Correspondencia con Ricardo Gullón:

Ricardo Gullón

1908 Astorga, León - 1991 Madrid

Licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid en 1929, fundó con Ildefonso Manuel Gil la revista Literatura (1934). Alternó la docencia en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo con la práctica jurídica, tras una depuración de treinta meses por colaboración con el ejército republicano. 


En 1953 viajó a Puerto Rico, donde permaneció durante tres años. También enseñó Literatura Española en las universidades de Columbia, Chicago y Texas en Austin, entre otras. Ayala le dedica un capítulo de Recuerdos y olvidos.

cartas 36 al 40 de 166
FECHA
26/11/1962
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (26/11/1962)

26 de noviembre de 1962

Querido Paco:

Contesto a vuelta de correo tu carta última, pues de todas maneras pensaba escribirte hoy. Es más: creí que podría hacerlo durante los días de vacación, pero siempre me ocurre que por ffaz [sic] o por nefas en los días en que no tengo nada que hacer es cuando me encuentro más sujeto.

Tienes mucha razón en lo que me dices a propósito de Unamuno y Freud. Encontré citas de don Miguel que parecen calcadas del ilustre vienés y estoy seguro de que lo había, si no leído, barruntado. De otra manera no se explica las coincidencias. Con Freud ocurre que sus doctrinas se divulgaron tanto y tan temprano que se ha podido hablar de él sin haber leído sus libros. Este es achaque tan corriente que no vale la pena de insistir sobre él. Conozco centenares de personas y de profesores, que no sé si pueden ser consideradas personas, que, [sic] capaces de discutir a San Pablo sin saber que existió Cristo.

Tengo que confesarte que todavía no está en Puerto Rico la reseña de El fondo del vaso. Por ahora no he pasado de las notas de lectura, y tienes que culpar, no tanto a mi pereza, sino a un estupido deseo que siento con frecuencia de hacer algo distinto y muy especial cuando me ocupo de tus libros. Sabes que, aparte del afecto cada día mayor que siento por ti, mi admiración por tu obra es muy grande y me irrito pensando que no soy capaz de sacar de ella lo que siento que merece. Pero ya no vaciliré [sic] más. Tengo otra vez el libro entre manos y de esta nueva lectura saldrá, mejor o peor, la reseña en cuestión.

Me ayudará tu agente particular en Austin, que efectivamente hace doble servicio, pero que, por encima de todas las cosas, siempre que habla de ti se le dibuja una sonrisa llena de cariño. No vuelvas a pensar que un mundo en el que te encuentres personas como Jorge, Ines o Manolo Gil está del todo perdido. Esta chiquilla es para mí una ayuda inapreciable, pues tiene la honradez de decirme cuales de mis ideas le parecen claras y cuales turbias, con lo cual voy rectificando sobre la marcha algunas afirmaciones temerarias o expuestas sin la adecuada precisión.

Nuestros amigos boricuas son un caso patológico, en cuanto a correspondencia. Jorge está haciendo poco a poco el hombre que tiene sobre sí todas las responsabilidades: rectoría, editorial, librería, profesores que piden favores, lidias con los berrendos y, no te asumbre [sic], hasta director de la Biblioteca quisieron hacerle.

Voy a pedir el libro de Nora, que todavía no he visto. No tengo su dirección, pero puedes escribirle a Editorial Gredos, Benito Gutiérrez 29, Madrid, y le harán seguir tu carta.

