Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (18/04/1966)
18 de abril de 1966
Querido José María:
Muchas
gracias por tu carta, a la que, como puedes ver, contesto sin pérdida de momento,
o de un momento.
Re-Rosenthalia:
ojalá que, en efecto, puedan señalar pronto la fecha para el acto solemne en
que se decida si el candidato merece ser admitido en el círculo selectísimo y
exclusivo de los doctores. Yo no sé todavía cuándo levantaremos nosotros el
vuelo (en sentido más que metafórico), pues habiéndome despedido de la NYU no
quisiera darles pretexto para pensar que dejo nada empantanado en cuestión de
exámnes [sic] u otras latas, para las
que en condiciones normales se hubiera podido proveer forma y modo. Si no te
molesta, hazme el favor de darle a Mrs. Carland el número de mi teléfono (que
es WAtkins 9-3193) para que nos pongamos de acuerdo acerca del dia en que el
acontecimiento deba tener lugar, dia que –desde ahora advierto– no podría ser
el 26, porque en él tengo señalada ceremonia análoga en la universidad del
membrete; pero sí, en cambio, uno en la primera o aun segunda semana de mayo.
Re-Muguerza.
Hoy mismo escribiré a Benítez una carta tocando los registros que me parezcan
más eficaces. De todos modos, el susodicho antes Rector y ahora Presidente no
tardará demasiado en darse un garbeo por acá (y ya me extraña que todavía no lo
haya hecho) con cuya oportunidad le hablaré personalmente del caso... y
veremos.
Ayer
vinieron por aquí los Marichal, con ocasión de que Juan hablaba, o mejor dicho,
había hablado en un mítin de
masas conmemorando la proclamación de la Segunda República Española al que mi
espíritu de minoría selecta me impidió acudir; y también tuvimos la visita de
Víctor Pradera y de Marra-López. Tan distinguida reunión no podía dejar de
invocar repetidamente tu nombre y ocuparse de tu personalidad con encomio,
admiración y afecto cuyas expresiones no he de repetirte, pues mal podría
hacerlo sin herir tu natural modestia. En fin, se produjo el caso insólito de
las llamadas 'buenas ausencias', quizás como resultado de que el paso del
tiempo nos va corroyendo a todos poco a poco, disipando los impulsos agresivos
que mantienen al mundo en marcha y preparándonos a bien morir, quizás como
resultado de nuestro espíritu objetivo y justiciero, quizás como resultado del
cariño que tú mereces a cada cual, quizás como resultado de todos esos factores
combinados y juntos: el hecho es que el
coro de alabanzas fue unánime y ardiente. ¡Qué raro!
Bueno,
así es que pronto nos veremos. Recibe entre tanto un fuerte abrazo de
Ayala.-