Las cartas de Francisco Ayala sobre

Guillermo de Torre

Guillermo de Torre. Madrid, 1900-Buenos Aires, 1971. 

Fue uno de los miembros más destacados de los movimientos de vanguardia en España. Fundó en 1927, junto con Ernesto Giménez Caballero, La Gaceta Literaria. Durante la Guerra Civil marchó a vivir a Buenos Aires, con su mujer, Norah Borges, donde fue uno de los principales colaboradores de la editorial Losada y dirigió en su primera época la colección El Puente (1963-1968).

cartas 6 al 10 de 12
FECHA
23/11/1958
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José Luis Cano
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS, THE STATE UNIVERSITY / DEPARTMENT OF ROMANCE LANGUAGES / NEW BRUNSWICK, NEW JERSEY

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27

Carta de Francisco Ayala a José Luis Cano (23/11/1958)

23 de noviembre 1958

Mi querido José Luis Cano:

Mil gracias por su carta, que acabo de recibir, y por el artículo que en ella incluye acerca de mi libro. No hay que decir cuánto me alegro de que le haya gustado, y de que haya tenido la generosidad de decirlo. También me ha satisfecho el saber que a Vicente Aleixandre le ha parecido bien. En realidad, esa novela está teniendo desde el primer momento una resonancia grande, sobre todo, como es natural, en América, donde se han publicado ya, y van a publicarse, distintos trabajos sobre ella. Uno de esos trabajos, escrito por Hugo Rodriguez Alcalá, se lo ha enviado Gullón a Canito proponiéndole que lo publiquen ustedes en un suplemento de Insula, con la idea de se produzcan efectos de carambola (la misma idea adivino en la exhortación final de su artículo), –pues evidentemente el trópico empieza en Tierra de Fuego y pasa por donde pretendía nuestro amigo Guillermo de Torre en ocasión memorable que pasaba el meridiano intelectual de Hispanoamérica. En fin, y resumiendo: lo que quisiera pedirle a ustedes en relación con el trabajo de Rodriguez Alcalá es que decidan pronto si han de publicarlo, para, en caso negativo, dejar al autor que le dé el destino en que primeramente pensó. Caso de que lo hayan de publicar, deberá llevar al pie una nota advirtiendo quien es su autor y que se trata de un estudio presentado como ponencia al Congreso de Instituto Iberoamericano de Literatura que se celebrará en Nueva York dentro de unos meses.

La prohibición del libro de Otero, sea cual fuere su contenido, es cosa que produce estupefacción, dada la corta difusión que en cualquier caso alcanza la poesía, y que lógicamente permitiría una coartada de liberalidad, no ya liberalismo, a quienes de otro modo dejan ver tan a las claras su oquedad mental. Qué mundo inmundo!

Respecto de mi viaje, depende, entre otras cosas, de que cuaje un proyecto que tengo entre manos, todavía demasiado verde para que valga la pena de anticiparle nada. Pero si cuaja, será probablemente para el verano próximo.

Le repito las gracias más efusivas por sus palabras, mecanografiadas e impresas, y le envio un cordial abrazo. Suyo

Francisco Ayala.-

Tome nota de mi nueva dirección:

54 W., 16th Street, Apt. 4F.

NEW YORK 11, N.Y., USA


FECHA
23/04/1959
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Rutgers University
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS, THE STATE UNIVERSITY / COLLEGE OF ARTS AND SCIENCES / NEW BRUNSWICK, NEW JERSEY

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (23/04/1959)

23 de abril 1959

Querido Pepe:

Mi consorte opina que cualquier otra ventaja no compensa a la de tener la cocina separada del resto; por ende, preferiría el cuarto nº 21, si hubiera posibilidad de elegir.

A. del Rio me llamó para decirme que la Ford F., refractaria de todo punto al proyecto de Guillaume de Tour, quizás, quien sabe, accedería a considerar el nuestro, tal como él se lo explicó. El martes próximo almorzaremos juntos para hablar de todo; y ya le he encargado también que vea si hay algún posible candidato para Instructor. No estaría demás que Mrs. Marshall me diga el sueldo que puede ofrecerse.

