Las cartas de Francisco Ayala sobre

Julián Marías

Julián Marías. Valladolid, 1914-Madrid, 2005.

El filósofo y ensayista Julián Marías se formó en el círculo intelectual de Ortega y Gasset. Durante los primeros años de la posguerra no pudo ejercer la docencia universitaria por su pasado republicano. Tras la vuelta del exilio de Ortega en 1946, colaboró estrechamente con el filósofo en la difusión de su pensamiento. Francisco Ayala invitó a Marías a participar en la revista La Torre.

cartas 11 al 15 de 20
FECHA
06/12/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (06/12/1961)

6 de diciembre de 1961

Querido Ricardo:

Aquí tengo tu carta para contestarla, y lo hago hoy por fin, a pesar del enorme trabajo acumulado por razón de mi ausencia, y a pesar de que los bacilos de la grippe, que han invadido mi organismo desde hace días, me disuaden de toda actividad que no sea la pura contemplación.

El viaje fue bueno. Tuve suerte con el tiempo (weather) particularmente durante los dias finales, que pasé en París a pretexto de dar una conferencia. Tampoco estuvo mal en Alemania, y la reunión o coloquio resultó bastante bien, aunque se echó de menos la presencia de Julián Marías, omisión lamentable y dificil de explicar, siendo los invitantes alemanes, que están en todo. Menos mal que tú has desagraviado al filósofo con la cariñosa alusión que le dedicas en tu artículo de Papeles, trabajo que, aun sin ese rasgo, sería admirable de todos modos, y que he leido con extraordinario placer. Haces ahí muchas puntualizaciones justas, y desde luego estoy de acuerdo con su tesis general.

Lamento que, en el mismo número, te hayas precipitado a leer mi “Baile de Máscaras”, pues está mutiladísimo por la censura; y como Cela me ha prometido hacer las correspondientes separatas con el texto íntegro, que te remitiré oportunamente, podrás percibir entonces cual es el hilo sutilísimo que une esas diversas perlas o pildoras rabelaisianas que, de todos modos, parecen haberte divertido.

Espero que desistas de tu resolución de no ir a Nueva York estas Navidades, y que, de todos modos, si no vienes ahóra, vendrás pronto. No sé cómo te arreglas para que te lluevan las invitaciones a dictar conferencias. Organízate un circuito ad hoc, y ven para acá, pues es muy confortante el verse con los amigos verdaderos, y además, no sería imposible que estuviera en algún sitio u otro Julián Marías, con lo cual tendrías nueva oportunidad de ilustrarte.

Me conforta la noticia de que vas a tener en tus manos las pruebas del número unamunesco de doña Torre, como garantía contra el desatino. Aprovecho para rogarte muy encarecidamente que tan pronto como recibas el paquete, desgloses un artículo debido a la pluma primorosa de Francisco Ayala, y se lo remitas al autor, quien te lo devolverá por el correo siguiente, corregido –y (te lo prometo) no aumentado–, de modo que tú ahorres trabajo, y yo me dé el gustazo de leerme una vez más, que es de los pocos placeres que aún le van quedando a uno en la edad provecta.

Y concluyo (no he recibido aún La Torre con tu reseña, que espero con impaciencia), rogándote que no seas avaro de tus cartas, y que, dándote por felicitado con ésta en razón de las próximas navidades, utilices el [sic] oportunidad de devolverme dicha felicitación para desplegar tus habilidades epistolares prolijamente.

Un fuerte abrazo de

Ayala.-


FECHA
13/12/1961
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (13/12/1961)

13 de diciembre de 1961

Sr. D. Francisco Ayala

54 West Sixteenth Street

New York, N. Y.

Querido Paco:

Como ves no tardo en contestar tu carta última y empiezo felicitándote por partida doble. En primer término para desearte unas pascuas muy plácidas y productivas, en todos los aspectos. En segundo término por tu paso a New York University, del que me enteré ayer por carta de Rodrigo Molina. Puedo asegurarte que me alegro como si de cosa propia se tratara, pues sé que tu deseo era instalarte definitivamente en Nueva York, donde estoy seguro que te ha llevado el reconocimiento general de tus méritos y talentos, etc., etc. Tendrás así más tiempo para trabajar, y por esto no te felicito a ti, sino que me felicito, pues los partos de tu ingenio se multiplicarán y disfrutaré leyendo cuanto vaya saliendo de tu pluma.

