Las cartas de Francisco Ayala sobre

Ínsula

Ínsula. Revista de Letras y Ciencias Humanas. Madrid, 1946-.

Ínsula fue fundada en el Madrid de la posguerra por Enrique Canito y José Luis Cano. Desde entonces alterna números de miscelánea con monográficos. 


La primera publicación de Ayala en la revista fue su relato “El prodigio” en 1961. En 2006 Ínsula dedicó un número monográfico a Francisco Ayala coordinado por Luis García Montero.

cartas 1 al 5 de 28
FECHA
04/03/1952
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Arnaldo Orfila
DESTINO
Fondo de Cultura Económica
ORIGEN
Universidad de Puerto Rico
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica. Sección Autores, Expediente n.º 22

Carta de Francisco Ayala a Arnaldo Orfila (04/03/1952)

4 de marzo de 1952.

Mi querido Orfila:

Veo por su carta, recibida hoy, que le ha preocupado más de la cuenta mi fastidio por la manera como han llevado ustedes el asunto de Serrano. La cosa no tiene tal importancia, pero yo he creído, sobre todo con vistas al futuro, que vale la pena, y que nuestra amistad autoriza, emplear esa franqueza y decirles a ustedes con toda claridad lo que me parecía, tanto más, por cuanto lo ocurrido –a pesar de su insignificancia, en la que insisto– se debe a que ustedes, como es natural, desconocen las que pudiéramos llamar “circunstancias locales”, en las que concurren un tejido de suspicacias y demás factores imponderables derivados de la estrechez del ambiente. No se trata, por lo tanto, de que mi participación en Insula deba ser “secreta” –ni podría serlo, entre otros motivos, por hallarse constituida oficialmente como corporación–; sino de que, por mi carácter de profesor, es conveniente y, más aún, necesario que las operaciones comerciales de esa sociedad se mantengan rigurosamente separadas de las que haga la universidad. Esto sí creía yo haberlo dejado aclarado con insistencia en nuestras conversaciones, cuando veo que en la carta de Calvo no se lo tiene en cuenta. Y… eso ha sido todo. Quizás yo le he atribuido importancia excesiva a la cosa, o a ustedes, a la distancia, puede parecer una cuestión puntillosa de mi parte lo que no es sino una norma de cautela que me impone mi conocimiento de este ambiente, donde ya el mero hecho de ofrecer los libros a su justo precio levantará una polvareda de hostilidades por cuenta de intereses heridos.

Recibí, por supuesto, y le agradezco, el envio correspondiente a la Facultad de Humanidades; ahora le ruego a usted que recabe el cheque correspondiente a la Facultad de Economía, que tampoco me pagó a su tiempo, y tenga la bondad de remitírmelo. Usted sabrá a quién hay que movilizar; quizás a Sánchez Sarto.

Mi hija está contentísima con la carta de su señora; la ha leido varias veces; y la cabecita, iluminada por esa información que ahora tiene, le produce encanto, pues muchas veces la encuentro contemplándola. Yo le digo que debe armarle una montura para hacerse con ella un prendedor. Cuando volvamos a México será la oportunidad, creo.

Dígale, por favor, a Calvo que don Jesús me ha escrito aceptando publicar los poemas del joven Fernández Méndez.

He recibido hoy una carta de Juan Goyanarte donde me dice que se ha asociado con Victoria Ocampo para llevar Sur con menos gastos, y que está ocupándose de aquello en forma tal que ya ha conseguido nivelarlos con los ingresos; tienen una tirada de 3.000 ejemplares y van a intensificar las ediciones. En la revista misma, introducen variaciones de contenido. Me he alegrado mucho de todo esto, pues había que temer, si no, que un dia u otro se hartara Victoria de gastar dinero y cerrara el boliche. Este Goyanarte es entusiasta y práctico, así es que tal vez consiga salvar eso, que es de las pocas cosas incontaminadas que quedan en el pais.

Y, a propósito, ¿ha visto usted el número de Collier's dedicado a nuestra primera dama? No se les queda nada en el tintero, y la información es, sin duda, de primera agua.

