Epistolario de Francisco Ayala

21/02/1968

DESTINATARIO: Gullón, Ricardo REMITENTE: Ayala, Francisco

FECHA
21/02/1968
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] THE UNIVERSITY OF CHICAGO / CHICAGO 37. ILLINOIS / DEPARTMENT OF ROMANCE LANGUAGES AND LITERATURES / 1050 EAST 59TH STREET

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (21/02/1968)

21 de febrero de 1968

Mi querido Ricardo:

Te escribo según te dije que lo haría cuando ayer hablamos por teléfono, aunque claro está que todavía no tengo nada nuevo que decirte. Me parece que pasado mañana, con ocasión de una conferencia que voy a dar en otra universidad de aquí, la llamada Northwestern, acudirán Compton y algún otro y tendré la ocasión de charlar un rato aparte, con lo que, de un modo natural, podré averiguar y apretar. Tu carta me parece perfecta, y espero que todo se arregle. En fin, ya sabes tú cómo son estas cosas. Tu plan está bien, pues si no se arregla nada para el otoño próximo tendrás tiempo para desentenderte de pejigueras mediante ese grant, y si se arregla, mejor.

Desde el lecho del dolor estuve charlando por teléfono con Sobejano. Nada me extrañaría que se pongan en contacto contigo para llevarte a Columbia University. Pero Sobejano me parece un poco ingenuo en su trato con estas instituciones. Imagínate que se ha quedado a base de ruegos y buenas palabras, y aunque con subida de sueldo, menor sin embargo del que le ofrecían en NYU. Le pregunté si es que pensaban ponerse a tono en los salaries, y me dijo que creía que tendrían que hacerlo (o sea, que ni siquiera ha tocado el tema, imagínate), y yo le dije: Pues eso es lo primero que hay que hablar, caramba. En fin, si ahora no lo hacen (y a lo mejor lo hacen, quién sabe), dentro de un año tendrán que hacerlo, y siempre es una posibilidad abierta. Lo mismo digo respecto de la City University. Tú no debes impacientarte, puesto que tu prestigio y posición son de las más firme, tanto que no hay nadie mejor situado que tú en este momento. Y sobre todo, querido Ricardo, ya es hora de que te abaniques y no te tomes berrinches por lo que en definitiva te tiene sin cuidado. Lo que me contaste respecto de Frondizi, nada me asombra. Sabes que me conozco a mis clásicos; y si alguna vez he pensado que fui duro en exceso respecto de ciertas blanduras del excelente Arocena, tendrás que reconocer como yo mismo reconozco que no deja de dar motivo a impacientarse con él. Pero dejamos eso; no vale la pena.

Te agradezco el consejo sobre Prentice-Hall. Les voy a pedir la cantidad que me dices, y no el tanto por ciento, por aquello de que más vale pájaro en mano… Por lo demás, quizás no se hará nada nunca.

Recibí una carta de Miguel González donde me dice que querría enseñar un curso de verano este año. Dile, por favor, cuando lo veas, que estaré al tanto y daré su nombre si alguien me pregunta.

Creo que dentro de diez o doce dias volveré a Nueva York y me pasaré una semana completa. Entonces (cuento no estar engripado de nuevo) voy a ver gente, y voy a tirarme un lance a favor tuyo en NYU excluyendo al que es como la sombra del manzanillo. A lo mejor te llaman, why not? en el estado de desesperación en que deben de estar ahora.

Mis saludos cariñosos a todos los amigos, y un abrazo

Ayala.-

Cuando ya había cerrado la carta e iba a echarla al correo me llama Compton para pedirme que le envie la recomendación de que me habías hablado. Por supuesto, no me he dado por enterado de nada, ni sabe que hemos comunicado al propósito. Me dijo que había recibido hoy carta tuya, y que iba a hablar en seguida con el Decano. Me consultó, que si no teniendo ellos todavía estudios graduados, tu te resignarías a enseñar undergraduates en el año próximo hasta que en el otro los hubiera. Están literalmente aterrados de ofenderte. Los tranquilicé. Les dije la clase de persona que tú eres, y que, al contrario, para ti sería un aliciente el trabajar donde algo se está construyendo y puedes levantar las cosas. Les di un achucón enorme, advirtiéndoles lo que pasa en Columbia y las posibilidades o probabilidades de que te llamen de allí, pero que si querían tenerte (ya que tú una vez comprometido no te vuelves atrás) deben de hacerte enseguida una oferta concreta. Me respondió que iban a hacerte una oferta muy buena. En fin, veremos. Yo escribo ahora mismo la carta.