Las cartas de Francisco Ayala sobre

Traducción de 'Muertes de perro'

Traducción de Muertes de perro / Death as a way of life, Macmillan, Nueva York, 1964.

En 1959 la editorial estadounidense Macmillan contactó con Francisco Ayala para publicar en inglés Muertes de perro . Tras múltiples retrasos por parte de Ilsa Barea, la persona a la que se encargó en un primer momento la traducción, la novela vio la luz en 1964 bajo el título de Death as a Way of Life en traducción de Joan MacLean.


La conservación por parte de Francisco Ayala de este conjunto epistolar muestra la importancia otorgada por el autor a la traducción de su novela al inglés.

cartas 11 al 15 de 49
FECHA
22/07/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Eduardo Mallea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Eduardo Mallea

Carta de Francisco Ayala a Eduardo Mallea (22/07/1961)

22 de julio de 1961

Querido Eduardo:

Ayer recibí tus Travesías, y dejé a un lado todo lo que tenía que hacer, seducido por las primeras páginas. El resultado es que hasta ahora, en que he terminado la lectura, y te escribo estas lineas, no he hecho apenas otra cosa que seguirte paso a paso y página a página a lo largo de un libro que me ha resultado fascinante, por su pureza, por ese modo simple y esa lograda naturalidad con que transmites en él lo difícil y refinado. Me ha conquistado ese volúmen de notas como sólo puede conquistar una gran novela; como novela lo siento; así se me aparece y así quedará en mi recuerdo; una novela a la que yo también asomo. Estas lineas, que siguen de inmediato a la lectura, son el resultado de esa atracción, con la que me has incluido en tu órbita espiritual por muchas horas seguidas, dejándome sin ganas de salirme hacia otros campos y otras cosas. Por consiguiente, dialogaré contigo hasta llenar la hoja.

Como el tema ha sido el de la actividad y creación literaria, reanudándolo por mi parte, aunque sea en un tono más bien informativo, te diré que hace meses concluí una novela, corta como la anterior, y ligada a ella de algún modo (aparte del vínculo que une a todas las obras de un escritor en la persona de éste). Se la envié al amigo López Llausás, y no sé cuándo la publicará. Yo desearía que fuese muy pronto, pues ahora hay aquí varias editoriales interesadas en publicar cosas mias, y no tengo juego, pues Muertes de perro está comprometida en Macmillan, y la traductora no termina de entregar su trabajo. (Pero estas son latas y majaderías del oficio, que yo, aunque no debiera, desdeño, o por lo menos, descuido demasiado. Aun para lo que más me importa, que es llegar a las personas cuya opinión estimo, querría que esa nueva novela, La gran vidorra, se publicara enseguida.)

Después he escrito unos pocos cuentos, de los que tal vez haya caido en tus manos alguno, pues se han publicado en diversas revistas; y este es el momento en que me siento un poco desorientado y como vacio, y cada vez más perplejo acerca del sentido que todo lo que uno hace pueda tener o no tener en la perspectiva de nuestro mundo. Quizás influye en ese estado de ánimo el calor excesivo, el vacio estival de Nueva York (estoy dando un curso de verano en Columbia University, pues, en vez de viajar y gastar dinero, necesito por el contrario ganar alguno en estos meses), y a la mejor quién sabe qué otros factores de los que no tengo clara conciencia. Pero el hecho es que tengo la desagradable sensación de inutilidad, y no es fácil con ella hacer nada en que realmente se crea, siendo en cambio muy posible, por paradoja, hacer todo aquello en que no se cree. Esperemos que un cambio de humor me favorezca en el futuro próximo; y si no, poco importa.

Siempre tengo el proyecto, y no sólo el deseo, de darme una vuelta por Buenos Aires para dentro de un año. Como en Estados Unidos todo hay que prepararlo con mucho tiempo, y hacer los planes por adelantado, desde ahora tengo que ocuparme de hacer posible ese viaje. Pero ustedes, ¿no vendrán antes por aquí? ¡Cuánto nos gustaría!

Reciban nuestros afectuosos saludos, y tú un gran abrazo de tu viejo amigo

Ayala.-


FECHA
22/07/1961
REMITENTE
Ilsa Barea
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con correcciones a mano, con firma autógrafa y con membrete:] 28 UPPER PARK ROAD / LONDON, N.W.3

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Ilsa Barea a Francisco Ayala (22/07/1961)

Mi distinguido amigo:

Espero que me deje llamarle así, a pesar de su comprensible e inevitable irritación y rabia conmigo…

Primero: lo que Salazar Chapela me indica que Vd. cree, a causa de The Horns of Fear, no es así. En esto, al menos, soy completamente inocente. Faber & Faber de Londres me encargaron con la traducción de la novela de A. M. de Lera unos seis meses o más antes de que Vd. se puso en contacto conmigo, y terminé la traducción al principio del año pasado. En Inglaterra se publicó hace muchos meses. Es una novela corriente que traduje como “bread and butter work” y que no tiene comparación en ningún sentido, ni en importancia ni en calidad literaria ni en problemática de traducción, con Muertes de perros [sic], y no se me hubiera ocurrido dar prioridad a aquel trabajo. Sólo que tuve que terminarlo antes de empezar algo nuevo, y en mi correspondencia original mencioné algo de mis obligaciones anteriores. No quiero que Vd. tenga esa sospecha ni un día más. Ya tiene bastantes razones para quejarse de mí, pero sería un [sic] falta de lealtad absoluta, cosa de la que no creo ser capaz.

