Correspondencia con Luis A. Arocena:

Luis A. Arocena

1914 Buenos Aires - 1993 Austin

Luis A. Arocena se licenció en Historia en el Instituto Superior del Profesorado de Buenos Aires en 1937 y se doctoró en Historia en la Universidad de Madrid en 1957. Desarrolló su carrera académica en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de Puerto Rico y en la Universidad de Texas en Austin.


Arocena fue autor de Antonio de Solís: cronista indiano, El Inca Garcilaso y el humanismo renacentista , y una edición completa anotada de la Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, entre otras obras. Colegas en la Universidad de Puerto Rico, su relación con Francisco Ayala se originó durante el exilio del autor granadino en Buenos Aires.

cartas 1 al 5 de 7
FECHA
18/05/1950
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis A. Arocena
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Buenos Aires
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] Francisco Ayala

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Benson Latin American Collection, LLILAS Benson Latin American Studies and Collections, The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Luis A. Arocena (18/05/1950)

Buenos Aires, 18 de mayo 1950.

Mi querido Arocena:

Apenas ha alcanzado la postal, en cuyo texto reconocí no solo su letra, sino también su engolado y solemne estilo, a mitigar la indignación que ardía en mi pecho por el hecho de la defección de ustedes a la “cita de honor” que conmigo tenían en el aeródromo. Esa pieza epistolar ha transferido y concentrado mi enojo sobre la persona del joven Métraux, único culpable (al parecer) del indisculpable retraso. Espero no habrán defraudado mi secreta esperanza de que, con un espíritu inflexible, lo colmaran “sur place” de justas remontranzas y enérgicos denuestos, pues solo esa esperanza me conforta.

Con igual puntualidad que saliera, llegó mi avión a la pista Pistarini, donde, después de haber dado gracias a Dios por haberme permitido volver a pisar su aplastada tierra, me encontré con la familia y amigos allí concentrados a mi espera. Cinco días han pasado desde ese momento, y aún ando reanudando contactos, viendo gente, respirando el aura de la gran urbe. He hallado a Buenos Aires como me la dejé, más o menos –más bien menos–, y ya habrá oportunidad de que les cuente impresiones detalladas a mi regreso, pues en otro caso tendría que llenar muchas páginas, y entonces sería un artículo, un libro, un tratado, cosa que nunca hago sin mucho trabajo y mediante módico estipendio. Verbalmente, en cambio, lo doy gratis. Por eso, no le extrañe que reduzca esta carta a lo meramente personal. De ello, le diré en primer término que el mismo día de mi llegada, y no más de dos horas después de aterrizar, ya estaba llamando a su madre para darle las noticias de ustedes. Se alegró mucho de saberlas, porque estaba inquieta. Yo le transmití las seguridades que usted me dio de abstenerse de fallecer por ahora, en vista del precio elevado que los sepelios tienen en el trópico, razón que constituye suficiente disculpa para la grosería de no complacer los deseos de una dama como la que casi se comidió a darle el pésame por adelantado a su familia. Aunque la verdad nunca es demasiado creíble, me parece que quedó convencida su mamá de que no había lugar a temores. Dentro de un par de días iré a visitarla.

También llamé, al otro día, a la mamá de Amalita; fui al otro día para entregarle el encargo, y no la encontré, pues según me dijo luego por teléfono había tenido que visitar a una alta dama. Hoy viene a tomar el té con nosotros, de modo que espero conocerla personalmente dentro de un rato.

Díganle a Pepita que ayer estuve viendo a su hermano, y también le hice entrega del paquete encomendado. Su papá está varado en Chile, pues se encuentra cortada la línea por el mal tiempo. cuando venga me avisarán para que les cuente de ellos.

He hablado por teléfono con el Dr. Ferdinandy, en Mendoza, y de acuerdo con él le he remitido los datos de Métraux, que él va a utilizar en debida forma. Le recomendé celeridad. Él viene a verse conmigo dentro de unos cuantos días, y entonces quizás ya podamos comunicar a nuestro amigo alguna impresión, positiva o negativa. Vamos a ver cómo los cuyanos reciben la idea.

