Epistolario de Francisco Ayala

05/01/1964

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Bayón, Damián

FECHA
05/01/1964
REMITENTE
Damián Bayón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
París
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Instituto de América de Santa Fe. Legado Damián Bayón. Archivo (Santa Fe, Granada)

Carta de Damián Bayón a Francisco Ayala (05/01/1964)

París 5/1/64

Querido Ayala: Le escribo para descansar de mis papelotes. Ante todo: ¡feliz 64! ¿Dónde estuvo, vino a Europa? ¿Y los chicos dónde lo pasaron...? Todas incógnitas a las que Ud. contestará en su próxima. Yo, de acuerdo a lo previsto me fuí a Mallorca. Si Ud. hubiera era [sic] capaz de cambiar mis planes pero supe por el pintor Ronaldo De Juan que invitaba a los Mallory a venir a París que ellos renunciaban hasta la primavera. Ergo... colegí que no le veríamos a Ud. el pelo y que no había tiempo de averiguar más. Estuve 15 días en lista de espera para encontrar un avión que me llevara y otro que me trajera. Por fin se produjo, salí el 23 y volví el 3 de enero a yiempo [sic] para la iniciación de los cursos. Descansé y no me atraqué demasiado de la comida que me gusta y me hace mal. España rica, la gente menos amable (ley inexorable del progreso, por eso Francia progresa que da miedo...). Dos días en Palma orientándome, paseo mojado por la isla en autocar, al día siguiente alquilé un cochecito con un inglés fortuito y simpático y “exploramos” no sin dejar de ver a George Sand y Chopin en Valldemosa. Cuando uno se entera que la matrona se fué con sus dos hijos y una “bonne à tout faire” se compadece el compositor y comprende lo desgarrado de sus baladas. No es para menos: allí el hombre de la casa debía ser George y el pobre Chopin -aurorito genial- no sabría a qué santo encomendarse. ¡Qué buenos tiempos! En la exploración redescubrí Paguera una playa sin carácter pero con pinos y me fuí cuatro días a comer, dormir, pasear y mirarle la cara al sol cuando nos la mostraba. Dos días de vuelta a Palma, llamada a Cela, invitación a las nueve de la noche. No sabía quién era yo -sigue sin saberlo- pero le manda saludos. Simpático a su manera, sabe muy bien quién es o más, pero en fin... Me clavé con su último libro (ese sí que publica hasta las cuentas de la lavandera) que se llama Las compañías convenientes y otros fingimientos y cegueras. Le manda saludos, había un joven profesor francés y su mujer (enseñan en Aix) y cuando el maestro nos despachó nos fuimos los otros tres a charlar a un café. Muy agradable velada. De allí el 31 me fuí a Barcelona, archivo de la cortesía que dijo su amigo Miguel (de Cervantes, no Enguídanos) y repasé mi Gaudí, compré algún librejo como un maravilloso tratado de jardinería del siglo XVI de Gregorio de los Ríos y una tesis sobre Estética de Heidegger (que es monstruosa diría Schajowicz) de un señor Cerezo Galán o algo así de improbable. Vi su neonato De este mundo y el otro (o como sea) junto con muchos Serranos Poncelas (no hay más que uno, diría él) y Maravlles [sic] en profusión. Y pasé Nochebuena solo como un perro y Año Nuevo comiendo en un self-service español y yéndome a la cama para olvidar. París, espléndido y yo preparándome al mucho trabajo que me espera. Abrazos numerosos de