en estos dias con motivos diversos, no todos gratos; pues a Schajowicz, que está en Europa con sabatical leave le ha dado una hemiplejia… ya puedes figurarte.

El viejo maestro no ha dicho ni mu acerca de mi libro; quizás no haya habido un valiente que se lo haga ver. A lo mejor se calla, a lo mejor me suelta una andanada, cosa que lamentaría por él, pues la verdad es que he procurado ‘operar’ haciéndole el menos daño posible, y entonces dejaría las contemplaciones. Me parece que esos disparates han hecho ya demasiado daño y hay que salirles al paso.

Esta carta, como ves, es larga, aunque no dispongo para mecanografiarla de las manos primorosas que a tí te auxilian. Dile a esas manos que recibí su carta, y por si me demoro en contestarla (cosa que bien podría acontecer, dado el siniestro concierto de trabajo y gripes que me aflige, y la perspectiva de quehaceres académicos y extratales en perspectiva próxima), que, en efecto, lo mejor será publicar su trabajo en La Torre, donde entre otras ventajas pagan unos chavos; y que si le sobra una copia y me la quiere mandar para mí, se lo agradeceré mucho. Item más, dile que me parece muy bien su intéres en conocer a Cernuda, pero que no vaya con él sin chaperón, for yes the flies, como decía el otro.

Recuerdos de Nina y un gran abrazo de

Ayala.-