Epistolario de Francisco Ayala

10/04/1965

DESTINATARIO: Bayón, Damián REMITENTE: Ayala, Francisco

FECHA
10/04/1965
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Damián Bayón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Instituto de América de Santa Fe. Legado Damián Bayón. Archivo (Santa Fe, Granada)

Carta de Francisco Ayala a Damián Bayón (10/04/1965)

10 de abril de 1965

Querido Damián:

Nuevo papelito azul, esta vez con algún retraso, aunque no tanto como el usted para contestar a mi carta anterior. En efecto, estamos muy contentos con el regreso de los jóvenes, que durante todo este mes han estado trabajando cual enanos en la revisión de las respectivas tesis, ya -laus Deo!- aprobadas, y que defenderán en el mes próximo, acto éste que puede ser duro, aunque sólo en la manera de los torneos, que si golpean no matan.

La noticia del cierre de Cuadernos me ha parecido lamentable, pero no ha constituido sorpresa alguna para mí, pues si no hubiera tenido otros datos para esperarla (y los tenía), bastaba echarle una ojeada para observar su paulatino deterioro, como en el caso de esos enfermos, que sin haber sido jamás lo que se dice saludables, toman un curso que sólo puede conducirlos a la tumba, cuya próximidad se hace más evidente de un día para otro. La verdad que su semblante era, a lo último, terrible; ya olía a muerto.

Eso del nuevo estilo y demás, serán cosas de Jorge porque si el estilo es el hombre, cualquier cambio será no más que una jugarreta. Como espero que pronto, es decir, a finales de mayo próximo, tendremos ocasión de charlar, dejo para entonces el charlar de cosas literarias.

¡Vamos, hombre! ¡No se queje del estado precario de sus finanzas! Si todo el mundo sabe que está usted amarrotando cantidades de esa moneda fuerte mundial que es el nouveau franc, para no hablar de los pesos argentinos, que si bajan en la cotización, se multiplican en su cifra, y apa. Yo pudiera quejarme, que me veo este año en la triste necesidad de dictar un curso de verano, privándome del merecido descanso estival para echar un remiendo a mis exhaustas alforjas, después de haberlas exprimido con un viaje de un mes que quiero hacer a Europa antes de asumir de nuevo las clases-pejiguera. Y eso, a mis años.

No sé si habrá usted sabido acerca de la muerte de Jorge López, el hijo de don Antonio López Llausas. Yo he recibido un recorte de prensa con esa terrible noticia, pero no tengo detalles. Me aflige pensar en qué estado se encontrará el pobre viejo, que acababa de pasar un tramujo de corazón. ¡Tremendo golpe!

Escriba, Damián, escriba fito, fito, sin concederse tan grandes márgenes e interlineados, y sobre todo sin permitirse tan largos lapsos de silencio. Haga sonar las teclas de su maquinilla en honor nuestro.

Nina le envía sus saludos muy cariñosos, y yo un gran abrazo

Ayala.-

Me olvidaba de contarle que el otro dia nos honró con su visita Jorge Romero Brest en compañía de su jóven esposa. Está encantado de la vida, y al dia siguiente debió de estarlo más, pues vería en el New York Times su bella efigie bajo el epígrafe de ‘Olé, New York’ con una pequeña interview.