Un fuerte abrazo de


FECHA
03/02/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa, con correcciones a mano y con membrete:] NEW YORK UNIVERSITY / WASHINGTON SQUARE COLLEGE OF ARTS AND SCIENCE / WASHINGTON SQUARE, NEW YORK 3, N.Y. / DEPARTMENT OF SPANISH AND PORTUGUESE

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (03/02/1963)

3 de febrero de 1963

Querido Ricardo:

Desde hace varias semanas tenía intención de escribirte, y se me ha pasado el tiempo sin hacerlo, primero porque me vi privado de máquina y ya se me ha olvidado el arte de la caligrafía; y luego por no saber si estarías todavía en Texas o ya en California. Ayer que pasó el dia con nosotros Manolo Gil, me dijo tener carta tuya fechada en Los Angeles, y hoy por fin te escribo, sin tener, por otro lado, nada muy especial, y mucho menos sensacional que comunicarte. Me imagino que estarás abrumado de quehaceres, no ya como siempre, sino quizás más que de costumbre, con el cambio de ambiente; pero eso no te exime de escribirme una larguísima carta que hace tiempo espero, sin perjuicio de que soy yo, creo, quien estoy debiéndote respuesta (lo creo así, aun cuando no estoy completamente seguro).

En estos días he estado leyendo el II y III tomos del libro de Nora y la Narrativa española fuera de España de Marra-López, donde sales a relucir de varias maneras repetidas veces. Yo también me veo, y con mayor despliegue, puesto que he reincidido contumazmente en la comisión de novelas, en semejantes espejos, y no me quejo del trato que me dan, pero observo la incapacidad en que se encuentran de reflejar todo lo que no tenga relación inmediata con nuestra aldeana península. Los españoles que nunca estuvieron en América parecen incapaces, en efecto, de captar su realidad; pasan por alto, con aprensión, todo lo que no tenga que ver con los ambientes españoles. Es curioso.

Supongo, Ricardo, que te llegaría en Austin un ejemplar de la nueva edición de Razón del mundo hecha en México, y que, si es así, habrás echado una mirada al prólogo, que es muy polémico, y donde reparto leña a varios amigos más o menos ilustres. Lo de don Américo me parecía ya obligado, porque, con todo su mérito, este hombre está cundiendo el disparate en forma dañosa, y era menester darle el alto con algo más que meras insinuaciones, que desatiende, o con las pamplinas patrióticas de Albornoz y demás merluzos. Creo que el viejo se habrá llevado un gran disgusto y habrá montado en cólera, pero eso estaba previsto, y en lo personal lamentado por mí de antemano, aunque considero la cosa bastante seria para sobreponerse a ese tipo de consideraciones. Dime, con tu habitual sinceridad, lo que te parezca de todo esto.

Creo –y esto lo hablamos ayer con Manolo– que no será aquí, sino en Madrid, donde nos encontraremos todos en junio, pues nosotros pensamos ir para allá no bien terminen las clases. Tengo intenciones de comprar en Madrid un pisito... pero no voy a hablarte de estos planes que pertenecen más bien a la divagación de la charla que a los términos siempre reducidos de una epístola, siquiera sea redactada en prosa vil. Creo que los Enjuto también concurrirán a la Puerta del Sol y sus aledaños para esas fechas.

No hago nada en estos dias, digo nada que me importe de veras. He escrito varios artículos de encargo, pero no es por eso el no producir nada de creación, sino porque, la verdad sea dicha, nada se me ocurre por el pronto. En cambio, darle al molinillo de la política, de la crítica, etc., ya le doy, para alimentar las voraces prensas.

Escribe pronto, pues tienes quien te ayude mecanográficamente a pedir de boca.

Recibe un fuerte abrazo (y saluda a Sánchez Reulet y demás amigos de ahí cuando los veas en nombre mio)

Ayala.-


FECHA
20/02/1963
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (20/02/1963)

20 de febrero de 1963

Querido Paco:

Muchas gracias por tu carta que esperaba con impaciencia. Llegué a Los Angeles hace casi tres semanas y estoy metido en la rutina de trabajo corriente, que en este caso me ocupa más tiempo que nunca porque he decidido volver a leer todos los libros de mis cursos, cosa rara en un profesor, lo que parece demostrar que no acabo de serlo. Pero no es esto lo que me tiene fastidiado, sino un derrame sinovial que padecí hoy hace cuatro semanas, y que me tiene hecho la puñeta desde entonces. (Al dictarle lo de “hecho la puñeta”, le encantadora Inesita ha soltado un “Boy!” del tamaño del edificio, pero la verdad es que así estoy, y aún con cuatro pares).

