Las cartas de Francisco Ayala sobre

Regreso a España

Primer viaje de regreso a España.

En el verano de 1960, Ayala regresa por primera vez a España desde 1939, de manera discreta, acompañado por su primera esposa y, en parte del recorrido, por Damián Bayón...


Por diferentes testimonios escritos de este amigo, sabemos que los Ayala pasaron por San Sebastián, Valladolid, Segovia, El Escorial, Madrid, y las ciudades andaluzas de Sevilla, Córdoba, Málaga y Granada, a la que Ayala no había vuelto desde que en 1922 se trasladó a Madrid con su familia. Se puede leer un relato minucioso de ese viaje y de su reflejo en la obra de Ayala en la introducción de Salvador Ariztondo a su edición de 49 cartas (1955-1990) entre Francisco Ayala y Damián Bayón.
cartas 16 al 20 de 20
FECHA
19/09/1960
REMITENTE
Jorge Enjuto
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo Jaime Benítez. Universidad de Puerto Rico

Carta de Jorge Enjuto a Francisco Ayala (19/09/1960)

19 de septiembre de 1960

Sr. Francisco Ayala

54 West 16th Street

Apt. 4 F

New York 11, N.Y.

Apreciado don Paco:

Recibí su carta con un poco de retraso y acto seguido le escribo a la Asociación de Empleados para que activen la devolución de sus bien ganados ahorros. Creo que los recibirá usted a fines de este mes o a principios del próximo.

Aparte de la carta cuya copia le envío, llamaré en uno o dos días al Secretario Contador personalmente para recordarle el caso.

Veo que lo pasaron estupendamente en el viaje, que tuvieron el placer de saludar a la dulce Violeta y a nuestro amigo José Arsenio. Aurorita a última hora no pudo hacer el viaje planeado. Como comprenderá me llevé un disgusto morrocotudo.

Bayón estuvo una semana con nosotros de regreso de Argentina. Ayer salió para Nueva York y tenía planes de buscarlos en la primera oportunidad. Don Jaime también se encuentra en Nueva York en estos días y no regresará hasta el 27. Supongo que como de costumbre tratará de comunicarse con ustedes a la primera oportunidad. El título de su nuevo cuento es realmente impresionante y se convertirá en un “best seller” con grandes posibilidades cinematográficas.

Le dejo ahora, puesto que esta carta no quiere ser una contestación a la suya que a su tiempo daré, sino simplemente para hacerle saber el cumplimiento de su encargo.

Reciba tanto usted como Nina un fuerte abrazo de este amigo que de veras les aprecia,

Jorge

ltb

Anexo


Notas

jaime

FECHA
20/09/1960
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Max Aub
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Max Aub

Carta de Francisco Ayala a Max Aub (20/09/1960)

20 de sept. 1960

Querido Max:

He sabido, primero por Salazar Chapela en Londres, y luego aquí por Angel del Rio, acerca de la publicación del libro en que ofreces la versión auténtica de la muerte de Franco, ¿No te quedará un ejemplar para enviarmelo? Ya sabes con cuanto gusto leo siempre todas tus cosas y ya sabes también que aquí no resulta fácil conseguir los libros que uno quisiera.

Te imaginarás cuanto siento que no hayamos coincidido en Europa. Ahora, que yo vengo, tú te dispones a viajar… Me gustaría tanto que charláramos, sobre todo después de mi vuelta a y por la Madre Patria, como decimos los hispanoamericanos. Si pasas por Nueva York, no dejes de avisármelo, pues siendo en un fin de semana yo estoy ahí, y podríamos encontrarnos. En todo caso, no dejes de ponerme unas lineas.

Y recibe con éstas un gran abrazo de

Ayala.-


FECHA
02/10/1960
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (02/10/1960)

N.Y., 2 de octubre de 1960.