Segundo, y esto digo como “captatio benevolentiae”: desde semanas tengo terminada la tercera (sic!) versión de mi traducción de Muertes de perros [sic]; la he dado a la misma amiga inglesa que siempre ha revisado mis traducciones de las obras de mi marido, porque es la revisora en la que tengo más confianza. Desafortunadamente ella tambien tiene mucho trabajo, se llevó el texto en sus vacaciones, y es sólo la semana que viene que nos reuniremos para discutir algunos puntos de duda de estilo. Después, probablemente habrá que recopiar unas cuantas páginas. Pero el trabajo me parece hecho, contra viento y marea. Y ¡tanta marea!

Y ahora empiezo mi explanación, si tiene la paciencia de leerla. He pasado por dos de los años más difíciles, no sólo en el capítulo salud, de este período de mi vida. Ya sabe que tengo diabetis [sic]. Ésta, suele ser una enfermedad clemente, pero por varias razones, entre ellas una alergia contra la insulina, la mía es difícil de “controlar” como dicen los médicos. He tenido nada menos que dos colapsos, uno muy serio el otoño pasado. Ahora, la causa siempre ha sido exceso de trabajo y de tensión. Durante meses no he podido hacer nada, prácticamente, que leer y dictar algunas reseñas para continuar unas modestas ganancias. Algunas semanas que se prolongaron a meses ni abría cartas, para evitar excitaciones, etc. etc. Por añadidura he tenido muchos problemas personales que no le interesarán: ha sido una batalla que he ganado pero que ha costado mucho tiempo, muchos nervios…y que me tenía inmovilizada para trabajos más creativos. Todos mis amigos, y todos [sic] las editoriales también, o tenían que dejarme por imposible o tener paciencia. La verdad es que trataba demasiadas veces a reempezar con el trabajo, y en primer lugar con la traducción, dificilísima, de Muertes de perros [sic], cuando no hubiera debido hacer nada, y siempre terminó en fracaso físico.

Me dirá por qué no le he escrito sobre todo esto antes. La contestación es simple. No quería dar excusas y más excusas, sino decir: he hecho esto, aquí está. Creía haber llegado al punto hace unos seis meses, pero no me gustó el resultado de mis trabajos tantas veces interrumpidos, y otra vez lo rehice todo. El experimento de usar el dictáfono salió mal, porque para ello los problemas del estilo de Muertes de perros [sic] (“A Dog’s Death”, ya que el plural es imposible en inglés) son demasiado sutiles. Tuve que escribirlo por máquina [sic], yo misma; aquí entró otra dificultad… los dolores artríticos en dos dedos de mi mano derecha y a veces en el brazo entero, que se empeoran rapidamente cuando escribo mucho. Etc. etc.

No puede imaginarse, creo, la preocupación constante que todo esto me había causado durante el año pasado y el corriente. Desde unos cuatro meses estoy mucho mejor de salud, pero no completamente en un equilibrio estable. Es por esto que he evitado enfrentarme con las cosas menores, como la correspondencia, que ya me parecía una montaña demasiado inacesible [sic].

A veces pensaba si no debiera decir que otra persona terminara la traducción, pero francamente, no creía esto una buena solución. Creo sinceramente que el resultado final, que ya esta en vista –aun si la última tarea de corrección y de copiar no está completamente terminada– justificará la enorme y desesperante espera.

Ojalá que Vd. dirá lo mismo.

Le saluda muy cordialmente

Ilsa Barea


FECHA
05/08/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ilsa Barea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Francisco Ayala a Ilsa Barea (05/08/1961)

5 de agosto de 1961

Mi distinguida amiga: Recibo su carta de 22 de julio, y veo por ella que mi creencia de que usted hubiera pospuesto la traducción de Muertes de perro para hacer otra no correspondía a la realidad. El hecho de haberle escrito varias cartas a lo largo de todo este tiempo sin obtener respuesta alguna me parece que disculpa y aun justifica aquella sospecha mía. Ahora veo, por lo que usted amablemente me explica, cuáles han sido las causas, no sólo de su demora, sino también de su silencio, y créame que las lamento muy sinceramente. Tal vez si, durante mi viaje del pasado verano a Inglaterra, hubiera tenido yo la suerte de poder encontrarme con usted, hablando nos hubiéramos entendido y quizás hallado juntos alguna manera de evitar que el trabajo se retrasara tanto…Pero, en fin, ya éste se encuentra, como usted me dice, prácticamente concluido, y no tiene objeto volver sobre el pasado. Lo que sí le he de rogar a usted ahora es que haga llegar a Macmillan sin más demora el original, para que al comenzar septiembre, tras las vacaciones estivales, puedan ellos disponer por fin su publicación.