Avísame cuando penseis visitar la gran urbe que, por el momento, alberga mi insignificancia, –o dicho en términos de la metafórica actual, the ¼ of inch which matters. (O sea, el comercial en versión existencialista).

Finis coronat opus.

Abrazos

Ayala.-


FECHA
06/02/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José R. Marra-López
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Publicada en: Obras completas II: Autobiografía(s). Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010. Prólogo de: Luis García Montero. Edición de: Carolyn Richmond.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Desconocido

Carta de Francisco Ayala a José R. Marra-López (06/02/1963)

Nueva York, 6 de febrero 1963

Mi querido amigo:

Contesto enseguida a su carta, como me pide, para que pueda tener en cuenta mis observaciones cuando haya de corregir el texto para la nueva edición. Estas observaciones son, como verá enseguida, de menor alcance. Lo que en verdad importa –y me apresuro a felicitarle de la manera más cordial– es el éxito del libro, éxito que usted merece ampliamente por su trabajo, su inteligencia y su valentía, pero que hubiera podido no tenerlo si las circunstancias «objetivas» no fueran tan oportunas. Éstas confieren a la aparición del libro el carácter –y no exagero– de acontecimiento nacional. Lo que me cuenta confirma lo que yo preví apenas pude ver el libro publicado. Nada podrá echarlo para atrás ya. Vendrán quizás las críticas de aquellos a quienes no se puede responder; pero: mejor, que vengan. A estas alturas reacciones tales sólo pueden reforzar el éxito del libro. Otras críticas serán, sin duda, las reticentes inspiradas por la mala conciencia de quienes, habiendo podido hablar, estuvieron callados durante tiempo y, tiempo como putas, y ahora se ven puestos en evidencia por el libro de usted, que viene a destaparles la caca. ¿Para qué nombrarlos? Son gente que se ha pasado veintitantos años despotricando contra la censura en la tertulia del café, y que ahora, en su fuero interno, es decir, desde el fondo de su caca, seguirán maldiciéndola por haber mostrado lenidad en esta ocasión.

Aquí, hasta ahora –pues el libro no ha llegado aún a las librerías– la única reacción que conozco es la de Casalduero, a quien presté mi ejemplar, y que coincide en un todo con mis apreciaciones. Hay expectativa, sí; no ha faltado quien reciba carta de España hablándole del libro. Estoy seguro de que en América se venderá muy bien.

Paso ahora a formularle mis observaciones. La primera y más importante sería que usted exagera el parti pris contra la literatura «gratuita» de la preguerra, con una actitud beligerante que quizá no corresponde ya al momento actual. Ha pasado tiempo suficiente como para que aquella fase se contemple con distancia más bien que con hostilidad. Se trata de un pretérito cerrado, que tuvo sus razones, como las tiene el presente; y cuando éste a su vez sea pretérito y se establezcan las comparaciones entre los resultados concretos, entre las obras, que es lo que cuenta, creo que crecerá la magnitud de ese momento que usted condena. Ahora mismo empieza a revalorizarse críticamente la figura de Jarnés (varios estudiosos se ocupan de su obra), y desde luego la de Gómez de la Serna, que ha muerto en eclipse (et pour cause...), resurgirá como una de las más significativas en la literatura, no española, sino mundial. Calculo que la molestia de Marías y de Torre viene de eso, ¿no? Yo –usted bien lo sabe– coincido con la posición de usted, quizás porque, confluyendo mis dotes personales con las exigencias de la nueva época, he seguido viviendo literariamente y no estoy solidarizado en términos vitales con mi pasado; pero su actitud al respecto me parece excesiva (y compárela con la de E. de Nora, que en el fondo piensa igual, pero que no se cree en el caso de echar a la basura las obras que le parecen mejor logradas dentro de aquella estética).