Querido Ricardo:

Por el joven González he sabido de tus pasos en la tierra texana, e incluso de tus propósitos de escribirme, que ahora espero se cumplan con la debida amplitud, una vez que, reintegrado a la vida sedentaria, o semi-tal, tengo una dirección fija (o dos), que excluyen todo pretexto para el silencio epistolar. Yo tampoco te había escrito a tí por no saber dónde estabas. Lástima grande que tengamos que reducirnos a las limitaciones de la letra escrita, en lugar de poder expandirnos en la libre conversación que permitiría un intercambio de impresiones, noticias, etc., adecuado al volúmen de experiencia (como en ocasión memorable dijo el sabio amigo Recaséns Siches) realizada y acumulada en estos últimos meses. De España habría tanto que hablar, que más bien renuncio. Me he encontrado las cosas distintas de lo que pensaba, y no desde luego mejores que la imagen que me pintaba de ellas. En lo que hay de mejoría (eliminación de molestias policiacas externas) reside la posibilidad de reparar en el mal profundo, que está en la actitud, diversa en sus manifestaciones, pero concurrente en lo esencial, que tienen las gentes frente al régimen, y frente al mundo en general. Para resumirte mi impresión en una sola palabra: “deprimente”. Y en cuanto a las perspectivas... no hablemos. La República del Congo ofrece un modelo de lo que está preparando Franco para el dia remotísimo en que Dios quiera acordarse de él.

En Madrid me encontré con algunos de los viejos amigos, y con otros nuevos (Laín, Ridruejo, y demás). Vi mucha, mucha gente. Entre ella, a Angel Ferrán, a quien visitamos en su casa acompañados de Bayón; y naturalmente,se habló de tí. Estuve también mucho con Jorge Campos, a quien encontré muy simpático. Taurus me va a publicar ahora un libro de ensayos y estudios literarios (todos los cuales, o casi, conoces tú perfectamente), y Aguilar va a hacer un tomo con todas mis novelas cortas, desde la época de Revista de Occidente hasta hoy. Esos son los dos únicos arreglos editoriales que he hecho allí durante aquellos dias. En Andalucía, de la que solo conocía mi Granada natal, reencontrada después de cuarenta años justos (qué barbaridad), Sevilla me fascinó; y me hubiera encantado el paisaje de la llamada costa del sol si hubiera podido levantar la vista de los cráteres que adornan la carretera, como por lo demás todas las de ese desdichado pais. Para qué voy a contarte la clase de emociones que me aguardaban en las piedras, árboles y aguas de Granada. Esto, que es el pasado, y convencerme de que España entera es también un pasado irrevocable, es lo que he sacado, como principal cosecha, de mi viaje. Estoy muy contento de haberlo hecho. Cuánto me gustaría que pudiéramos charlar de todo!

El resto del viaje, por toda Europa occidental, incluso Inglaterra (buen contraste todo ello –incluso Inglaterra, tan “vieja” en muchos aspectos– con la famosa piel de toro) fue agradable, llovido, cansado...

Y aquí me tienes de nuevo, trabajando de nuevo, tanto en lo profesional como en lo gustoso, es decir, en el cultivo de las letras, que es un entretenimiento inocente y barato.

De Puerto Rico he tenido noticias diversas, y en gran parte tristes. Ya había sabido meses ha la desgracia del pobre Manolín, y puedes creer que me afligió de veras. Ahora me dice Benitez, quien estuvo aquí en la semana pasada, que se ha quedado inhabilitado definitivamente. Y además, que Fernández Méndez se encuentra “mentalmente” enfermo, cosa que también había llegado a mis oidos por otros conductos puertorriqueños. Eso explica retrospectivamente algunas rarezas y anomalias de las que uno había podido darse cuenta atribuyéndolas a meros defectos de carácter. La muerte de Marrero es otra mala noticia; y no sé si es buena, que lo ha sucedido en el puesto la pelirroja Esther Rios. Los incesantes embarazos de Brunhilda, que desde algún punto de vista merecerán plácemes, perjudican tanto a la revista La Torre, de la que es directora y única responsable, como al problema poblacional de la Isla de la Simpatía; que –otra noticia– volverá a contar desde enero, si no hay novedad, con las luces filosóficas del gran Carpio. Bueno, majo, no podrás quejarte de laconismo por parte mia. Corresponde en forma debida, y serás recompensado con dilatadas respuestas.