No puedo comprender que pudieras pasar un mes en Alemania y París, regodeándote a tus anchas, siendo así que había faltado en el Congreso el aventajado ex­-filósofo don Julián Marías. Quizá no le han invitado, o no ha podido asistir, por la multitud de tareas, unas propias de su sexo y otras impropias, que le esperan en este continente. Espero que durante las navidades le agasajes y mimes para que te de buena nota cuando redacte tus informes de fin de curso.

Espero con impaciencia esa separata de tu cuento en los Papeles. Me interesa sobre todo comparar la versión completa con la publicada en la revista, pues quiero ver si consigo calar un poco en la cretinizante Censura española. Nunca se puede saber lo que van a tachar y lo que no, y tu cuento, aun mutilado, tiene gracia y está preciosamente escrito. Lo que me jeringa contigo es que, sin querer, comparo tu facilidad y tu gracia de pluma con el trabajo que me cuesta sacar adelante esos ensayos y articulejos que por ahí pululan. No sé cómo moños te arreglas para escribir como quien se bebe un vaso de buen vino.

Estoy sudando para poner en pie los capítulos de Unamuno dedicados a El otro y Teresa. No te chotees, pero lo que tu dictarías a Brunhilda, tu secretaria igualmente avispada, entre taza y taza de café, me lleva semanas de sudores, malos humores, dolores de cabeza y de otras partes, y por cierto, que, escribiendo de Unamuno, no me entendiste bien lo que te dije respecto a las pruebas de La Torre. Van a mandarme las mías y las del artículo que traduje, pero de tu joya privada nada se ha dicho. Creo prudente que le pongas unas líneas a la hermosa señora Molinary, para que te lo manden y puedas darle tú mismo un vistazo. Ya sabes cómo se la gasta por los pagos boriquas.

Dícenme que doña Fela quiere organizar una corrida de toros, e inmediatamente se me ha venido a las mientes la dificultad que tendrá para seleccionar el ganado, con tanta abundancia y competencia. Ignoro quienes serán los diestros encargados de trastear a los elegidos.

Dame las noticias que tengas sobre este acontecimiento sensacional.

Tampoco yo he recibido el último número de La Torre. No me extraña. Escribí el prologo para modernismo. Ordené todo el libro. Puse la firma de Eugenio junto a la mía, mandé el original a la imprenta y Aguilar, editor honrado, me pagó la mitad del anticipo y, según mis instrucciones, puso a disposición de nuestro amigo el resto del dinero. Pues bien: ni una palabra a mí, ni una palabra a Aguilar. ¿Puedes entender esto?

Recuerdos a Nina y para ti un fuerte abrazo de


FECHA
28/12/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (28/12/1961)

28 de diciembre de 1961

Mi querido Ricardo:

Mucho te agradezco tu felicitación por mi paso a la Universidad de Nueva York que tendrá efecto en el año académico próximo. Es, en verdad, una cosa que me conviene desde todos los puntos de vista, puesto que, viviendo aquí, no tendré que hacer los viajes semanales que, en un futuro más o menos próximo, quizás me hubieran resultado cansados en exceso; de modo que estoy contento.

Espero que para estas fechas ya te haya llegado, completo, el "Baile de máscaras", y hayas podido seguir la secuencia que la censura había roto. También yo recibí tu separata del artículo, cuyo único punto censurable (y claro está que lo hemos comentado los amigos con la natural tristeza) es el ataque que diriges (sic) en él contra el arte pictórico de inocentes criaturitas cuyo único pecado es el original de llamarse pluralmente Marías.

Me halaga, pero también me indigna, que me supongas dotado de facilidad literaria. Paciencia es lo que tengo, pero también me cuestan sudores los partos del ingenio, y sin duda no menos que a tí. Verbigratia: acabo de poner el punto final a un nuevo cuento, “El as de bastos”, más impublicable que los anteriores: consta de seis hojas, y me ha costado no menos de 15 dias de trabajo. ¿Facilidad? Sí, sí.

