Epistolario de Francisco Ayala

20/02/1963

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Gullón, Ricardo

FECHA
20/02/1963
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (20/02/1963)

20 de febrero de 1963

Querido Paco:

Muchas gracias por tu carta que esperaba con impaciencia. Llegué a Los Angeles hace casi tres semanas y estoy metido en la rutina de trabajo corriente, que en este caso me ocupa más tiempo que nunca porque he decidido volver a leer todos los libros de mis cursos, cosa rara en un profesor, lo que parece demostrar que no acabo de serlo. Pero no es esto lo que me tiene fastidiado, sino un derrame sinovial que padecí hoy hace cuatro semanas, y que me tiene hecho la puñeta desde entonces. (Al dictarle lo de “hecho la puñeta”, le encantadora Inesita ha soltado un “Boy!” del tamaño del edificio, pero la verdad es que así estoy, y aún con cuatro pares).

El médico me ha dicho que se pasaría pronto, pero no hay tal. Estoy como el primer día, a pesar de que me extrajeron el líquido en seguida, y no sé qué hacer. Me muevo poco, pero me muevo, pues creo que la inmovilidad sería contraproducente, y en las circunstancias actuales sería difícil pasar una semana tendido en una butaca.

Lo de vernos en Madrid me parece de perlas. Es ciudad que se domina fácilmente con los medios ordinarios de locumoción [sic] y doy por supuesto que allí estarán algunos buenos amigos, aparte de Manolo y los Enjuto. Estaré un mes en España y más adelante pasaré un tiempo, relativamente largo, en Puerto Rico, para acabar de una vez con la edición de un curioso libro semi-inédito de Juan Ramón.

Vísperas de mi salida de Austin recibí Razón del mundo, del que no leí sino el prólogo, que es de veras polémico. A don Américo le habrás dado un disgusto notable, y tal vez se te enfade, aunque estuviste muy hábil en el modo de plantear las cuestiones. Ahora que el viejo maestro no se paga de habilidades cuando le tocan a lo que tanto le importa. Siento no tener aquí el texto para comentártelo con detalle.

No sabes cuánto envidio tu facilidad de trabajo. Verguenza me da cuando pienso que necesité trece meses para escribir el capítulo de El otro, y no lo he acabado. Ahora, Inés está luchando por recortar el monstruo y dejarlo en extensión razonable, pues le he tomado tal asco al capitulito, que no quiero ni verlo. La verdad monda y lironda es que me he dejado atrapar como un necio por el engranaje académico, y no sé cómo corregirlo. El próximo semestre tendré ocho tesis a mi cargo, y será ya el final. Por no hablarte de mi pereza, que se ampara en cualquier cosa.

Ines dice que te va a escribir inmediatamente y te manda recuerdos. Dáselos a Nina de mi parte y recibe un fuerte abrazo de

Ricardo Gullón

RG/am