El médico me ha dicho que se pasaría pronto, pero no hay tal. Estoy como el primer día, a pesar de que me extrajeron el líquido en seguida, y no sé qué hacer. Me muevo poco, pero me muevo, pues creo que la inmovilidad sería contraproducente, y en las circunstancias actuales sería difícil pasar una semana tendido en una butaca.

Lo de vernos en Madrid me parece de perlas. Es ciudad que se domina fácilmente con los medios ordinarios de locumoción [sic] y doy por supuesto que allí estarán algunos buenos amigos, aparte de Manolo y los Enjuto. Estaré un mes en España y más adelante pasaré un tiempo, relativamente largo, en Puerto Rico, para acabar de una vez con la edición de un curioso libro semi-inédito de Juan Ramón.

Vísperas de mi salida de Austin recibí Razón del mundo, del que no leí sino el prólogo, que es de veras polémico. A don Américo le habrás dado un disgusto notable, y tal vez se te enfade, aunque estuviste muy hábil en el modo de plantear las cuestiones. Ahora que el viejo maestro no se paga de habilidades cuando le tocan a lo que tanto le importa. Siento no tener aquí el texto para comentártelo con detalle.

No sabes cuánto envidio tu facilidad de trabajo. Verguenza me da cuando pienso que necesité trece meses para escribir el capítulo de El otro, y no lo he acabado. Ahora, Inés está luchando por recortar el monstruo y dejarlo en extensión razonable, pues le he tomado tal asco al capitulito, que no quiero ni verlo. La verdad monda y lironda es que me he dejado atrapar como un necio por el engranaje académico, y no sé cómo corregirlo. El próximo semestre tendré ocho tesis a mi cargo, y será ya el final. Por no hablarte de mi pereza, que se ampara en cualquier cosa.

Ines dice que te va a escribir inmediatamente y te manda recuerdos. Dáselos a Nina de mi parte y recibe un fuerte abrazo de

Ricardo Gullón

RG/am


FECHA
17/03/1963
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] RUTGERS, THE STATE UNIVERSITY / INTERDEPARTMENT COMMUNICATION

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (17/03/1963)

17 de marzo de 1963

Querido Ricardo:

Como ya ha pasado tanto tiempo desde que recibí tu carta, supongo que se habrá reabsorbido tu derrame sinovial y puedo hacerte el chiste madrileño de que eso habrá sido por ocuparte tanto de Sinovia y JRJ, sin peligro de que largues una blasfemia capaz de saltar el techo. En fin, estoy seguro de que ya estarás bien, y no escandalizarás a Inesita profiriendo palabras malsonantes. Y en atención a ella me abstengo de hacerte otros chistecitos que me sugieren tus explicaciones acerca del movimiento y extracción del líquido. Enough please!

En estos dias el ilustre Casalduero abandona el claustro de NYU para unirse al menos prestigioso pero muchísimo más lucrativo de Hunter College. Con esta oportunidad, los superstites, Molina, Dacal y el que subscribe, han pensado que sería maravilloso conseguir de la susodicha empresa docente que te ofrezca un puesto dotado con los dólares necesarios para interesarte en aceptarlo, aunque tememos que éstos serán demasiados para que se animen a soltarlos quienes han dejado ir al autor de Forma y sentido. De todos modos, hemos hecho la sugestión, y sea lo que Dios quiera.

Nos veremos en España, y creo que, en efecto, coincidiremos con estos buenos amigos. Manolo espera a su mujer el sábado próximo. La buscaremos en el aeropuerto, y luego cenaremos todos en casa, antes de que partan hacia la notable villa de Nueva Brunswick. De Jorge he tenido varias cartas en estos dias con motivos diversos, no todos gratos; pues a Schajowicz, que está en Europa con sabatical leave le ha dado una hemiplejia… ya puedes figurarte.