Siguiendo tu sabio consejo escribí a Puerto Rico (pero no a Mrs. Molinary, que ya ni contesta, sino a Jorge) para que me envien las pruebas. Me dice que Geño, tan geñal siempre, se niega (y esto va también a cuenta tuya), aunque Enjuto no desespera de arrancárselas a último momento y, en otro caso, promete corregir tu trabajo y el mio él mismo, por aquello de que del mal el menos.

Lo de las corridas de toros que doña Fela planea es primera noticia para mí. Según parece, no ha cundido tanto la alarma entre las presuntas víctimas. Pero yo creo que tampoco hay motivo para ella, pues los animales que allí se crían son mansos, y están, o se creen, exentos, como no sea para las charlotadas. En cuanto a los propósitos de dicha doña (cuyas actividades anuncia impúdicamente en dicho apelativo), no entiendo que se encaminen a conseguir indirectamente el estado de viuda; siempre sería uxoricidio; y si se echan al corral, tentativa.

El número de La Torre no me lo mandan, ni me lo mandarán. Lo he reclamado. He escrito al filósofo Carpio, que no me contesta; y esto tampoco me extraña mucho pues, según me informa Enjuto, el número unamuniano se encuentra detenido a la espera de que el mencionado filósofo acabe de escribir un artículo destinado a completar y cerrar con broche de oro tan precioso conjunto. Así es que será para el cincuentenario de la muerte de don Miguel. Lo cual, nada importa, pues todos escribimos para la eternidad.

Nilita está por acá, y vino a vernos. Siempre tan simpática.

Felicidades por las fiestas. Y que el año próximo no sea sólo cuestión de un dedo. Abrazos

Ayala.-


FECHA
11/10/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
New York University. Graduate School of Arts and Science
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] NEW YORK UNIVERSITY / WASHINGTON SQUARE COLLEGE OF ARTS AND SCIENCE / WASHINGTON SQUARE, NEW YORK 3, N.Y. / DEPARTMENT OF SPANISH AND PORTUGUESE

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (11/10/1962)

11 de octubre de 1962.

Querido José María:

Te agradecí la carta del dia 3 con las noticias alentadoras sobre la marcha del asunto Aub, cuyo nombre ya de por sí sugiere onomatopéyicamente un laborioso esfuerzo. Abrirá el susodicho la exposición de tu paisano Torres Campaláns el 29 (creo) de los corrientes mes y año. Creo que después de ese evento será la oportunidad de hacerle conocer las florestas de Bryn Mawr. Vosotros direis.

Espero recibir muy pronto “El ser” y deseo que “la muerte” se demore todo lo posible: aunque si son inseparables, pues con el nacer morimos, bienvenidos sean en amor y compaña.

Mucho lamenté que no nos hallases en casa con ocasión de tu precipitado y según me dices infructuoso viaje a esta metropolís. Para que se compense el desencuentro, quedas emplazado a comparecer de nuevo el domingo dia 21; tendrás el placer, no sólo de vernos a nosotros, sino de encontrarte con Dionisio Ridruejo, que anhela estrechar tu mano y absorber las máximas de sabiduría que tus labios profieran, y a quien he prometido en consecuencia conminarte a venir ese dia, en cuya fecha él estará de regreso desde Washington a donde lo llevan graves asuntos, en compañía del ruso blanco Gorkin, y honrará mi humilde hogar con su presencia. Item más, cree saber Ridruejo que el profesor Marichal va a desplazarse también hacia acá para administrarle sus prudentes y agudos consejos. Si tú, que tan asiduamente cultivas la amistad de este inspirador político de Kennedy, sabes algo acerca de tan abnegado propósito, hazme el favor de decirle que en el dia 21 de octubre de 1962 comparecerá, Dios mediante, en mi domicilio a eso de las 2.30 de la tarde, el mentado Ridruejo, y que yo me sentiré muy honrado si el humilde hogar de este servidor sirve de escenario a la histórica entrevista, donde, como en la de Guayaquil, quedarán sellados los destinos de la patria para una nueva era de libertad.