He conversado con Caminos, y le he sugerido la posibilidad de venirse conmigo para ahí; es difícil, pero lo va a pensar. Como él es soltero y joven, tal vez se anime a entrar como instructor. No deje usted de comunicarme cualquier novedad, sea noticia o chimento, que pueda interesarme en relación con el curso. ¿Las mañanitas gustaron a su destinatario? – Yo voy a escribir a Benítez y a Mellado, pero no antes de tener algo concreto que decirles, pues ahora, en verdad, estoy recién llegado, y sería escribir en vano.

No deje de comunicarme cualquier noticia que pueda recibir de nuestro amigo de Venezuela. Yo, por supuesto, no hago ningún sondeo hasta tener alguna seguridad, positiva o negativa, pues las cosas deberán encararse según esta sea. Con las personas a quienes he hablado lo he hecho en forma evasiva, postergando para más adelante una conversación a fondo, y haciendo una atmósfera de cierto misterio, que en este caso como en tantos otros sirve para enfatizar y disimular el vacío, siquiera sea hasta que se cambie en un contenido. El hecho es que tanto con Gonzalete como con algunos otros lo único que he dejado establecido es mi regreso próximo, y un prometedor “hablaremos”.

Dígale, por favor, a Millas que ayer estuve con Francisco Romero, y hablamos ampliamente de él; por supuesto, Romero tiene la más elevada idea de su talento, sin que yo tratara de disuadirlo. (Digo, del talento de Millas; del propio... ça va de soi).

No dirá que no le escribo con latitud. Me atrevo a hacerlo, porque sé que está en vacaciones. De otro modo, no le robaría su importante tiempo.

Dé mis afectuosos saludos a Amalia, y usted reciba un cordial abrazo de su amigo

Ayala.-

Dígale a Serrano que en este momento me llegan sus líneas; y le contestaré con toda diligencia lo antes posible. Pensaba escribirle hoy mismo, pero ahora lo postergo hasta poder decirle algo respecto de lo que me encarga.

Cuando vea a Granell, dígale también, por favor, de mi parte que entregué a Bianco su trabajo. Ya tendrá noticias.

Otra cosa: se me ocurre que, si fallara nuestro catalán quizás podría inventarse alguna combinación con López; pero tendría que ser sin tardanza, pues él sale dentro de quince días para uno de sus viajes continentales, y habría que urdirlo todo, por lo menos en principio, con anterioridad. Dígame.


FECHA
30/05/1950
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis A. Arocena
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Buenos Aires
FICHA DESCRIPTIVA

Carta mecanografiada con firma autógrafa

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Benson Latin American Collection, LLILAS Benson Latin American Studies and Collections, The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Luis A. Arocena (30/05/1950)

Buenos Aires, 30 de mayo de 1950.

Mi querido Arocena:

Ya dirimiremos la cuestión grafológica y estilística pendiente; por ahora voy a limitarme, en respuesta a su carta, a informarle de que el sábado pasado fuimos a saludar a su mamá y conocer al resto de la familia, con cuya ocasión nos ofrecieron un verdadero banquete, copiosamente regado, y no precisamente con té helado, en forma tal que me dejó aplastado cual lenteja, pues no creo que ni reuniendo los restos mortales de mis dólares pudiera corresponder debidamente a la atención. Pasamos una tarde agradabilísima, no solo desde el punto de vista gastronómico, al que, como a ustedes les consta, confiero yo suma importancia, sino también desde todos los puntos de vista. Encontré a la señora muy repuesta, con un gran aspecto y ánimo alegre.

Las noticias que usted me da sobre las cosas de ahí son bastante confortadoras. Nuestro amigo Ferdinandy está aquí ahora; ya ha iniciado la peregrinación del laborioso papeleo. No creo que tenga dificultad porque, como buen gringo, está provisto de todos los documentos imaginables; de manera que tendrá las cosas listas antes que yo. El chimento relativo a Morales Carrión me agrada mucho; es una perspectiva que yo me tenía palpitada. Ojalá se cumpla.

