Epistolario de Francisco Ayala

13/12/1961

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Gullón, Ricardo

FECHA
13/12/1961
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (13/12/1961)

13 de diciembre de 1961

Sr. D. Francisco Ayala

54 West Sixteenth Street

New York, N. Y.

Querido Paco:

Como ves no tardo en contestar tu carta última y empiezo felicitándote por partida doble. En primer término para desearte unas pascuas muy plácidas y productivas, en todos los aspectos. En segundo término por tu paso a New York University, del que me enteré ayer por carta de Rodrigo Molina. Puedo asegurarte que me alegro como si de cosa propia se tratara, pues sé que tu deseo era instalarte definitivamente en Nueva York, donde estoy seguro que te ha llevado el reconocimiento general de tus méritos y talentos, etc., etc. Tendrás así más tiempo para trabajar, y por esto no te felicito a ti, sino que me felicito, pues los partos de tu ingenio se multiplicarán y disfrutaré leyendo cuanto vaya saliendo de tu pluma.

No puedo comprender que pudieras pasar un mes en Alemania y París, regodeándote a tus anchas, siendo así que había faltado en el Congreso el aventajado ex­-filósofo don Julián Marías. Quizá no le han invitado, o no ha podido asistir, por la multitud de tareas, unas propias de su sexo y otras impropias, que le esperan en este continente. Espero que durante las navidades le agasajes y mimes para que te de buena nota cuando redacte tus informes de fin de curso.

Espero con impaciencia esa separata de tu cuento en los Papeles. Me interesa sobre todo comparar la versión completa con la publicada en la revista, pues quiero ver si consigo calar un poco en la cretinizante Censura española. Nunca se puede saber lo que van a tachar y lo que no, y tu cuento, aun mutilado, tiene gracia y está preciosamente escrito. Lo que me jeringa contigo es que, sin querer, comparo tu facilidad y tu gracia de pluma con el trabajo que me cuesta sacar adelante esos ensayos y articulejos que por ahí pululan. No sé cómo moños te arreglas para escribir como quien se bebe un vaso de buen vino.

Estoy sudando para poner en pie los capítulos de Unamuno dedicados a El otro y Teresa. No te chotees, pero lo que tu dictarías a Brunhilda, tu secretaria igualmente avispada, entre taza y taza de café, me lleva semanas de sudores, malos humores, dolores de cabeza y de otras partes, y por cierto, que, escribiendo de Unamuno, no me entendiste bien lo que te dije respecto a las pruebas de La Torre. Van a mandarme las mías y las del artículo que traduje, pero de tu joya privada nada se ha dicho. Creo prudente que le pongas unas líneas a la hermosa señora Molinary, para que te lo manden y puedas darle tú mismo un vistazo. Ya sabes cómo se la gasta por los pagos boriquas.

Dícenme que doña Fela quiere organizar una corrida de toros, e inmediatamente se me ha venido a las mientes la dificultad que tendrá para seleccionar el ganado, con tanta abundancia y competencia. Ignoro quienes serán los diestros encargados de trastear a los elegidos.

Dame las noticias que tengas sobre este acontecimiento sensacional.

Tampoco yo he recibido el último número de La Torre. No me extraña. Escribí el prologo para modernismo. Ordené todo el libro. Puse la firma de Eugenio junto a la mía, mandé el original a la imprenta y Aguilar, editor honrado, me pagó la mitad del anticipo y, según mis instrucciones, puso a disposición de nuestro amigo el resto del dinero. Pues bien: ni una palabra a mí, ni una palabra a Aguilar. ¿Puedes entender esto?

Recuerdos a Nina y para ti un fuerte abrazo de