Estoy seguro de que su trabajo habrá ido tan brillante como cuantos salen de sus manos, y de que, según me dice al final de su carta, habrá que dar por bien empleada después de todo “la enorme y desesperante espera”. En lo que sí insisto, ya que por diversas razones me parece importantísimo, es en que para esa fecha, 1º de septiembre, la traducción se encuentre aquí, en Nueva York. Es éste un momento que pudiera resultar favorable para el libro, y tanto dicha editorial como otras esperan a ver la reacción que suscita en el ambiente para emprender, si es favorable, la publicación de otras obras mías, entre ellas una nueva novela, ligada a Muertes de perro, que ya debe de estar imprimiéndose en la Argentina.

Durante este verano actual, y fuera de tres semanas que pasé en Puerto Rico, no he podido salir de aquí, pues mis finanzas andaban demasiado temblequeantes; de modo que estoy trabajando para echarles un remiendo. Quizás el año próxima [sic] pueda permitirme otro viaje a nuestro viejo mundo, y tener el gusto de verla, si no es que antes usted no se decide a venir por acá.

Muy cordialmente suyo


FECHA
27/08/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Max Aub
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] BRYN MAWR COLLEGE / BRYN MAWR, PENNSYLVANIA / DEPARTMENT OF SPANISH

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Max Aub

Carta de Francisco Ayala a Max Aub (27/08/1961)

27 de agosto 1961

Mi querido Max:

Acabo de recibir, y me he leido de un tirón, tu Calle de Valverde, que me ha hecho regresar con regusto amargo a otros tiempos y a otras gentes, o a las mismas en otros tiempos. El que no te lo hayan dejado publicar en España es una muestra más (yo tengo, como sabes, algunas otras) de cuán impredictible es la institución llamada censura en ese impredictible pais. No lo concibo, sencillamente.

La edición está bien. Es el segundo libro que veo de la Universidad Veracruzana (el otro fue el de Manolo Durán). Se me ocurre si ellos no tendrían interés en publicar algo mio. ¿Qué te parece a tí? ¿Querrías preguntárselo?

Te felicito por el libro, que me ha interesado, agradado y “comprometido” íntimamente en la medida extraordinaria que bien puedes imaginarte.

¿Qué hay de la edición inglesa de tu Torres Campalans? ¿Cuajó? La Sra. Barea, por lo que se refiere a mi Muertes de perro, pretende ahora haber terminado la traducción. Veremos si es cierto y llega aquí en la fecha señalada.

Nuestros afectuosos saludos a Peua, y para tí un gran abrazo de tu viejo amigo

Ayala.-


FECHA
23/04/1962
REMITENTE
Emile Capouya
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] The Macmillan Company / Publishers / Sixty Fifth Avenue New York 11, N. Y. 

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Emile Capouya a Francisco Ayala (23/04/1962)

Mr. Francisco Ayala

54 West 16th Street

New York 11, New York

Dear Mr. Ayala:

I had not seen the notice of Mrs. Barea's translations of Hortelano. I am furious. The Prix Fomentor that Hortelano was awarded postdates, by at least a year, Mrs. Barea's commitment to translate Muertes de perro.

So far as I am concerned, whatever the condition of her health, this news makes a long delay in finishing work on your book absolutely inexcusable. I am going to attempt to make her give us the manuscript for translation in whatever state it may be. When we have examined it, we shall know exactly where we stand and what to do next.

This gives me an opportunity to thank you for the privilege of reading El fondo del vaso. I think it an extraordinary book, and a worthy successor to Muertes de perro, though surprisingly different in manner. I also very much appreciated your presenting me with copies of “Baile de mascaras” and “Violacion en California”. The theme of the latter story I remember reading in the newspapers seven or eight years ago. Did you read that item at the time? It was the case of a marine who claimed to have been assaulted by two girls, stripped of his clothing, and left naked on the highway within a few miles of his base. I have been puzzling over that story for years. I wonder if you would be willing to publish it in English. If so, I would try to sell it in translation to a magazine. And, if you agree, I would translate it, submitting the translation to you for your approval. Naturally, I want no other part in the enterprise than the privilege of being associated with the story’s appearance in English.

Cordially,

Emile Capouya

Senior Editor

Trade Department

ec/ki