Otro favor: te incluyo una carta para el comptroller; pero no se la envio directamente al destinatario, no sólo para ahorrarme la no desdeñable suma de 4 (cuatro) centavos de dólar, sino para tener la certidumbre de que, con la celeridad del rayo, cumple lo que en ella le pido. ¿Querrías ocuparte de ello? Gracias anticipadas.

Dile a Dorothy que pienso enviarle un ejemplar de mi libro; pero ¿cuándo? Esto nadie lo sabe, pues entre otras maravillas, el correo argentino ha estado en huelga, y es imprevisible la fecha en que me llegue, si es que llega, un paquete de ejemplares que (a cuenta mía, naturalmente) pedí a la editorial. Baste decir que aun no ha llegado un envio que a mí mismo me hice estando allí en julio pasado... Supongo que, acumuladas las cosas, habrán decidido los funcionarios quemarlas, botarlas, dárselas a sus propios hijos, o emplear cualquier otro medio de destrucción.

Hasta pronto. Abrazos

Ayala.-

Creo que pronto podré darte noticias frescas y directas de Julián Marías, cuya venida parece inminente, y cuya popularidad sube de dia en dia, como la leche.


FECHA
06/02/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José R. Marra-López
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Publicada en: Obras completas II: Autobiografía(s). Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010. Prólogo de: Luis García Montero. Edición de: Carolyn Richmond.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Desconocido

Carta de Francisco Ayala a José R. Marra-López (06/02/1963)

Nueva York, 6 de febrero 1963

Mi querido amigo:

Contesto enseguida a su carta, como me pide, para que pueda tener en cuenta mis observaciones cuando haya de corregir el texto para la nueva edición. Estas observaciones son, como verá enseguida, de menor alcance. Lo que en verdad importa –y me apresuro a felicitarle de la manera más cordial– es el éxito del libro, éxito que usted merece ampliamente por su trabajo, su inteligencia y su valentía, pero que hubiera podido no tenerlo si las circunstancias «objetivas» no fueran tan oportunas. Éstas confieren a la aparición del libro el carácter –y no exagero– de acontecimiento nacional. Lo que me cuenta confirma lo que yo preví apenas pude ver el libro publicado. Nada podrá echarlo para atrás ya. Vendrán quizás las críticas de aquellos a quienes no se puede responder; pero: mejor, que vengan. A estas alturas reacciones tales sólo pueden reforzar el éxito del libro. Otras críticas serán, sin duda, las reticentes inspiradas por la mala conciencia de quienes, habiendo podido hablar, estuvieron callados durante tiempo y, tiempo como putas, y ahora se ven puestos en evidencia por el libro de usted, que viene a destaparles la caca. ¿Para qué nombrarlos? Son gente que se ha pasado veintitantos años despotricando contra la censura en la tertulia del café, y que ahora, en su fuero interno, es decir, desde el fondo de su caca, seguirán maldiciéndola por haber mostrado lenidad en esta ocasión.

Aquí, hasta ahora –pues el libro no ha llegado aún a las librerías– la única reacción que conozco es la de Casalduero, a quien presté mi ejemplar, y que coincide en un todo con mis apreciaciones. Hay expectativa, sí; no ha faltado quien reciba carta de España hablándole del libro. Estoy seguro de que en América se venderá muy bien.

Paso ahora a formularle mis observaciones. La primera y más importante sería que usted exagera el parti pris contra la literatura «gratuita» de la preguerra, con una actitud beligerante que quizá no corresponde ya al momento actual. Ha pasado tiempo suficiente como para que aquella fase se contemple con distancia más bien que con hostilidad. Se trata de un pretérito cerrado, que tuvo sus razones, como las tiene el presente; y cuando éste a su vez sea pretérito y se establezcan las comparaciones entre los resultados concretos, entre las obras, que es lo que cuenta, creo que crecerá la magnitud de ese momento que usted condena. Ahora mismo empieza a revalorizarse críticamente la figura de Jarnés (varios estudiosos se ocupan de su obra), y desde luego la de Gómez de la Serna, que ha muerto en eclipse (et pour cause...), resurgirá como una de las más significativas en la literatura, no española, sino mundial. Calculo que la molestia de Marías y de Torre viene de eso, ¿no? Yo –usted bien lo sabe– coincido con la posición de usted, quizás porque, confluyendo mis dotes personales con las exigencias de la nueva época, he seguido viviendo literariamente y no estoy solidarizado en términos vitales con mi pasado; pero su actitud al respecto me parece excesiva (y compárela con la de E. de Nora, que en el fondo piensa igual, pero que no se cree en el caso de echar a la basura las obras que le parecen mejor logradas dentro de aquella estética).

