Epistolario de Francisco Ayala

22/07/1961

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Barea, Ilsa

FECHA
22/07/1961
REMITENTE
Ilsa Barea
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con correcciones a mano, con firma autógrafa y con membrete:] 28 UPPER PARK ROAD / LONDON, N.W.3

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Ilsa Barea a Francisco Ayala (22/07/1961)

Mi distinguido amigo:

Espero que me deje llamarle así, a pesar de su comprensible e inevitable irritación y rabia conmigo…

Primero: lo que Salazar Chapela me indica que Vd. cree, a causa de The Horns of Fear, no es así. En esto, al menos, soy completamente inocente. Faber & Faber de Londres me encargaron con la traducción de la novela de A. M. de Lera unos seis meses o más antes de que Vd. se puso en contacto conmigo, y terminé la traducción al principio del año pasado. En Inglaterra se publicó hace muchos meses. Es una novela corriente que traduje como “bread and butter work” y que no tiene comparación en ningún sentido, ni en importancia ni en calidad literaria ni en problemática de traducción, con Muertes de perros [sic], y no se me hubiera ocurrido dar prioridad a aquel trabajo. Sólo que tuve que terminarlo antes de empezar algo nuevo, y en mi correspondencia original mencioné algo de mis obligaciones anteriores. No quiero que Vd. tenga esa sospecha ni un día más. Ya tiene bastantes razones para quejarse de mí, pero sería un [sic] falta de lealtad absoluta, cosa de la que no creo ser capaz.

Segundo, y esto digo como “captatio benevolentiae”: desde semanas tengo terminada la tercera (sic!) versión de mi traducción de Muertes de perros [sic]; la he dado a la misma amiga inglesa que siempre ha revisado mis traducciones de las obras de mi marido, porque es la revisora en la que tengo más confianza. Desafortunadamente ella tambien tiene mucho trabajo, se llevó el texto en sus vacaciones, y es sólo la semana que viene que nos reuniremos para discutir algunos puntos de duda de estilo. Después, probablemente habrá que recopiar unas cuantas páginas. Pero el trabajo me parece hecho, contra viento y marea. Y ¡tanta marea!

Y ahora empiezo mi explanación, si tiene la paciencia de leerla. He pasado por dos de los años más difíciles, no sólo en el capítulo salud, de este período de mi vida. Ya sabe que tengo diabetis [sic]. Ésta, suele ser una enfermedad clemente, pero por varias razones, entre ellas una alergia contra la insulina, la mía es difícil de “controlar” como dicen los médicos. He tenido nada menos que dos colapsos, uno muy serio el otoño pasado. Ahora, la causa siempre ha sido exceso de trabajo y de tensión. Durante meses no he podido hacer nada, prácticamente, que leer y dictar algunas reseñas para continuar unas modestas ganancias. Algunas semanas que se prolongaron a meses ni abría cartas, para evitar excitaciones, etc. etc. Por añadidura he tenido muchos problemas personales que no le interesarán: ha sido una batalla que he ganado pero que ha costado mucho tiempo, muchos nervios…y que me tenía inmovilizada para trabajos más creativos. Todos mis amigos, y todos [sic] las editoriales también, o tenían que dejarme por imposible o tener paciencia. La verdad es que trataba demasiadas veces a reempezar con el trabajo, y en primer lugar con la traducción, dificilísima, de Muertes de perros [sic], cuando no hubiera debido hacer nada, y siempre terminó en fracaso físico.

Me dirá por qué no le he escrito sobre todo esto antes. La contestación es simple. No quería dar excusas y más excusas, sino decir: he hecho esto, aquí está. Creía haber llegado al punto hace unos seis meses, pero no me gustó el resultado de mis trabajos tantas veces interrumpidos, y otra vez lo rehice todo. El experimento de usar el dictáfono salió mal, porque para ello los problemas del estilo de Muertes de perros [sic] (“A Dog’s Death”, ya que el plural es imposible en inglés) son demasiado sutiles. Tuve que escribirlo por máquina [sic], yo misma; aquí entró otra dificultad… los dolores artríticos en dos dedos de mi mano derecha y a veces en el brazo entero, que se empeoran rapidamente cuando escribo mucho. Etc. etc.

No puede imaginarse, creo, la preocupación constante que todo esto me había causado durante el año pasado y el corriente. Desde unos cuatro meses estoy mucho mejor de salud, pero no completamente en un equilibrio estable. Es por esto que he evitado enfrentarme con las cosas menores, como la correspondencia, que ya me parecía una montaña demasiado inacesible [sic].

A veces pensaba si no debiera decir que otra persona terminara la traducción, pero francamente, no creía esto una buena solución. Creo sinceramente que el resultado final, que ya esta en vista –aun si la última tarea de corrección y de copiar no está completamente terminada– justificará la enorme y desesperante espera.

Ojalá que Vd. dirá lo mismo.

Le saluda muy cordialmente

Ilsa Barea