Las cartas que mencionan el lugar

Editorial Losada

cartas 1 al 1 de 1
FECHA
09/04/1949
REMITENTE
Arnaldo Orfila
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
Editorial Losada
ORIGEN
Ciudad de México
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica. Sección Autores, Expediente n.º 22

Carta de Arnaldo Orfila a Francisco Ayala (09/04/1949)

C.A.

, a 9 de abril de 1949.

Sr. Prof. Francisco Ayala,

Editorial Losada,

Alsina 1131,

Buenos Aires, ARGENTINA.

Mi querido amigo:

Recibí con mucho gusto su carta de 16 de marzo.- Me da mucha pena tener que decirle que el ofrecimiento que me hace para efectuar una edición con sus Escritos Políticos, algunos de los cuales han sido editados por nosotros, no puedo aceptarlo por las tan malas condiciones en que usted bien sabe que se encuentra la tarea editorial. Tenemos una gran cantidad de originales que esperan su publicación y esto nos ha obligado a adoptar una medida general en el sentido de no adquirir nuevos compromisos hasta tanto nos vayamos poniendo al día con ese material que espera publicación. Sólo alguno que otro manuscrito para la nueva Colección de Breviarios que últimamente hemos puesto en marcha, y para los que desgraciadamente no corresponderían los trabajos que usted me ofrece. ¡Ojalá las condiciones generales de nuestra América o del mundo cambien para que nuestros buenos deseos puedan tener más fácil satisfacción, pero según van las cosas, presumo que esto ha de ocurrir cuando nos acerquemos al año 2000.

Comprendo también su preocupación frente a las dificultades para que pudiera seguirse distribuyendo aquí Realidad. Dice usted que “parece que, entre todos, nos hemos propuesto asfixiar nuestras entecas manifestaciones intelectuales”, pero pienso que no debemos ser injustos, utilizando un pronombre que no viene bien. No somos nosotros los que nos proponemos esa asfixia, sino que todos nosotros somos víctimas de un hecho que provoca otras fuerzas u otros intereses. En el caso concreto de la dificultad del ingreso de libros a México por el decreto del gobierno y que ya sé que debe haber provocado los más desfavorables juicios de los colegas argentinos contra este país, ya sabe usted que se dictó frente a la desesperada situación que se le creó a la débil economía mexicana por el injusto trato con que el gobierno de Argentina y España perjudican a las editoriales del país. Es, creo, razonable que ante la burla que en España nos hacen para pagarnos unas pocas pesetas mientras ellos se llevan los dólares que México tanto necesita por la venta de sus libros, aquí en este país haya debido adoptarse una medida defensiva. Lo mismo ocurre con la Argentina. Por más que es difícil la situación de ese país frente a la cuestión divisas, el gobierno mexicano no debe pensar en los problemas de allá sino en los de acá y ha adoptado esa medida severa, desde luego lamentable por las dificultades que a todos nos producen, pero que ha tenido su fructificación exacta. Pero en fin, ya imagino que usted pensará que, mexicanizado del todo, me pongo a defensa de una medida gubernativa que por allí han entendido que nos favorecen [sic]. Ocurre que como es ésta una cuestión en debate permanente y que tanto nos preocupa es inevitable siempre hacerla con comentario.

Demoré unos días mi respuesta porque quería, por lo menos, cumplir o satisfacer en algo su pedido de colaboración de la gente de aquí. Lo he hecho pidiéndole a Don Alfonso, a Cosío, a Zea, a Ramos, a Imaz, a Gaos y a algunos más. Por ahora lo que puedo enviarle es un trabajo que Alfonso Reyes me entrega para ustedes.

Dígame, si me tiene que volver a escribir, los temas sobre los cuales fundamentalmente le interesaría a usted que se efectuaran esas colaboraciones.

Con saludos de nosotros para usted y su señora, reciba un afectuoso abrazo de su muy amigo.