El viejo maestro no ha dicho ni mu acerca de mi libro; quizás no haya habido un valiente que se lo haga ver. A lo mejor se calla, a lo mejor me suelta una andanada, cosa que lamentaría por él, pues la verdad es que he procurado ‘operar’ haciéndole el menos daño posible, y entonces dejaría las contemplaciones. Me parece que esos disparates han hecho ya demasiado daño y hay que salirles al paso.

Esta carta, como ves, es larga, aunque no dispongo para mecanografiarla de las manos primorosas que a tí te auxilian. Dile a esas manos que recibí su carta, y por si me demoro en contestarla (cosa que bien podría acontecer, dado el siniestro concierto de trabajo y gripes que me aflige, y la perspectiva de quehaceres académicos y extratales en perspectiva próxima), que, en efecto, lo mejor será publicar su trabajo en La Torre, donde entre otras ventajas pagan unos chavos; y que si le sobra una copia y me la quiere mandar para mí, se lo agradeceré mucho. Item más, dile que me parece muy bien su intéres en conocer a Cernuda, pero que no vaya con él sin chaperón, for yes the flies, como decía el otro.

Recuerdos de Nina y un gran abrazo de

Ayala.- 


FECHA
14/04/1963
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (14/04/1963)

14 de abril de 1963

Querido Paco:

En vista de lo que me anunciabas en tu carta sobre una posible invitación para enseñar en New York University, retrasé un poco la contestación, mas parece que los señores de esa administración no se animan. Por cierto, que de donde ha llegado es de Indiana University y ahora mismo voy a contestarles que no.

En Austin tengo un jefe magnífico, buen amigo y muy preocupado por el departamento; tengo además una research assistant personal, que me alivia enormemente todo el trabajo; está, finalmente, el buen Ramón Martínez López que es un hombre buenísimo y muy inteligente, con quien se puede contar en todas las ocasiones. Me faltáis, en cambio, vosotros, y hay días que daría cualquier cosa por poder comunicarme con una persona como tú, que tan bien me conoce y por quien siento afecto profundísimo.

De todas maneras os agradezco a Rodrigo, a Ernesto y a ti vuestra propuesta y buenos deseos. Como verías por la postal que te escribimos en San Francisco, pasé allí muy buenos días y fuimos a Palo Alto donde hablé a los graduados en Stanford University. Es posible que en algún momento pueda ir allá a pasar un semestre, y de fijo resultaría muy agradable. Con Montesinos tuve larga conversación, libaciones y alimentos terrestres. Está magnífico de todo, incluso de memoria, aunque no sé por qué se queja de que le falta.

Inés envió a La Torre su estupendo ensayo, siguiendo tu consejo, o, para ser más exacto, yo mismo se lo remití a Jorge para que lo publique. Me dice esta niña que no te manda ahora una copia porque no la tiene y, en buena parte por culpa mía, anda escasa de tiempo para preparártela. Inesita es tu mejor propagandista y ha sabido leer en el fondo de tu persona mejor que muchos pseudo varones que pasan de los cuarenta.

Acabo de comprar el libro de Nora y estoy leyéndolo. Ha hecho un esfuerzo grande y es probable que en futuras ediciones corriga [sic] algunos fallos que ahora se observan. En lo que a ti se refiere es lástima que no haya leído las novelas. Me ha sorprendido que recuerde las tentativas que osé en mis verdes años, y la generosidad con que las comenta.

Díme si don Américo se dió al fin por enterado de tu prólogo. Que lo ha leído, casi me atrevería a asegurarlo. Tal vez piense que lo mejor será dar la callada por respuesta. Sigue en Austin, donde el próximo semestre tendremos a Arocena para explicar Historia de la cultura hispanomericana.

Recuerdos a Nina y para los dos de Inés muy afectuosos, y un gran abrazo