Epistolario de Francisco Ayala

10/11/1960

DESTINATARIO: de Torre, Guillermo REMITENTE: Ayala, Francisco

FECHA
10/11/1960
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Guillermo de Torre
DESTINO
Buenos Aires
ORIGEN
Bryn Mawr College
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca Nacional de España. Mss/22819/6

Carta de Francisco Ayala a Guillermo de Torre (10/11/1960)

10 de noviembre de 1960

Querido Guillermo:

El joven Miguel Gonzalez, que lo va a traducir, me ha dado a que lea tu ensayo sobre "La poesía española" destinado al Texas Quarterly; y esa lectura, que en este momento concluyo, me mueve a escribirte por fin, según tantas veces antes había pensado hacerlo, sin llevarlo acabo, desde mi regreso de Europa hace un par de meses. Para no pasar a otra cosa antes de haber terminado con tu artículo: me parece tan bueno, tan justo, tan completo, tan preciso y, en el mejor sentido, tan útil, que no quiero dejar de felicitarte por él, y de excitarte a lo que probablemente habrías de hacer de todos modos: publicarlo también en español.

Si he tardado tanto en decidirme a escribirte tras de mi ida a España, no ha sido sin causa, como ahora me doy cuenta. Es demasiado arduo comunicar en el reducido espacio de una carta las impresiones contradictorias que ese regreso ha producido en mí, tanto más, que aún no creo haber logrado digerirlas por completo, y cuanto más pienso en ellas, más desconcertado me siento. El viaje fue grato: las gentes con quienes me ví, y que más o menos son las que tú me sugerías en tu carta, fueron cordiales, simpáticas y abiertas; en varios puntos pude tocar, aparte de esos diálogos con intelectuales, con colegas, la raiz dolorosa del pais; en muchos, su costra increible. Y todo ello me ha dejado tan atónito, tan extrañado (fíjate en esta palabra: extrañado), que no me siento capaz de intentar siquiera una reacción inteligente. En fin, si pudiéramos hablar, trataría de aclararte, al tiempo que me lo aclaraba yo, por qué dejo en suspenso, por ahora al menos, la idea de hacer aquellas revista de la que teníamos hablado. Digo, por el momento; pues tampoco estoy convencido de que no hubiera de servir para nada importante. Es cosa de pensarlo, y de repensarlo; quizás tendría que volver allí de nuevo, cosa que no puede tener efecto de inmediato.

El resto del viaje fue por el continente y las Islas Británicas, que apenas conocía; al final, un poco cansado, y estropeado por el mal tiempo. Pero, en cambio, con el gusto de que nos acompañara nuestra hija, que usó sus vacaciones para recorrer con nosotros unos cuentos [sic] paises, en estudio de la arquitectura barroca.

Ahora, todos estamos de nuevo en la rutina cotidiana. Yo escribo algo; y creo que no tardaré ya mucho en terminar una novela, que en cierto modo continúa, y en cierto modo no, Muertes de perro. Quisiera disponer de más tiempo libre, pues ganas de escribir no me faltan...

Bueno, querido Guillermo, dale a Norah nuestros más afectuosos recuerdos, y recibe tú un gran abrazo de tu viejo amigo

Francisco Ayala.-