Otra cosa: usted se muestra demasiado preocupado, y es natural, con las consecuencias literarias del exilio, y descuida el estudiar las obras de los exiliados en lo que no se relaciona directamente con España o con su situación. No sé si esto será objetable; quizá no lo sea: se trata de un punto de vista. Desde el mío, hubiera preferido que usted considerase la circunstancia de ser españoles y exiliados como una, importantísima, pero no la única que cuenta en la intencionalidad de la obra.

Voy a sugerirle que haga varias rectificaciones de hecho, algunas indispensables, pues, por ejemplo, en la nota de la pág. 220 me atribuye libros que no son míos. Esas rectificaciones van en hoja aparte, para mayor comodidad de ambos.

Y –no con carácter de rectificaciones, sino como aclaración mínima– quiero referirme a lo que apunta usted en relación con el lenguaje. Es para mí el punto de máximo interés, pues como escritor creo que la creación literaria radica precisamente en el lenguaje, y que el contenido significativo depende por completo de las palabras. Las que a usted le han extrañado pertenecen todas a diversos niveles de intención, como quiero mostrarle tomando algunos casos, Por ejemplo: entrar a es tan correcto gramaticalmente como entrar en; y a mí me interesaba subrayar el movimiento desde fuera hacia dentro, antes que el término de ese movimiento, para definir el estado de ánimo del sujeto. Son pequeños matices destinados a vivificar o sensibilizar la expresión. En verdad, las expresiones que le han llamado la atención, más que «filtradas», responden a una intención muy consciente de orden selectivo. Otro ejemplo: arruinar el estómago se dice en algunas partes, pero yo no lo empleo, claro está, para dar color local, sino para transmitir, mediante una sutil indicación, el clima moral y la visión íntima que el personaje tiene de su propia vida. Con esto, el verbo se hace significativo, mucho más que lo hubiera sido el usual «estropear». Otro caso más: el verbo «atacar» por atar (primera acepción del diccionario de la Academia) no lo he oído nunca en América, pero sí en España, sobre todo en el campo. El uso de las palabras da muchas sorpresas, y puedo asegurarle que son muy pocas las que en realidad deben valer como sudamericanismos o americanismos. El problema que yo me he planteado en relación con los ambientes idiomáticos es el de producir un lenguaje, no típico, sino que dé la impresión de serlo, sin resultar por ello ininteligible, y creo que lo he conseguido. En la Revista de la Universidad de México escribe un crítico con referencia a El fondo del vaso que yo he elegido «un idioma peculiar con vetas de todos los dialectos nacionales del castellano que se hablan en Hispanoamérica»; y ésa es la impresión que él recibe, pero no hay tal; son las inflexiones, destinadas a caracterizar al personaje que habla o al medio social que se describe. (Así, la palabra «evento» está muy intencionadamente destinada a fijar una nota de cursilería chabacana, etc.) En la única narración donde establezco localización concreta y típica es en «El encuentro», situado en el Buenos Aires del peronismo y con un personaje peronista; y ahí tuve que hacer frente a la cuestión de producir un lenguaje que perteneciera al lugar y a la clase social y al personaje que habla, y que sin embargo pudiera entenderlo el lector de La Habana, de México o de Madrid. Me parece que transmito hasta el acento, y sin embargo no necesita vocabulario alguno. Me sirvió de lección el acierto y desacierto de Valle-Inclán, creando –él sí– un idioma peculiar con vetas de dialectos, y desde luego sorteé esas dificultades, para no hablar de los disparates en que incurriría Cela con su Catira.

Sobre esto, ya es bastante y demasiado. Pero es punto que me interesa excepcionalmente, y por eso me he extendido.

Termino aquí esta carta, ya muy larga, y quedo a la espera de sus noticias. No hay que decir que estaré encantado de serle útil en lo que pueda, con las informaciones a mi alcance.

Cordialmente suyo.