Epistolario de Francisco Ayala

11/02/1965

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Gullón, Ricardo

FECHA
11/02/1965
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con membrete:] STANFORD UNIVERSITY / STANFORD, CALIFORNIA / DEPARTMENT OF MODERN EUROPEAN LANGUAGES

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (11/02/1965)

11 febrero 1965

Querido Paco:

Empiezo por dárte la enhorabuena por la futura traducción al alemán de La cabeza del cordero. Eres un tío muy grande y dentro de poco te harán una estatua (yacente) en Granada. Para eso no hace falta sino que te decidas a ingresar en la categoría de cadáver ilustre, que ya sabes que en nuestra tierra es las más estimada y respetada.

Espero con impaciencia la novela corta que has publicado en la colección celesca, pues el hecho de que la censura, astuta como honesta, haya querido pulir tu prosa me hace pensar que pusiste en el cuentecillo más picante del que reconocías. Yo me atasqué nada más empezar por escrúpulos de conciencia y ahora se me ha ido la aventura al cielo y no estoy en humor narrativo.

Si te digo la verdad, se me está desarrollando una insospechada alergia a la pluma. Salvo los artículos escritos con ocasión del centenario unamuniano y alguna reseña que Canito me pidió, hace ahora un año en que no escribo nada. Estoy lleno de notas, de apuntes y a veces hasta tengo alguna idea, pero a la hora de la verdad me siento como paralizado. También puede influir la circunstancia de que si algo interesante se me ocurre lo desarrollo de palabra en las clases y con eso me parece haber cumplido.

He leído muchísimo sobre el modernismo y sigo leyendo sobre la novela contemporánea. Me hinché a tomar notas machadescas durante todo el mes y ahora estoy valleinclaneando a más y mejor. Pero no me hago grandes ilusiones.

Como Javier se ha convertido en colaborador asiduo de no sé qué periodico de Madrid, Informaciones, me parece, tal vez es allí donde deba publicar las cosas que sobre tu obra he escrito. Como él es todo lo abundante que yo quisiera ser, tal vez convenga decirle por donde debe cortar.

Volvieron a ofrecerme el puesto permanente en Stanford y reiteré la negativa. El Departamento es demasiado pequeño y ligado, o por mejor decir, dependiente del alemán. Los estudiantes son francamente buenos puesto que aquí sólo aceptan a los mejores, pero la facultad es mínima y hay pocas ocasiones de cambiar impresiones con los colegas. Para conversación, lo que se dice conversación, voy a Berkeley, donde Montesinos te recuerda con simpatía y genuina estimación, literaria y de la otra.

Por supuesto, San Francisco es una de las pocas ciudades interesantes que van quedando. Las gentes son diversas, algunas tienen personalidad muy acusada y se come espléndidamente. He comido pescado tan sabroso y rico como hacía años no lo cataba en este bendito país. ¡Y que librerías! San Francisco será factor decisivo en que mi sindineritis crónica se haga, además, aguda.

Recuerdos a Nina y para ti un fuerte abrazo de