Entre tanto, recibe un fuerte abrazo de

Ayala.-


FECHA
10/11/1960
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Guillermo de Torre
DESTINO
Buenos Aires
ORIGEN
Bryn Mawr College
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca Nacional de España. Mss/22819/6

Carta de Francisco Ayala a Guillermo de Torre (10/11/1960)

10 de noviembre de 1960

Querido Guillermo:

El joven Miguel Gonzalez, que lo va a traducir, me ha dado a que lea tu ensayo sobre "La poesía española" destinado al Texas Quarterly; y esa lectura, que en este momento concluyo, me mueve a escribirte por fin, según tantas veces antes había pensado hacerlo, sin llevarlo acabo, desde mi regreso de Europa hace un par de meses. Para no pasar a otra cosa antes de haber terminado con tu artículo: me parece tan bueno, tan justo, tan completo, tan preciso y, en el mejor sentido, tan útil, que no quiero dejar de felicitarte por él, y de excitarte a lo que probablemente habrías de hacer de todos modos: publicarlo también en español.

Si he tardado tanto en decidirme a escribirte tras de mi ida a España, no ha sido sin causa, como ahora me doy cuenta. Es demasiado arduo comunicar en el reducido espacio de una carta las impresiones contradictorias que ese regreso ha producido en mí, tanto más, que aún no creo haber logrado digerirlas por completo, y cuanto más pienso en ellas, más desconcertado me siento. El viaje fue grato: las gentes con quienes me ví, y que más o menos son las que tú me sugerías en tu carta, fueron cordiales, simpáticas y abiertas; en varios puntos pude tocar, aparte de esos diálogos con intelectuales, con colegas, la raiz dolorosa del pais; en muchos, su costra increible. Y todo ello me ha dejado tan atónito, tan extrañado (fíjate en esta palabra: extrañado), que no me siento capaz de intentar siquiera una reacción inteligente. En fin, si pudiéramos hablar, trataría de aclararte, al tiempo que me lo aclaraba yo, por qué dejo en suspenso, por ahora al menos, la idea de hacer aquellas revista de la que teníamos hablado. Digo, por el momento; pues tampoco estoy convencido de que no hubiera de servir para nada importante. Es cosa de pensarlo, y de repensarlo; quizás tendría que volver allí de nuevo, cosa que no puede tener efecto de inmediato.

El resto del viaje fue por el continente y las Islas Británicas, que apenas conocía; al final, un poco cansado, y estropeado por el mal tiempo. Pero, en cambio, con el gusto de que nos acompañara nuestra hija, que usó sus vacaciones para recorrer con nosotros unos cuentos [sic] paises, en estudio de la arquitectura barroca.

Ahora, todos estamos de nuevo en la rutina cotidiana. Yo escribo algo; y creo que no tardaré ya mucho en terminar una novela, que en cierto modo continúa, y en cierto modo no, Muertes de perro. Quisiera disponer de más tiempo libre, pues ganas de escribir no me faltan...

Bueno, querido Guillermo, dale a Norah nuestros más afectuosos recuerdos, y recibe tú un gran abrazo de tu viejo amigo

Francisco Ayala.-


FECHA
03/02/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Eduardo Mallea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS · THE STATE UNIVERSITY / COLLEGE OF ARTS AND SCIENCES / NEW BRUNSWICK, NEW JERSEY

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Eduardo Mallea

Carta de Francisco Ayala a Eduardo Mallea (03/02/1961)

3 de febrero de 1961

Mi querido Eduardo:

Esta vez me toca a mí sentirme culpable y pedirte disculpas por no haberte escrito en tan largo tiempo. Es lo cierto que, últimamente, llovieron sobre mí cosas tan diversas, y tan apremiantes algunas de ellas –lo que en modo alguno significa importantes; muchas veces, todo lo contrario– que me han robado la calma indispensable para ponerme a escribir una carta que no sea de las exigidas por requerimientos prácticos inmediatos.