Transmita mis saludos a todos los amigos, y usted reciba un cordial abrazo de este viejo compañero de alegrías y zozobras

Francisco Ayala.-


FECHA
23/11/1958
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José Luis Cano
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS, THE STATE UNIVERSITY / DEPARTMENT OF ROMANCE LANGUAGES / NEW BRUNSWICK, NEW JERSEY

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27

Carta de Francisco Ayala a José Luis Cano (23/11/1958)

23 de noviembre 1958

Mi querido José Luis Cano:

Mil gracias por su carta, que acabo de recibir, y por el artículo que en ella incluye acerca de mi libro. No hay que decir cuánto me alegro de que le haya gustado, y de que haya tenido la generosidad de decirlo. También me ha satisfecho el saber que a Vicente Aleixandre le ha parecido bien. En realidad, esa novela está teniendo desde el primer momento una resonancia grande, sobre todo, como es natural, en América, donde se han publicado ya, y van a publicarse, distintos trabajos sobre ella. Uno de esos trabajos, escrito por Hugo Rodriguez Alcalá, se lo ha enviado Gullón a Canito proponiéndole que lo publiquen ustedes en un suplemento de Insula, con la idea de se produzcan efectos de carambola (la misma idea adivino en la exhortación final de su artículo), –pues evidentemente el trópico empieza en Tierra de Fuego y pasa por donde pretendía nuestro amigo Guillermo de Torre en ocasión memorable que pasaba el meridiano intelectual de Hispanoamérica. En fin, y resumiendo: lo que quisiera pedirle a ustedes en relación con el trabajo de Rodriguez Alcalá es que decidan pronto si han de publicarlo, para, en caso negativo, dejar al autor que le dé el destino en que primeramente pensó. Caso de que lo hayan de publicar, deberá llevar al pie una nota advirtiendo quien es su autor y que se trata de un estudio presentado como ponencia al Congreso de Instituto Iberoamericano de Literatura que se celebrará en Nueva York dentro de unos meses.

La prohibición del libro de Otero, sea cual fuere su contenido, es cosa que produce estupefacción, dada la corta difusión que en cualquier caso alcanza la poesía, y que lógicamente permitiría una coartada de liberalidad, no ya liberalismo, a quienes de otro modo dejan ver tan a las claras su oquedad mental. Qué mundo inmundo!

Respecto de mi viaje, depende, entre otras cosas, de que cuaje un proyecto que tengo entre manos, todavía demasiado verde para que valga la pena de anticiparle nada. Pero si cuaja, será probablemente para el verano próximo.

Le repito las gracias más efusivas por sus palabras, mecanografiadas e impresas, y le envio un cordial abrazo. Suyo

Francisco Ayala.-

Tome nota de mi nueva dirección:

54 W., 16th Street, Apt. 4F.

NEW YORK 11, N.Y., USA


FECHA
22/01/1959
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ignacio Iglesias
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS UNIVERSITY / The State University of New Jersey / INTERDEPARTMENT COMMUNICATION

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Colección Ignacio Iglesias Suárez. Archivo y Biblioteca de la Fundación Pablo Iglesias (Alcalá de Henares, Madrid)

Carta de Francisco Ayala a Ignacio Iglesias (22/01/1959)

22 de enero de 1959.

Mi querido Iglesias:

Mil gracias por la atención que ha prestado a mi novela Muertes de perro. La reseña suya, que acabo de leer, es una de las más lúcidas entre los muchos artículos que ya han salido comentando ese libro. Me parece, sobre todo, un gran acierto el que usted, a diferencia de otros críticos que escinden mis escritos en dos sectores incomunicados, el literario y el –digámoslo así– científico, apunte a la unidad esencial de mi producción. En efecto, la novela presenta desde el lado de la humanidad concreta los mismos problemas que en términos generales y abstractos he tratado en otros libros. Y esto es lo que, en general, pasan por alto los críticos, quienes, o bien se atienen al aspecto político, haciendo hincapié en la sátira contra la dictadura (J. L. Cano, en Insula, termina exhortando a la lectura, sin duda para el efecto de carambola), o bien consideran los aspectos literarios, técnicos, estilísticos, etc. Lo que hay debajo de las dictaduras (y que usted lo alude, al mostrar que una sucede a otra sobre el mismo ambiente), eso suele pasarse por alto. Y creo que no a causa de escasa atención, sino más bien por una especie de embarazo que a todos nos paraliza cuando se trata de reconocer el mal en que nosotros mismos estamos envueltos. Fundamentalmente, la novela es una diatriba, en todos los tonos, pero particularmente en el del sarcasmo, contra el nacionalismo; y si uno es enemigo de las dictaduras, pero comparte los sentimientos nacionalistas donde éstas arraigan, se sentirá tentado a aplaudir la sátira contra el dictador, y a omitir la sátira contra la situación básica que lo produce.

Pero el libro se está leyendo, y se está comentando, aunque casi siempre de soslayo, y yo creo que no será un libro inutil, ni un libro más. He presenciado, en la Argentina, algunas de las reacciones que ha producido, otras me han llegado en forma de carta, y tengo la impresión de que quienes han captado su fondo todavía no se atreven a publicar los efectos del impacto recibido. Usted, querido Iglesias, no conoce Hispanoamérica, y no puede imaginarse la sensibilidad que existe entre la mejor juventud para este tipo de planteamientos. Ahora mismo, frente a lo que está pasando en Cuba, mi novela “vive”. Yo creo que, con todos sus amargores, es saludable medicina; precisamente, por tratarse de una novela, y no de un libro directamente combativo.

Hace unos pocos días me envió Hugo Rodriguez Alcalá copia de un excelente artículo que, según me dice, les ha remitido a ustedes por indicación de Ferrater Mora. El que sea un escritor americano (R. Alcalá es paraguayo) quien hace esos comentarios, y no un español, les añade significación y valor. Y los objetivos últimos de mi novela coinciden tan a fondo con los propósitos del Congreso, que ese artículo encajará, creo, admirablemente en las páginas de Cuadernos. Según me dice el autor, va a leerlo como ponencia en el próximo congreso de [sic] Instituto de Literatura Iberoamericana, aquí en Nueva York.

Dígale a Gorkin que no se olvide de dar señales de vida. Yo creo que a final de mayo voy a ir a Europa, y permanecer varios meses, hasta fines de setiembre, en relación con un trabajo que he de hacer para la universidad de Princeton; pero todavía no es seguro. Así es que probablemente nos veremos para entonces. Entre tanto, no deje de ponerme unas líneas, que yo soy buen corresponsal y contesto a las cartas.

Otra vez muchas gracias por su nota, y un gran abrazo de su amigo y compañero

Francisco Ayala.-

Francisco Ayala

Importante: haga tomar nota de mi actual dirección; a saber

54 W., 16th Street, Apt. 4F

NEW YORK 11, N. Y.


FECHA
14/10/1959
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Guillermo de Torre
DESTINO
Buenos Aires
ORIGEN
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con correcciones a mano, firma autógrafa y membrete:] FRANCISCO AYALA / 54 WEST 16TH STREET / APT. 4F / NEW YORK 11 N. Y.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca Nacional de España. Mss/22819/6

Carta de Francisco Ayala a Guillermo de Torre (14/10/1959)

14 de octubre de 1959

Querido Guillermo:

Contesto a tu carta, no con la calma y consiguiente amplitud que fuera mi deseo, pues estoy en plena tarea docente, pero si con bastante prontitud, según la fecha te indica.

Del proyecto de revista, las cosas están detenidas, y no por culpa mia. La diligencia del amigo Marichal es bastante parecida a la actividad de la ardilla: mucho movimiento para nada. En cuanto a otros, los paraliza el temor, las dificultades políticas, la rutina administrativa, y tantos factores como cooperan siempre a producir resultados nulos. En suma: yo sigo aferrado al proyecto y tratando de impulsarlo; pero ¿para qué contarte gestiones que no dan resultado, puertas que uno golpea en vano? Cuando haya algo de positivo, te escribiré enseguida. Por supuesto, hubiera podido yo sacar ya una revista en condiciones más o menos precarias; pero la experiencia enseña, dígase lo que se quiera.

