Las cartas que mencionan el lugar

Nueva York

cartas 51 al 55 de 118
FECHA
31/08/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (31/08/1962)

31 de agosto de 1962.

Querido José María:

Aunque mi maestro y escoliasta tuyo, el del plural apellido, te califique de ecléctico, para mí no hay duda que eres filósofo idealista, y tu última carta lo prueba. Hacer cuestión por un retraso de sólo quince o veinte dias en la que yo te había escrito con la fecha ilustre de 14 juillet, sin tener para nada en cuenta la realidad de universal desorden, huelgas postales, y demás lindezas que amenizan la vida de este planeta, de este continente y, muy en particular, de la noble patria de Sanmartín y Sarmiento, donde –para que te des idea– quise poner un telegrama a Chile y el empleado me recomendó que no tirase la plata, pues el mensaje llegaría –si llegaba– no antes de una semana, revela una invencible propensión a adherirte a los esquemas ideales, según los cuales las cosas son como deben ser, o no son nada. Consuélate con que, al final, quince o veinte dias no son nada en relación con la eternidad, a la que está destinado aún el mínimo de nuestros escritos.

Bueno, hénos aquí, y supongo que héos ahí, felices todos de haber consumido un verano más, y una cantidad siempre excesiva de dólares. La última parte de nuestro viaje fue bastante agradable. El tiempo que pasamos en Brasil, con visitas a San Pablo, Rio de Janeiro, Brasilia, y Ourso [sic] Preto, resultó bastante placentero, y hasta (milagro) trabajé algo, aunque gracias a Dios, no demasiado.

Ahora, entre los muchos papeles que aquí encuentro, veo un telegrama de la Sra. Anderson, Registrer, fecha 11 de junio (dia siguiente al de nuestra partida) pidiéndome el grado del joven Leimseidor. Éste es un majadero del primer semestre, que me dijo que no le diera la nota hasta que él me avisara, al final del segundo semestre, para incorporarla a las de su college. Nunca me dijo nada, así es que si ha tenido perjucio [sic], suya es la culpa. Hoy le escribo a la registradora, y si la ves, explícaselo. La nota es 87.

Supongo que tú, a tu vez, te habrás encontrado ahí un ejemplar, amablemente dedicado por el autor, de El fondo del vaso, cuya publicación tuvo lugar en los dias de mi estada en la Reina del Plata.

Ahora estamos descansando un poco de las vacaciones, que tanto cansan. Durante los próximos quince dias viviremos de incognito en Nueva York, y luego, qué remedio, volveremos a la diaria rutina.

Espero amplias informaciones acerca de las últimas etapas de vuestro veraneo, y prometo escribir otra vez con amplitud y detalle acerca de todas las cosas y muchas más, tan pronto como me favorezcas con tu respuesta.

Saludos y abrazos de

Ayala.-


FECHA
06/09/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Max Aub
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Max Aub

Carta de Francisco Ayala a Max Aub (06/09/1962)

Nueva York, 6 de septiembre 1962.

Querido Max:

Gracias mil por tu carta, que nos ha gustado mucho, y no sólo por comprobar que el libro te ha divertido, sino también por la forma divertida con que lo dices.

En cuanto al párrafo dedicado a Nina y su artículo sobre los santos de bulto, aquí espera a que, dentro de pocos días, cuando regrese de París, lo lea la autora, para que se ponga hueca, mientras yo me muerdo de rabia.

Me vas a hacer un favor: díme a quiénes crees tú que puedo enviar en México sendos ejemplares de El fondo del vaso con la perspectiva de que lo entiendan y lo comenten. No son muchos los ejemplares disponibles, ya sabes tú cómo es eso, pero –siempre que no sean tirados– podría mandar algunos. Me das las respectivas direcciones.

Sí, ya me habías dicho que vienes a hacer la exposición del difunto Campaláns, y contamos con la perspectiva de tu visita. Pero lo que tienes que decirme ahora es cuales serían los temas o títulos de las conferencias, para que, inmediatamente, procure arreglarte lo que se pueda. En este pais todo se hace con una anticipación absurda, y si no nos damos prisa hay el peligro de que las fechas estén “tomadas”. Así es que escríbeme enseguida con todos esos datos, y sin pérdida de tiempo trataré de ver qué es lo que puede conseguirse.

Nuestros afectos a Peua, y hasta pronto. Ya te contaré verbalmente de mi viaje sudamericano.

Abrazos de

Ayala.-


FECHA
16/09/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis Seoane
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Luis Seoane

Carta de Francisco Ayala a Luis Seoane (16/09/1962)

Nueva York, 16 septiembre 1962

Querido Luis:

Por fin, aquí estamos con los cuadros, sanos y a salvo después de varias peripecias, y a nuestra hija le han gustado muchísimo. Está deseando tenerlos armados. Pero... tenías toda la razón en lo que se refiere a los bastidores. Yo no me imaginaba la explicación que eso significa. Y voy a pedirte por favor que me los envies o hagas enviar por expreso aéreo, pues aunque mentira parezca, es la única manera de tenerlos aquí pronto, y la menos costosa, aunque sea infligiéndote una molestia suplementaria. Los gastos, pásaselos a mi hermano Vicente, quien también puede encargarse de remitir las tablas si tú no tienes comodidad para hacerlo, aunque supongo que todo consistirá en llamar a la agencia y entregarle el paquete... Perdona, chico, y recibe un abrazo de renovada gratitud.

