Las cartas de Francisco Ayala sobre

Nina Silva

Etelvina Silva Vargas. Puerto Montt, Chile, 1908-Madrid, 1990.

En Berlín, donde vivía con su hermana Lucinda, ambas con una beca Humboldt, conoció a Francisco Ayala. Allí contrajeron matrimonio el 20 de enero de 1931. Sus conocimientos de alemán le permitieron ayudar a su marido en las traducciones de obras académicas y literarias. En 1934 nació en Madrid la única hija del matrimonio, Nina Ayala.

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FECHA
23/12/1956
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
París
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (23/12/1956)

Paris, 23 de diciembre de 1956.

Querido Ferrater:

En vísperas de navidad, y próximo el año nuevo, me doy cuenta –para eso se han hecho las fiestas– de que no puedo descuidar más tiempo el escribirte. Es más que probable que te deba carta. Satisfago esa deuda ahora, contándote el empleo –o desperdicio– del tiempo que va desde principios de junio, en que salí de Puerto Rico, hasta ahora. Primero hice una recorrida de toda Hispanoamérica (con excepción de pocos países) como integrante de un grupo presidido por el rector, con el objeto de averiguar si era verdad que cada país estaba en el sitio que, de acuerdo, proclaman los textos de geografía y las compañías de aviación. Comprobado eso, volé de Río de Janeiro a París, donde me esperaban ansiosas mi mujer e hija, la primera, ya en uso de la beca que le concedió su escuela al graduarse con los altos méritos a que, como hija de su padre, estaba más que obligada. Y la segunda, acompañándola, cual la clásica soga tras el caldero. La ansiedad de ambas se justificaba sobre todo por la expectativa de que adquiriese yo un automovil y les prestara servicios de chofer, como lo hice, según cumple a todo jefe de familia consciente de su dignidad y deberes del cargo. Francia, palmo a palmo, e Italia no menos, Austria, Alemania, Suiza, y Francia otra vez, tuvieron el honor de recibirnos como huéspedes. Y ahora, hace ya una semana, nos hemos quedado solos aquí los progenitores, mientras la nueva arquitecta ha llegado a Nueva York para empezar a trabajar en su oficio.

Total, yo he quedado reventado, sin ganas de moverme, y dispuesto a escribir por todo lo que no lo he hecho durante este tiempo. Sé que el mundo reclama imperiosamente mis escritos, y no quiero defraudarlo. Me quedaré acochinado aquí durante plazo no menor de un mes, quizás mes y medio; y luego… Dios dirá. Quería haber ido a Egipto y Marruecos, pero no está el horno para bollos; cualquiera sabe lo que se me ocurra hacer, en aprovechamiento del resto de la sabática, cuando vuelva a sentir ganas de moverme.

Eso es todo. Si quieres avergonzarme respondiendo enseguida esta carta, puedes hacerlo al Hotel Sévigné, 6 rue Belloy, Paris 16e. Recibiré con humildad la lección, y la aprovecharé demostrándote haberme corregido.

Nina, aquí aburrida a mi lado, me encarga muchos cariños para vosotros tres. Yo os envio un abrazo muy cordial.

Tuyo

Francisco Ayala.-


FECHA
01/02/1957
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Jaime Benítez
DESTINO
S.l.
ORIGEN
París
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo Jaime Benítez. Universidad de Puerto Rico

Carta de Francisco Ayala a Jaime Benítez (01/02/1957)

París, 1º de febrero de 1957.

Queridos amigos: Con el natural sobresalto acabo de enterarme –por Enjuto, vía Schajowicz– de que Jaimito ha tenido un accidente automovilístico serio. Innecesario es que les diga el efecto que me ha hecho la noticia. En ocasiones así es cuando uno se da cuenta del cariño que le tiene a una criatura, pues estoy verdaderamente consternado, pensando en el sufrimiento del pobre muchacho, y en el de todos ustedes, por supuesto. En fin, las palabras sobran. Ojalá que se reponga enseguida, como es de esperarse. Lo que sí quisiera es tener alguna noticia directa, aunque sea breve, de cómo se encuentra. Pónganme unas lineas enseguida, dirigidas esta vez a la Maison du Méxique, etc., pues dentro de ocho dias salgo por fin de París con dirección a Turquía y los paises árabes del Medio Oriente.