Me alegro de saber que coincidiremos en Taurus; pero mejor fuera en Libra, y aún en Scorpio (digo, Cancer; pero, no); porque los amigos ésos se las traen. Ésta es la fecha en que todavía no se han dignado enviarme un miserable ejemplar de muestra, para que lo vea, por no hablar de contrato, dinero, etc., pues uno ya no pide gollerías.

Leí con mucho interés tu contestación a las sandeces de Goytisolo en Insula; a pesar de tu dureza, todavía fuiste generoso con él. Pero hacía falta poner las cosas en su punto. Esos males indirectos del régimen (ignorancia, "locas pretensiones", falta de cacumen, picardía también, que la hay en ello), son los más penosos. ¡Cómo está el cotarro, amigo! Yo terciaría, y no me faltan ganas de tirar una piedra al charco; pero precisamente por estar publicando ahora novelas no quiero que se me diga abogado en causa propia. Pero ya verás como esta última novela mia, Muertes de perro, que tanto y tanto se ha comentado en toda América, apenas si recibe algún comentario en España, donde han autorizado la venta y se está vendiendo ya. Por cierto que The Macmillan Co. de Nueva York me la ha contratado para publicarse en inglés, y espero que salga, si no en la primavera, en el otoño próximo a más tardar.

Dale nuestros afectuosos saludos a Norah y a los chicos, y recibe un gran abrazo de tu viejo amigo

Ayala.-


FECHA
08/01/1960
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José Luis Cano
DESTINO
Av. de los Toreros 51. Madrid
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27

Carta de Francisco Ayala a José Luis Cano (08/01/1960)

New York, 8 de enero de 1960

Mi querido Cano:

Mil gracias por su carta de 28 de diciembre pasado, y por la noticia que me da sobre la aparición en el número de febrero de Insula del artículo de la Sra. Maslow. Como usted comprenderá perfectamente, el público que más me interesa alcanzar es el de España; y ya que, por decisión de la imprevisible censura, el libro se está vendiendo ahí, hay que procurar que haga el mayor impacto posible. Que tiene capacidad para hacerlo, me consta por la reacción de muchas almas sensibles, que se sienten insultadas por su crueldad, o crudeza; en verdad, porque pega donde duele, como ciertos certeros puntapies. Es lo único que puede hacer uno –digo, ese uno que es el escritor– si acaso puede hacer algo; y creo que eso es más eficaz que la propaganda, y la política, de que se rien a carcajadas quienes de sus malas artes saben mucho más que uno.

Pienso ir a Madrid en Junio, bien a comienzos, para visitar Andalucía, que es mi tierra natal, pero de la que sólo conozco la ciudad de Granada, antes de que se eche encima el demasiado calor. Entonces, si no hay novedad que lo impida, nos veremos y podremos charlar con la amplitud que deseo.

El proyecto de revista espero que cuaje; pero no tengo prisa, ni voy a precipitar las cosas, que están marchando por sus pasos. A la edad que uno tiene, y después de las pasadas experiencias, no vale la pena de lanzarse a tal empresa si no es en condiciones de que tenga eficacia plena. Y creo que podremos llegar a ello. Esta es una de las tantas cosas sobre que hemos de conversar cuando yo vaya.

Cierto que Ricardo está muy refractario a regresar. Me parece que el año que viene va a irse a Texas, donde tiene una oferta. Pero el hombre está malhumorado, epistolarmente taciturno, de un pesimismo que sólo en términos metafísicos se justificaría, y a mí tampoco me escribe sino cuando ya no tiene más remedio. Desde el verano no lo he visto, pues en estas navidades no se ha dado por acá la vuelta que otros años se consintió. Espero, sí, encontrarlo antes de salir yo para Europa.

Termino, querido Cano, deseándole en el año que comienza las mismas cosas que para mí mismo deseo, y enviándole un gran abrazo.

Su amigo

Francisco Ayala.-