El teléfono de Vicente es 800307 en el negocio (Santa Fe 3099) y el 835751 en su casa, o a la inversa. Y el tamaño de los cuadros, aunque creo que te acordarás, 80 x 60 uno, y 130 y medio por 36 y medio el otro.

Nuestros más cariñosos saludos para vosotros dos, y un gran abrazo de

Francisco Ayala.-

54 W. 16th Street, New York 11, N.Y.

Cuando tengas vuestra dirección en Suiza, dímelo, para que nos veamos. Pensamos ir a España y el resto de Europa el año próximo en junio.


FECHA
17/09/1962
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con nota final y firma autógrafas]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (17/09/1962)

17 de septiembre de 1962

Querido José María:

Dices que sólo se te ocurre decir lo que dices, y con lo que dices lo dices todo, en una palabra. Verdaderamente, muchos críticos quisieran poder servirse de esa carta tuya para elaborar en largas páginas los puntos que tú tocas de pasada: no desesperación ni cinismo, sino algo así como caridad; la condición humana; crecimiento en tensión, etc. Por que [sic] sé que sinceramente crees lo que me escribes, te lo agradezco infinitamente. También te agradecería la sinceridad si la opinión hubiera sido desfavorable (y en tal caso, aun debería agradecértela más, aunque tampoco es fácil dar una apreciación tan favorable); pero siendo la que es, me llena además de íntima satisfacción. Un abrazo.

Me escribe Rodríguez Alcalá con los temas de las conferencias que quiere dar. Uno de ellos es “Ferrater Mora”. Que no se sepa ahí, no vayan a pensar que es tonto. Y menos mal que no se le ha ocurrido tomarme a mí por tema, pues entonces ya incurriría en el riesgo de pasar por cretino. Si fuera a hablar de Américo Castro, entonces, qué maravilla. No obstante, en Nueva York creo que podré arreglarle un par de conferencias para que pueda venir a fin de año.

En cuanto a Max Aub, no lo olvides. Podría hablar de diversos temas; pero se me ocurre que podríamos (podríais) invitarle a exponer la personalidad y la obra del pintor cubista Torres Campaláns, cuya obra viene a presentar en una exposición en Doubleday, y eso hablando en francés y con algunos especímenes de esa pintura, tendría gran éxito. El llega aquí hacia el 20 de octubre. En noviembre podría ser la cosa, y espero que a Mario le divierta la idea y quiera acogerla.

Y nada más por el momento.

Te abraza

Ayala.-

[Escrito a mano:] Siento la desilusión que la apertura del delicado sobre pueda haberte infligido


FECHA
06/02/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José R. Marra-López
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Publicada en: Obras completas II: Autobiografía(s). Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010. Prólogo de: Luis García Montero. Edición de: Carolyn Richmond.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Desconocido

Carta de Francisco Ayala a José R. Marra-López (06/02/1963)

Nueva York, 6 de febrero 1963

Mi querido amigo:

Contesto enseguida a su carta, como me pide, para que pueda tener en cuenta mis observaciones cuando haya de corregir el texto para la nueva edición. Estas observaciones son, como verá enseguida, de menor alcance. Lo que en verdad importa –y me apresuro a felicitarle de la manera más cordial– es el éxito del libro, éxito que usted merece ampliamente por su trabajo, su inteligencia y su valentía, pero que hubiera podido no tenerlo si las circunstancias «objetivas» no fueran tan oportunas. Éstas confieren a la aparición del libro el carácter –y no exagero– de acontecimiento nacional. Lo que me cuenta confirma lo que yo preví apenas pude ver el libro publicado. Nada podrá echarlo para atrás ya. Vendrán quizás las críticas de aquellos a quienes no se puede responder; pero: mejor, que vengan. A estas alturas reacciones tales sólo pueden reforzar el éxito del libro. Otras críticas serán, sin duda, las reticentes inspiradas por la mala conciencia de quienes, habiendo podido hablar, estuvieron callados durante tiempo y, tiempo como putas, y ahora se ven puestos en evidencia por el libro de usted, que viene a destaparles la caca. ¿Para qué nombrarlos? Son gente que se ha pasado veintitantos años despotricando contra la censura en la tertulia del café, y que ahora, en su fuero interno, es decir, desde el fondo de su caca, seguirán maldiciéndola por haber mostrado lenidad en esta ocasión.

Aquí, hasta ahora –pues el libro no ha llegado aún a las librerías– la única reacción que conozco es la de Casalduero, a quien presté mi ejemplar, y que coincide en un todo con mis apreciaciones. Hay expectativa, sí; no ha faltado quien reciba carta de España hablándole del libro. Estoy seguro de que en América se venderá muy bien.