Otra cosa: usted se muestra demasiado preocupado, y es natural, con las consecuencias literarias del exilio, y descuida el estudiar las obras de los exiliados en lo que no se relaciona directamente con España o con su situación. No sé si esto será objetable; quizá no lo sea: se trata de un punto de vista. Desde el mío, hubiera preferido que usted considerase la circunstancia de ser españoles y exiliados como una, importantísima, pero no la única que cuenta en la intencionalidad de la obra.

Voy a sugerirle que haga varias rectificaciones de hecho, algunas indispensables, pues, por ejemplo, en la nota de la pág. 220 me atribuye libros que no son míos. Esas rectificaciones van en hoja aparte, para mayor comodidad de ambos.

Y –no con carácter de rectificaciones, sino como aclaración mínima– quiero referirme a lo que apunta usted en relación con el lenguaje. Es para mí el punto de máximo interés, pues como escritor creo que la creación literaria radica precisamente en el lenguaje, y que el contenido significativo depende por completo de las palabras. Las que a usted le han extrañado pertenecen todas a diversos niveles de intención, como quiero mostrarle tomando algunos casos, Por ejemplo: entrar a es tan correcto gramaticalmente como entrar en; y a mí me interesaba subrayar el movimiento desde fuera hacia dentro, antes que el término de ese movimiento, para definir el estado de ánimo del sujeto. Son pequeños matices destinados a vivificar o sensibilizar la expresión. En verdad, las expresiones que le han llamado la atención, más que «filtradas», responden a una intención muy consciente de orden selectivo. Otro ejemplo: arruinar el estómago se dice en algunas partes, pero yo no lo empleo, claro está, para dar color local, sino para transmitir, mediante una sutil indicación, el clima moral y la visión íntima que el personaje tiene de su propia vida. Con esto, el verbo se hace significativo, mucho más que lo hubiera sido el usual «estropear». Otro caso más: el verbo «atacar» por atar (primera acepción del diccionario de la Academia) no lo he oído nunca en América, pero sí en España, sobre todo en el campo. El uso de las palabras da muchas sorpresas, y puedo asegurarle que son muy pocas las que en realidad deben valer como sudamericanismos o americanismos. El problema que yo me he planteado en relación con los ambientes idiomáticos es el de producir un lenguaje, no típico, sino que dé la impresión de serlo, sin resultar por ello ininteligible, y creo que lo he conseguido. En la Revista de la Universidad de México escribe un crítico con referencia a El fondo del vaso que yo he elegido «un idioma peculiar con vetas de todos los dialectos nacionales del castellano que se hablan en Hispanoamérica»; y ésa es la impresión que él recibe, pero no hay tal; son las inflexiones, destinadas a caracterizar al personaje que habla o al medio social que se describe. (Así, la palabra «evento» está muy intencionadamente destinada a fijar una nota de cursilería chabacana, etc.) En la única narración donde establezco localización concreta y típica es en «El encuentro», situado en el Buenos Aires del peronismo y con un personaje peronista; y ahí tuve que hacer frente a la cuestión de producir un lenguaje que perteneciera al lugar y a la clase social y al personaje que habla, y que sin embargo pudiera entenderlo el lector de La Habana, de México o de Madrid. Me parece que transmito hasta el acento, y sin embargo no necesita vocabulario alguno. Me sirvió de lección el acierto y desacierto de Valle-Inclán, creando –él sí– un idioma peculiar con vetas de dialectos, y desde luego sorteé esas dificultades, para no hablar de los disparates en que incurriría Cela con su Catira.

Sobre esto, ya es bastante y demasiado. Pero es punto que me interesa excepcionalmente, y por eso me he extendido.

Termino aquí esta carta, ya muy larga, y quedo a la espera de sus noticias. No hay que decir que estaré encantado de serle útil en lo que pueda, con las informaciones a mi alcance.

Cordialmente suyo.