Pasando a otro tema: desahuciado el catalán, enderecé los tiros por el lado sotesco. Fui a ver a don José para pedirle un presupuesto que me había encomendado Colón –se trata del librito que traduce Frondizi y yo prologo–, y en el curso de la conversación lo puse al tanto, confidencialmente, de nuestros proyectos. Le expliqué el plan originario y cómo, al oírle hablar la vez anterior de las posibilidades que yo tendría de promover ventas de Nova ahí, se me había ocurrido ampliar dichos planes contando con él, a cuyo efecto recabé el parecer de usted y, siendo de conformidad, pasaba a explicarle, ahora, la manera de coordinar nuestros esfuerzos culturales. Le dije, pues, que quizás fuera bueno organizar una empresa, no solo distribuidora y librera, sino también, por lo pronto nominal y potencialmente, editora, que canalizara eventuales actividades de ese género relacionadas con la pedagogía. Le confié nuestra dificultad de hallar la persona capacitada para estar al frente, y sugerí que, si a él le interesaba, nuestro tercer socio podía ser una persona suya. Captó la honda, e hizo el elogio de Aznar, indicando que sin embargo, como ese hombre lleva Nova sobre sus hombros de atlante, le sería difícil prescindir... En esos términos quedó la conversación, que reanudaremos muy en breve. Está interesado, positivamente, y creo que ello, lejos de suponer una merma para nosotros, puede implicar, al contrario, un positivo aporte, y no solo en orden a las positividades conducentes, sino sobre todo a la fachada objetiva, con despersonalización por nuestra parte, y a las conexiones porteñas permanentes. Me pidió la seguridad de que no dejaríamos eso plantado ahí un buen día, y me creí en el caso de ofrecérsela. Eso es lo que hay hasta ahora. Vamos a seguir hablando, y enseguida, pues él emprende viaje hacia el 10 de junio, de modo que deberemos tener las cosas más avanzadas si ha de hacerse algo. Por lo pronto, sería bueno que usted averiguara de modo concreto si una industria editorial entra en el plan de industrias nuevas, con todas las ventajas pertinentes. Ese plan no es desconocido para mí; creo que está aprobado por ley de EE.UU., y que exime de impuestos por equis tiempo; pero, sobre todo, que facilita la inmigración. No sé qué fuentes de información tendrá usted, sin levantar la liebre. Se me ocurre que podría hablar, a falta de cosa mejor, con el yerno del sr. Matos, en cuya casa viví, abogado joven, a quien se le puede preguntar acaso, con el señuelo de encargarlo en su día de constituir la sociedad. Pero mejor sería si usted, alegando un encargo de una casa editorial argentina que desea poner su filial ahí, averiguara bien: 1) si esa industria puede entrar en el plan de industrias nuevas; y 2) cuáles son los trámites a seguir.

Imagínese que si esto cuaja de la forma indicada muchos de nuestros problemas quedan resueltos. Aznar es hombre excelente, y muy trabajador. Son muchos años los que lleva con López, quien me dice que solo precisa dirigirlo.

Bueno, le tendré al corriente de cualquier nuevo paso.

Afectuosos saludos a Amalita, y para usted un abrazo de su amigo

Ayala.-


FECHA
02/06/1950
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis A. Arocena
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Buenos Aires
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] Francisco Ayala

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Benson Latin American Collection, LLILAS Benson Latin American Studies and Collections, The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Luis A. Arocena (02/06/1950)

Buenos Aires, 2 de junio 1950.

Mi querido Arocena:

