Carta de Jorge Enjuto a Francisco Ayala (21/09/1961)
21 de septiembre de 1961
Querido don Paco:
Acabo de encontrar en uno de los bolsillos de mi
chaqueta, el que siempre llevo lleno de cartas sin contestar, la suya del 5 de
septiembre que aparentemente quedó olvidada hasta este momento.
Estoy tratando de conseguir ahora mismo a Brunhilda
para preguntarle lo del trabajo de Nina. No está, pero han quedado en la
oficina de darle el mensaje para que me llame. A ver si recibo la llamada antes
de terminar la carta, pero si no, le pondré una post data contestando la
información que me pide.
Carpio está de nuevo con nosotros contento y con toda
la familia. Me parece más maduro que la última vez que le ví, y en su caso por
ello quiero decir más joven y natural que lo que antes era. Su estancia en
Alemania debió hacerle mucho bien. Está de nuevo trabajando en la Editorial, no
solamente porque ello supone una buena ayuda para él, sino porque además buena
falta hace por allá, sobre todo para poner un poco en buen camino a nuestra
querida Torre.
Huéscar también regresó y está asimismo trabajando en
el mismo sitio. Carpio no más llegar se compró un flamante Volkswagen que le
chocaron, como era de esperarse, a los dos días de tenerlo. No pasó de ser un
rasguño, pero el hombre se llevó el disgusto de órdago. Supongo que tenga
noticias directas suyas para este viaje.
Marías nos ha sorprendido nuevamente con su grata
visita y está ofreciendo una serie de conferencias en la Facultad de
Humanidades sobre don Miguel de Unamuno.
De Ricardo acabó de recibir carta desde Texas en
donde espero que el huracán que allí pasó no le haya dejado en la calle. Me
dice que lo pasó muy bien en México y que piensa volver allí a la primera
oportunidad.
Aurorita desde que la nombraron Presidenta de la
Sección de Literatura del Ateneo está que no hay quien la aguante. Sale todos
los días en los periódicos y por si no fuera poco aparecerán en las próximas
semanas al menos tres libros de ella –dos sobre Machado y uno de cosecha propia–
que la colocarán en las filas de los profesionales de la pluma. Todo esto le ha
dado un cierto aire de suficiencia que no le sienta nada mal.
Julito se pasó quince días con nosotros, y como es
natural, después de alimentarlo por ese tiempo la economía familiar ha quedado
en precaria situación. A su regreso a Princeton pensaba visitarlos a ustedes y
sin la menor vergüenza pedirle a Nina una “callada” de esos que de vez en
cuando hacen las delicias del grupo más selecto de sus amistades.
Espero que usted esté preparándose ya para su próxima
visita a Europa y que a su paso por Alemania se quede en París unos días. Si es
así, acuérdese de nosotros cuando allí se encuentre.
Con recuerdos y abrazos para todos de Aurora, que
aunque no está aquí sé que había de hacerlo con sumo gusto, reciban por
separado las dos Ninas y usted uno muy fuerte de este amigo que de veras lo
quiere,
Jorge
Sr. Francisco Ayala
54 W., 16 St., Apt. 4 F
New York City