FECHA
02/10/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Victoria Ocampo
DESTINO
Elordondo 1811. San Isidro F.C.G.B.M.
ORIGEN
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Academia Argentina de Letras

Carta de Francisco Ayala a Victoria Ocampo (02/10/1963)

2 de octubre de 1963

Querida Victoria:

La editorial Dutton, según he averiguado, lanzará su libro el dia 26 de este més de octubre.

Mucho me han agradado las impresiones que me transmite de su entrevista con el Presidente nuevo. Mucha gente está esperanzada, quizás por el temor que pasaron. A veces dan mejor resultado para el pais un hombre y una situación grises, sin otras pretensiones que las de una discreción elemental, que los inteligentones y vivachos de la laya del pretérito Frondizi. Veremos.

Ese artículo que le ha parecido bien a usted sobre la extrañísima actitud hispana (y no solo hispana: recuerde Divorzio a l’italiana) frente a la mujer, se publicará en un volumen de la colección El Puente, que hace López Llausás con Guillermo, volumen ya en prensa del que es de suponer le envien un ejemplar estos buenos amigos.

El anuncio de que pronto pasará usted por acá nos ha llenado de júbilo a Nina y a mí. No deje de llamarnos enseguida que llegue; pero que sea enseguida.

Hasta entonces, le envia un abrazo

Ayala.-


FECHA
21/10/1963
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (21/10/1963)

21 de octubre de 1963

Querido Paco:

Te veo perdido en las delicias de los papers estudiantiles en los que tantas cosas se aprenden, especialmente paciencia. Como nunca está de más ejercitarla considero que eres muy afortunado al trabajar en un centro donde no faltan ocasiones de mostrar cuánta se posee.

No sé si te dije en mi anterior que al fin me he decidido a publicar el tantas veces anunciado libro sobre la generación de 1925, incompleto como se halla, pues ni tengo tiempo ni humor para volver a escribirlo. El proyecto primitivo no incluía sino poetas, y por eso el libro iba a llamarse “generación poetica”. Ahora pienso que debo incluir algo sobre prosistas y ese algo será el ensayo que escribí sobre Guillermo de Torre para que sirviera de prólogo al libro que editó Seix y Barral y sendos capitulillos dedicados a Jarnés y a ti.

Me convendría saber algunos datos precisos tuyos, de manera que si me envias un breve curriculum vitae, haría uso discreto de los datos que me facilitaras, no para recargar con ellos el capítulo; sí para decir en él algo exacto de tu vida; por ejemplo: tiempo de tu estancia en la Argentina y Puerto Rico; fechas de tu estancia en Estados Unidos, etc. Y claro es, las de tus andanzas juveniles por Europa. No las de la historia privada, sino las que puedan hacerse saber a un público honesto.

Por aquí no hay novedades dignas de mención, salvo que este año tenemos con nosotros dos argentinos: Arocena y Garasa, con quiénes paso muchos y agradables ratos. Arocena me ha encargado que te de recuerdos, al saber que pensaba escribirte.

He recibido El as de Bastos, y lo saboreo con más gusto del que te imaginas. Nuestra rubia Inés se avalanzó [sic] sobre el tomito, pero se sintió defraudada, pues no entendió ni un peñazo de lo que en el primer cuento pasaba. El explicárselo lo dejo a tu cargo. De todas maneras el cuento es estupendo, uno de los mejores tuyos, tal vez tan bueno como el “de Maupassant”. A la chita callando has escrito una porción de narraciones de primerísimo orden.

La traducción de Muertes de perro como Death as a Way of Life me parece malísima. El título tuyo es expresivo y vigoroso mientras el que estos manus te proponen suena casi científico. Como ellos conocen su negocio, y yo ni ese ni ninguno, a lo mejor resulta que lo que yo creo es un error hace vender el libro y en ese caso todo está bien.

Trabajo menos de lo que quisiera, pues se me van los días en menudencias y en atender puñeterías diversas. Quisiera averiguar cómo te las quitas de encima, si te las quitas, imitando tu sabiduría para disponer de más tiempo libre.

Para Nina muchos recuerdos y recibe un fuerte abrazo de