Según le anunciaba en mi carta anterior, paso a informarle del nuevo paso producido en nuestro asunto. Ayer estuve conversando de nuevo con el amigo López, que me confesó hallarse interesado en poner bases en diferentes puntos exteriores, y por ello, muy vivamente, en nuestra propuesta. Por consiguiente, conversamos despacio, o divagamos, sobre la manera de organizarlo, y sobre los gastos de implantación, que convinimos en estimar serían bajos (hablamos de unos $3.000). También examinamos las ventajas de Río Piedras y la conveniencia de dar al local comodidades que lo hagan un centro de reunión. Entonces, y al mencionar la cuestión de la tercera persona buscada, me preguntó para qué necesitábamos un socio más. Le expliqué que ello respondía a nuestro plan inicial, y las circunstancias que nos obligaban a utilizar como gerente, no un empleado, a cuya merced pudiéramos estar sino un socio cuyo interés sea concurrente; pero que siendo él el tercer socio, instalado aquí, podíamos utilizar para aquel puesto a un empleado habilitado con participación en los beneficios, de manera que se consiguiera muestra finalidad a menos costo. Yo había sugerido, a propósito de personas, a este muchacho, Vázquez, a quien yo no sé si usted conoce, pero del que creo hice yo mención de pasada alguna vez cuando consideramos posibles candidatos para la eventualidad de que el catalán fallara. Este Vázquez está trabajando en Losada desde la fundación; es un trabajador incansable; tiene una fidelidad de perro; es absolutamente honesto, y bastante capaz. Lleva a su cargo, no solo la corrección, sino la brega con las imprentas, y el regateo de precios, es decir, la discusión y el trato con el exterior, tomando las cosas siempre muy a pecho. Yo lo había sondeado previamente, y me dijo estar dispuesto a tentar la aventura que yo le propusiera, pues tiene derecho a dos años de licencia en la universidad, de la que es empleado, durante cuyo tiempo puede verse si la cosa marcha hasta el punto de renunciar al puesto. Cuando le sugerí a López la candidatura le pareció ideal, sencillamente; me hizo tan solo la objeción de que no quisiera que Losada crea que él se lo saque, a lo cual me ofrecí a aparecer yo como el malo, pues nada me importa. López cree que incluso es aún mejor que Aznar; y además tiene la ventaja de que su familia se reduce a la mujer y una niña todavía de medio pasaje. En eso estamos. Yo he de volver a hablar con López (en eso hemos quedado) dentro de la semana próxima, para establecer las bases generales del acuerdo, que luego formalizaríamos ahí en P.R., al constituir la sociedad. Él está dispuesto a ir si hace falta (tanto es su interés en el asunto). Pero, claro está, no puedo yo ni siquiera establecer un acuerdo de principio sin contar con la conformidad de usted. Le ruego que me escriba sin demora dándome su opinión. A mí me parece que las bases del acuerdo pudieran ser algo como lo siguiente: Tres socios, usted, López y yo. Un gerente habilitado, con el porcentaje que López, más experimentado, convenga con Vázquez en presencia mía. Aportaciones metálicas iguales en principio, a reintegrar de las primeras ganancias. López se encargaría de servirnos desde aquí los libros en la forma que conviniéramos y según las conveniencias, sin cobrar por esta gestión nada, pues ello sería su contribución permanente a la gestión del negocio; de manera que los precios de compra, aquí, serían los que regirían ahí, incorporándose al acervo común. En los trabajos de imprenta o edición que la sociedad proporcionara a la Imprenta tendría aquella un (?) % de ganancia limpia. – Estas son las cosas que a primera vista se me ocurren. Usted podrá completarlas, corregirlas y mejorarlas, si está de acuerdo en la fórmula general. En este último caso, le ruego que me escriba una carta para mostrársela yo a López, o incluso dirigida a él, expresando su conformidad con lo hablado, y proponiendo las bases en la forma que le parezca más conveniente. Nuestro convenio respecto del suministro de libros ha sido que ninguna casa, sea Losada, Bajel, Nova o ninguna otra tendrá situación de privilegio, sino que las utilizaremos a todas en igualdad de condiciones, es decir, aprovechando lo que en mejores condiciones se nos ofrezca.

No se le ocultará que estoy verdaderamente contento y entusiasmado con este sesgo, pues, a pesar de lo que pudiera parecer desde algún punto de vista, las ganancias van a ser mucho mayores, puesto que el socio que tendremos es pujante, y luego significa un punto de apoyo aquí, nada despreciable, sobre todo cuando ya llevemos algún tiempo ahí, con lo cual se pierde contacto inevitablemente. A López se le ocurren además otras posibilidades, desde ahí, que pueden en efecto acometerse sin miedo cuando ahí [sic] detrás una potencia como la que él representa.

Para terminar, una buena noticia. El Banco Central ha elevado de siete y pico a ocho y pico el tipo de cambio para exportación de libros.

Reciba un gran abrazo de su amigo

Ayala.-

¿Quiere preguntar a Frondizi si ya hizo la tradcción [sic] del librejo? López va a mandar el presupuesto que me encargó Colón, y estando las cosas como están, es bueno que esa relación quede ya entablada.


FECHA
11/06/1950
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis A. Arocena
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Buenos Aires
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] Francisco Ayala

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Benson Latin American Collection, LLILAS Benson Latin American Studies and Collections, The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Luis A. Arocena (11/06/1950)

Buenos Aires, 11 de junio de 1950.