Y al decir esto, me doy cuenta de que la presente, en cierto modo, responde a un motivo de ese tipo, ya que te he hecho enviar directamente desde España un ejemplar de mi nuevo libro de ensayos (en gran parte, publicados en La Nación a lo largo de años), editado por Taurus bajo el título de Experiencia e invención, y como lo recibirás sin dedicatoria, esta carta quiere suplirte las palabras afectuosas que hubiera deseado escribir sobre la ahora impoluta portadilla.

He sabido que salió La vida blanca, así como una edición de La razón humana. He encargado a la biblioteca universitaria que adquiera ambos libros, pero todavía no han llegado; creo que muy pronto me daré el gusto de verlos.

Durante el verano pasado estuvimos en Europa, como creo que sabrás (me parece, aunque no estoy seguro de mi memoria, que les escribimos a ustedes una postal desde París; pero bien pudiera ser que todo quedara en la intención, y esas intenciones perduran más en el ánimo que el propósito cumplido.) Fuimos a España, cuyo estado presente me interesaba comprobar de visu, aparte de confrontaciones con el mundo de mi infancia y juventud, que he cumplido con la intensidad premeditada. Acerca de las impresiones recibidas habría materia para hablar interminablemente, y como una carta no puede serlo, más valdrá no entrar siquiera en el tema. En fin, gasté tiempo y el poco dinero disponible, y aunque no hice nada que se traduzca o pueda traducir en letra impresa, no lo doy por perdido. Entre otras cosas, dejé que se retrasara una nueva novelita que tenía entre manos, continuación en cierto modo, y en cierto modo, no, de Muertes de perro, y ahora, después de salir de otros apremios relacionados con la cuestion de panem lucrando, por fin la he terminado. Lleva el horrible título de La gran vidorra, que corresponde al tipo de horror que me propongo expresar en ella. A la política y miseria de la anterior ha sucedido, dentro del mismo ambiente, la prosperidad y el progreso. El resultado es La gran vidorra. Ya está en poder de López LLausás, y si como deseo la publica pronto, me darás tu opinión, que tanto estimo.

Aparte de eso, he escrito varios cuentos, varios de ellos impublicables, por lo menos en revistas de buena reputación y costumbres honestas. (Y de las otras, me parece que ya no queda ninguna). En fin, con esto te doy cuenta de mis actividades plumísticas, que son las únicas, casi, a que me dedico, aparte del aburrido oficio de enseñar al que continuará no sabiendo; y si quieres saber ahora acerca de los planes para el futuro inmediato, se reducen a seguir enseñando, como lo haré el próximo verano en Columbia University, y quizás dar una escapada a Puerto Rico, o a Méjico, para cambiar de paisaje y de aires. Poca cosa, según puedes comprobar.

Siempre tenemos en la mente la posibilidad de que, algún dia, se animen a darse una vuelta por acá. Nos gustaría tanto su visita…Y creo que es sólo cuestión de decidirse, que me parece, para tí y en tu caso, la más difícil de las cuestiones. Si Elenita tuviera entusiasmo, a lo mejor se animaban.

Nina me encarga de transmitir sus cariñosos saludos. Y yo les envio un gran abrazo, esperando que no tarden demasiado en venir sus noticias. (Desde luego, haz caso omiso del membrete: la dirección personal es 54 W., 16th St., New York 11, N.Y.)

Cordialmente, tu viejo amigo

Francisco Ayala.-