Carta de Francisco Ayala a Vicente Llorens (12/04/1956)
12 de abril de 1956
Sr. Vicente Lloréns
Dept. of Modern Languages and Literature,
Princeton University,
Princeton, New Jersey.
Querido Vicente:
Recibí tu carta y la leí con gran placer por cuanto demuestra
un temple muy jocundo, resultado –y ahí está el mérito– de haber superado las dificultades
y miserias de la humana existencia hacia un plano de definitiva serenidad
espiritual. Entres esas miserias, no es la menor el haber cumplido el medio
siglo; pero como las otras, y quizás más que las otras, consiente que se le de
la vuelta y hacerse la reflexión de que no le pueden quitar a uno lo bailado, y
de que todo lo que venga de ahí en adelante se le da por añadidura, o como por
acá decimos de ñapa. Con eso, te estoy diciendo lo que sentí en la fecha
crítica. La verdad es que no me impresionó, ni alteró mi visión del mundo,
tanto como la ocasión de hace diez años. Creo que los cuarenta son el verdadero
borde donde se separan las vertientes de la vida; y ahora, aunque no me sometí
a ningún chequeo, creo que me encuentro bastante bien y dispuesto a vivir otro
medio siglo, lo cual tal vez no valga la pena.
Hablando de chequeo, ya yo tuve esa experiencia de las
operaciones de retaguardia cuando ingresé en las Naciones Unidas; pues esa
horrible organización, con el propósito sin duda de vejar a sus funcionarios
desde el primer momento, hace con ellos lo que las viejas de pueblo con sus
gallinas cuando quieren averiguar si van a poner. En el mero instante comprendí
que había dado un mal paso, aunque puedo jurarte que la cosa no me gustó nada.
Sin embargo, gané sobre tí el haber tenido esa experiencia antes de haber
cumplido los 50, lo que permite incluirla, con un poco de buena voluntad, entre
los deslices de la alocada juventud.
Yo creo que iré a Nueva York en los primeros días de junio, y
que asistiré como padre embobado a la graduación de mi hija. En esa oportunidad
nos veremos, espero. De todos modos hemos de mantenernos en contacto.
Recibí una carta hoy de King sobre el artículo de Casalduero.
A él y a Willis voy a indicarlos como testigos de conocimiento en mi expediente
de naturalización, pues se me ha ocurrido pedir la ciudadanía. Con esta
oportunidad, le escribiré en los días próximos.
De lo de Galíndez, qué quieres que te diga. Sólo tengo la
esperanza de que esta vez no le salga la broma gratis al Sr. Trujillo.
El artículo de Castro no lo he visto todavía, pero con lo que
me dices, y conocerlo a él, ya me lo imagino. Qué obsesión de hombre.
El hijo de Ortega me promete un original inédito de su padre
para iniciar el número especial que queremos dedicarle. Espero que a tí se te
ocurra la otra media idea que te falta y escribas el trabajo. Si la bondad
divina te hubiera favorecido con las envidiables dotes de Zulueta, en cambio,
ese artículo no aparecería en una revista tan elegante como La Torre, sino a la sumo en una revista
como La Democracia. (Nueva)
Como no quiero cansarte con esta carta, y ya protesta la
persona a la que se la estoy dictando, pongo punto.
Recibe un cordial abrazo de tu amigo
Francisco Ayala.-
FRANCISCO AYALA
bmr