Mi querido Arocena: Recibí sus cartas muy a punto, pues ya mañana por la mañana emprende su viaje nuestro amigo y ya socio López. Ayer, pues, fui a verlo a primera hora y le di a leer su carta. Mi ida y esa lectura lo satisficieron, a lo que pude ver, pues estaba impaciente por concretar más las cosas, y no querría llamarme. Yo le expliqué que, aun dando por supuesta la conformidad de usted, no quería avanzar un paso más sin tenerla expresa, y por eso no lo había visto antes.

En resumen: confirmamos nuestro acuerdo sobre las bases generales que yo le había anticipado a usted en mi carta. Los tres, como socios en igualdad de condiciones; él se encargará del suministro desde aquí, y –lo que es muy importante– de organizar la comercialización de forma que nuestra sociedad disfrute de todas las ventajas posibles en relación con el cambio, como yo le explicaré a usted en su día. Precisamos nuestra disposición –de usted y mía– a no percibir remuneración de la sociedad (lo que es lógico) sino a liquidar ganancias, de las cuales adjudicaremos un tanto por ciento, aún por determinar, a nuestro gerente, que en principio se ha manifestado conforme a lo que nosotros establezcamos. López condiciona el establecimiento de taller ahí a un estudio sobre el terreno, que, creo, no se haría sino una vez puesto en marcha el negocio de importación de libros. Pero quizás al crear la sociedad debamos darle una forma que admita sin modificación aquella posibilidad y sus consiguientes ventajas.

Yo le pedí a López que hablara por su parte con Vázquez, para darle la seguridad y tantearlo, de manera que mi impresión acerca de sus buenas disposiciones quedara controlada con la de él, que también lo conoce hace muchos años. En efecto, lo llamó y estuvieron conversando a satisfacción; acaba de decirme por teléfono que no había soñado siquiera en solución tan espléndida como la de llevarnos a este muchacho para el negocio.

Así están, pues, las cosas. Yo entiendo que sería conveniente que usted viera ya la cuestión del local, de manera que quedara hasta apalabrado en principio. También piensa López que debemos hacerlo en forma no demasiado costosa, pero sí digna y elegante, de manera que la librería pueda convertirse en un centro de reunión. Esa era la opinión de usted. Yo insisto en que ese salón literario debe ser de condiciones tales que impidan el latrocinio de los bibliófilos demasiado entusiastas, o que lo reduzcan, considerando que no podremos tener mucho personal allí empleado.

Respecto de su anemia, guardaré entera discreción; pero voy a permitirme darle un consejo, aun sin ser médico. Y es que no se atenga exclusivamente a las vitaminas en inyección, sino que procure asimilarlas directamente de la naturaleza. O dicho en términos profanos: que le meta a los porotos sin asco, verdadera fuente que son de salud y belleza.

Y nada más por hoy. Afectuosos saludos a Amalita y los niños; y un abrazo para usted de su buen amigo

Ayala.-


FECHA
14/08/1953
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Luis A. Arocena
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta manuscrita con membrete:] UNITED NATIONS / NATIONS UNIES

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Benson Latin American Collection, LLILAS Benson Latin American Studies and Collections, The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Luis A. Arocena (14/08/1953)

14 agosto 1953

Querido Arocena: De ningún modo imagine viendo mi letra que le escribo para apurarlo con el trabajo. No lo hago, porque estoy seguro de que el original está ya de camino. Mi propósito, pues, es simplemente, el de enviarle un cordial saludo, mío y de la familia, y hacerle ver que las altas esferas de la política internacional, donde ahora me muevo para bien del mundo, no me hacen olvidar a los pobres profesorcillos de Humanidades (!) (cosa c’cè?)

Quiero comunicarle un descubrimiento: el mundo es muy pequeño. Y ayer, de visita en una casa de americanos para nada relacionados con lo spanish en ninguno de sus aspectos, conocí a una sra. Eleanor Kojassan que resultó ser antigua amiga de Luisito Muñoz Lee. Así, pues, dele a Luisito saludos de Inky.

Si tiene un rato sobrante, póngame unas líneas informativas del pequeño gran mundo UPR.

Nuestros recuerdos afectuosos a Amalita y los pibes, y un abrazo de su amigo

Ayala.-