Salgo, digo, en singular, porque hace unos dias Nina fué para Nueva York. No podía soportar la idea de dejar sola a nuestra hija por tanto tiempo, y el viaje iba a resultar un sacrificio en lugar de gusto. Esto unido a dificultades económicas, pues no son broma los pasajes, nos decidió a favor de esa solución. Ahora, mi plan es permanecer algún tiempo entre mis antepasados musulmanes, buscar luego la salvación espiritual entre los prosélitos de Buda, en la India, visitar las Filipinas, cuya comparación con Puerto Rico me interesa mucho, por razones obvias, y terminar pasando por el Japón, regresando por San Francisco, y reintegrándome a la Isla de la Simpatía en fecha oportuna.

París está estupendo ahora, con un tiempo increíblemente bueno. Baste decir que hace una temperatura más alta que en verano, –lo que no es decir mucho, por lo demás. En fin, que el tiempo está de mi parte, salvo pequeñas incidencias disculpables.

He escrito, por fin, un artículo sobre el problema universitario en general, con particular referencia al de Argentina, y lo he mandado a La Nación de Buenos Aires; pero le he enviado también una copia a Fernández Méndez, para que se la pase a usted y vean si les parece indicado publicarlo también en La Torre. Aun en el supuesto de que el pudibundo diario argentino se anime a publicarlo (y ya saben que estoy escarmentado), su alcance se limita a ese pais; y creo que quizás convenga dar a publicidad en Puerto Rico las observaciones que ahí hago, por lo que tienen de informativo, por lo que tienen de admonitorio, y también por lo que tienen de confortador para nosotros, pues nuestra universidad está a salvo de ciertos males diagnosticados ahí. En fin, ustedes verán, y resolverán lo que les parezca.

Otra cosa: dias atrás me procuró Caillois para hablarme de las ediciones que él hace y volver a proponernos que publiquemos en español la serie “Conocimiento del Oriente”, donde ya han aparecido: Toukaram, Salmos del peregrino y algún otro volumen. Yo he visto el programa de traducciones, y en conjunto me parece poco atractivo para nosotros. No suelen ser obras fundamentales, y me parece que sin haber publicado los grandes libros no es caso de comprometerse a publicar los de segundo plano. La UNESCO se encargaría de pagar los gastos de traducción, y nosotros cargaríamos con los de edición. Se me ocurre que han pensado en nosotros para que hagamos el laudable papel de cirineos en una serie que a poca genta puede interesarle, y desde luego no a nuestro público. Mi criterio sería dejar que eso arrastre a lo largo del tiempo, –un criterio, como ustedes ven, muy oriental, a tono con la colección. Yo les envio a ustedes los papeles, y un ejemplar publicado, para que juzguen por sus propios ojos y vean si, a lo mejor, ese plan le interesa a Mariano Villaronga.

Por último, voy a referirme a un asunto que puede interesar a Estudios Generales. He conocido a un joven (27 años) francés, profesor de geografía e historia, que me dice haber enviado ahí, por sugestión de Enjuto, sus datos personales para un eventual contrato; pero que hasta ahora no le han contestado nada. A mí me ha hecho una impresión inmejorable, de persona seria, modesta y valiosa. Si usted, Jaime, se acuerda de decirle a Quintero que le conteste, sí o no, sería de buen efecto. Yo no le escribo directamente a Quintero porque no tengo demasiado tiempo, ni podría tampoco darle más datos que ya él tiene. El muchacho se llama Jean Pierre Donnadieu.

Termino, dándole mi dirección en Istambul por si no me pudieran escribir a vuelta de correo. En tal caso sería: Francisco Ayala, American Express, Istambul Hilton Hotel. ISTAMBUL, Turkey.

Denles mis saludos a todos, en particular a Jaimito, y reciban un cordial abrazo de su amigo

Ayala.-


FECHA
11/04/1957
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Max Aub
DESTINO
Colonia Anzures, México D. F.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] EDITORIAL UNIVERSITARIA / UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO / RIO PIEDRAS. P. R.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Max Aub

Carta de Francisco Ayala a Max Aub (11/04/1957)

11 de abril de 1957

Sr. Max Aub

Euclides 5-3,

Colonia Anzures,

México, D. F.

