Epistolario de Francisco Ayala

10/04/1965

DESTINATARIO: Gullón, Ricardo REMITENTE: Ayala, Francisco

FECHA
10/04/1965
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ricardo Gullón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] NEW YORK UNIVERSITY / GRADUATE SCHOOL OF ARTS AND SCIENCE / WASHINGTON SQUARE, NEW YORK 3, N.Y.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (10/04/1965)

10 de abril de 1965

Querido Ricardo:

Ya estaba extrañado de no recibir carta tuya, cuando por fin me llega la del dia 3 enterándome de que has estado fastidiado del intestino; y como nada precisas, y calificas de pequeña la intervención que has sufrido, deduzco que se trata de cosas más vejatorias y molestas que dignas de preocupación, y que de todos modos pertenecen al reino del pasado.

No dejes que las clases te coman, antes al contrario, debes usar a tus estudiantes como conejos de Indias para probar tus escritos, que van dirigidos a todo el mundo. El asunto sería llevar a las clases las cosas cuando las tengas en la etapa de borrador, e inmediatamente, sin esperar a que ello se enfrie, redactar la versión definitiva apenas las hayas soltado.

El otro dia recibí una larga carta de Marra-López quien me cuenta que el amigo Maravall ha sufrido un nuevo ataque de corazón (cosa que Soledad Ortega, la hija de don José, me corrobora); y me dice también el mentado Marra que, pese a las promesas que le habían hecho a José Antonio de darle carta blanca para la dirección de Cuadernos Hispanoamericanos, a los veinte dias de haberla asumido tuvo que volverla a dejar, pues eso de los plenos poderes era pura filfa, y engañifa del nene Gregorito. Ya ves, una vez más, qué dificil es levantar la costra hispánica; aunque, quieras que no, va saliendo de todos modos.

Me entere por informe fidedigno de que los otros Cuadernos, los de París, habiendo llegado al número 100, han tirado la esponja. Ya era de suponer que Arciniegas les daría la puntilla. La verdad es que eso, como tantas otras cosas, fue siempre de mal en peor, saliendo de Málaga para entrar en Malagón, o de Murcia para Tegucigalpa.

Ellis está tan ansioso por conocer tu opinión sobre su libro que si no le escribes pronto unas lineas te las va a escribir él, preguntándote, pues me pide tu dirección,y supongo que es para ese fin.

No recuerdo si te dije en mi carta anterior que, por mor de los indispensables dólares, he aceptado dar un curso de verano este año en Harvard, donde deberé estar no más tarde que el 6 de julio. Por consiguiente, sólo tengo un mes desde el final de las clases hasta esa fecha, breve lapso que aprovecharé para visitar Madrid y pasar unos dias en París. Aun el viaje no está esquedulado (tal vez vaya también a Italia por cuatro o cinco dias), pero sí resuelto. Iré solo, pues estando aquí nuestra hija, es claro que la madre renuncia al susto de levantar el vuelo, y yo al gasto de que lo levante.

Supongo que no sabes que murió el hijo de López Llausás, el director de la Editorial Sudamericana, un muchacho magnífico, con 43, padre de seis hijos; y por la forma en que viene la noticia da la impresión de que se hubiera suicidado. No sé si lo conocías, o si conoces al padre; yo era muy amigo de esa familia, y me aflige pensar cómo estará el pobre viejo, que precisamente acababa de pasar un arrechucho de corazón.

No tengo mucho que contarte, y eso, como has visto, no demasiado bueno por cierto. Pero te escribo enseguida para darte ocasión a que me contestes sin demora, y me digas qué vas a hacer durante el verano, para que podamos comunicar como de costumbre y, a lo mejor, vernos. De mí, ya sabes.

Recibe los afectuosos saludos de Nina, y un fuerte abrazo de

Ayala.-