Paso ahora a formularle mis observaciones. La primera y más importante sería que usted exagera el parti pris contra la literatura «gratuita» de la preguerra, con una actitud beligerante que quizá no corresponde ya al momento actual. Ha pasado tiempo suficiente como para que aquella fase se contemple con distancia más bien que con hostilidad. Se trata de un pretérito cerrado, que tuvo sus razones, como las tiene el presente; y cuando éste a su vez sea pretérito y se establezcan las comparaciones entre los resultados concretos, entre las obras, que es lo que cuenta, creo que crecerá la magnitud de ese momento que usted condena. Ahora mismo empieza a revalorizarse críticamente la figura de Jarnés (varios estudiosos se ocupan de su obra), y desde luego la de Gómez de la Serna, que ha muerto en eclipse (et pour cause...), resurgirá como una de las más significativas en la literatura, no española, sino mundial. Calculo que la molestia de Marías y de Torre viene de eso, ¿no? Yo –usted bien lo sabe– coincido con la posición de usted, quizás porque, confluyendo mis dotes personales con las exigencias de la nueva época, he seguido viviendo literariamente y no estoy solidarizado en términos vitales con mi pasado; pero su actitud al respecto me parece excesiva (y compárela con la de E. de Nora, que en el fondo piensa igual, pero que no se cree en el caso de echar a la basura las obras que le parecen mejor logradas dentro de aquella estética).

Otra cosa: usted se muestra demasiado preocupado, y es natural, con las consecuencias literarias del exilio, y descuida el estudiar las obras de los exiliados en lo que no se relaciona directamente con España o con su situación. No sé si esto será objetable; quizá no lo sea: se trata de un punto de vista. Desde el mío, hubiera preferido que usted considerase la circunstancia de ser españoles y exiliados como una, importantísima, pero no la única que cuenta en la intencionalidad de la obra.

Voy a sugerirle que haga varias rectificaciones de hecho, algunas indispensables, pues, por ejemplo, en la nota de la pág. 220 me atribuye libros que no son míos. Esas rectificaciones van en hoja aparte, para mayor comodidad de ambos.

Y –no con carácter de rectificaciones, sino como aclaración mínima– quiero referirme a lo que apunta usted en relación con el lenguaje. Es para mí el punto de máximo interés, pues como escritor creo que la creación literaria radica precisamente en el lenguaje, y que el contenido significativo depende por completo de las palabras. Las que a usted le han extrañado pertenecen todas a diversos niveles de intención, como quiero mostrarle tomando algunos casos, Por ejemplo: entrar a es tan correcto gramaticalmente como entrar en; y a mí me interesaba subrayar el movimiento desde fuera hacia dentro, antes que el término de ese movimiento, para definir el estado de ánimo del sujeto. Son pequeños matices destinados a vivificar o sensibilizar la expresión. En verdad, las expresiones que le han llamado la atención, más que «filtradas», responden a una intención muy consciente de orden selectivo. Otro ejemplo: arruinar el estómago se dice en algunas partes, pero yo no lo empleo, claro está, para dar color local, sino para transmitir, mediante una sutil indicación, el clima moral y la visión íntima que el personaje tiene de su propia vida. Con esto, el verbo se hace significativo, mucho más que lo hubiera sido el usual «estropear». Otro caso más: el verbo «atacar» por atar (primera acepción del diccionario de la Academia) no lo he oído nunca en América, pero sí en España, sobre todo en el campo. El uso de las palabras da muchas sorpresas, y puedo asegurarle que son muy pocas las que en realidad deben valer como sudamericanismos o americanismos. El problema que yo me he planteado en relación con los ambientes idiomáticos es el de producir un lenguaje, no típico, sino que dé la impresión de serlo, sin resultar por ello ininteligible, y creo que lo he conseguido. En la Revista de la Universidad de México escribe un crítico con referencia a El fondo del vaso que yo he elegido «un idioma peculiar con vetas de todos los dialectos nacionales del castellano que se hablan en Hispanoamérica»; y ésa es la impresión que él recibe, pero no hay tal; son las inflexiones, destinadas a caracterizar al personaje que habla o al medio social que se describe. (Así, la palabra «evento» está muy intencionadamente destinada a fijar una nota de cursilería chabacana, etc.) En la única narración donde establezco localización concreta y típica es en «El encuentro», situado en el Buenos Aires del peronismo y con un personaje peronista; y ahí tuve que hacer frente a la cuestión de producir un lenguaje que perteneciera al lugar y a la clase social y al personaje que habla, y que sin embargo pudiera entenderlo el lector de La Habana, de México o de Madrid. Me parece que transmito hasta el acento, y sin embargo no necesita vocabulario alguno. Me sirvió de lección el acierto y desacierto de Valle-Inclán, creando –él sí– un idioma peculiar con vetas de dialectos, y desde luego sorteé esas dificultades, para no hablar de los disparates en que incurriría Cela con su Catira.

Sobre esto, ya es bastante y demasiado. Pero es punto que me interesa excepcionalmente, y por eso me he extendido.

Termino aquí esta carta, ya muy larga, y quedo a la espera de sus noticias. No hay que decir que estaré encantado de serle útil en lo que pueda, con las informaciones a mi alcance.

Cordialmente suyo.