Querido Max:

Aquí me tienes de nuevo, recién llegado después de haber cumplido sólo en parte mi programa de viaje, pues los propósitos eran más largo [sic] que el dinero, y tuve que regresarme.

No esperarás que emule a Marco Polo contándote el viaje. Te escribo tan sólo por “orden” de Nina para mandarte este “slayde” donde tu belleza natural aparece realzada toda por las columnas de un templo griego. Necesitarás un poderoso proyector para verte.

Saludos y un abrazo

Ayala.-

FA/cvr

adjunto


FECHA
29/05/1957
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Vicente Llorens
DESTINO
Princeton University. Department of Modern Languages and Literatures
ORIGEN
Universidad de Puerto Rico
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] FRANCISCO AYALA / UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO / PUERTO RICO

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu. Archivo Vicente Llorens

Carta de Francisco Ayala a Vicente Llorens (29/05/1957)

29 de mayo de 1957.

Querido Vicente:

Tan pronto como estuve seguro, después de hechas las correspondientes diligencias, de que no tendré obstáculos aquí (aparte las previstas y ya vencidas resistencias), contesté al telegrama de Wade con unas lineas que, supongo, habrá recibido. Quiere decirse, pues, que por mi parte está todo arreglado. Y aunque espero una carta tuya en estos dias con algunos detalles, me anticipo a escribirte ésta para darte las gracias, en primer lugar, por todo, y para rogarte que me digas cuantos datos te parezcan necesarios en relación con mi trabajo. Conociendo como conozco ya el ambiente, creo que no hay ninguna dificultad en perspectiva. Pero me gustaría conocer cuanto antes el marco dentro del cual puedo moverme para los distintos cursos, de manera que pueda prepararlos adecuadamente, y del modo mejor encajen con mi preparación.

Otra cosa: aunque esta vez viviré –o, mejor dicho, viviremos Nina y yo– de asiento ahí, siempre me convendrá que, en la medida de lo posible, mis clases sean por la tarde y, también en la medida de lo posible, concentradas en los dias medios de la semana, de martes a viernes. No sé si esto es prematuro, pero sospecho que no, y que conviene desde ahora irse ocupando.

Qué haces tú, por fin? Cómo van todas las cosas? Estoy deseando tener tus noticias, pero como mañana es fiesta, no las espero hasta, lo más pronto, el viernes.

Nina te envía muy afectuosos saludos. Recibe un fuerte abrazo de

Paco.-


FECHA
22/07/1957
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Eduardo Mallea
DESTINO
París
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con anotaciones a mano, firma autógrafa y membrete:] EDITORIAL UNIVERSITARIA / UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO / RIO PIEDRAS, P. R.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Eduardo Mallea

Carta de Francisco Ayala a Eduardo Mallea (22/07/1957)

22 de julio de 1957

Sr. Eduardo Mallea

Unesco

París

Querido Eduardo:

En estos días ha llegado Nina mi hija a pasar unas pequeñas vaciones [sic] con nosotros en el trópico, y me traía tus libros, de los cuales he leído inmediatamente el voluminoso Simbad. Quiero apresurarme a comunicarte algunas reflexiones que esa lectura ha suscitado en mí.

En primer lugar, la palabra “voluminoso” apunta ya a ciertas consecuencias de carácter estético. Desde hace algún tiempo vengo fijándome, y hasta he señalado, con referencia especial a la arquitectura, el papel que juega el tamaño de la obra en el conjunto de sus valores artísticos. La intuición más viva de ello la tuve frente al Perseo de Cellini, que a pesar de su tamaño efectivo y de su perfección, es una obra de orfebrería agrandada. Dentro de este orden de pensamientos, me parece que Simbad responde bien en sus proporciones a la magnitud de la concepción, que pretende, como en toda buena novela, encerrar dentro de una estructura comprensible nada menos que la vida humana en alguna de sus manifestaciones. Esa estructura para el Simbad está lograda con admirable resultado, y con una gracia literaria única al descubrir el protagonista que él es Simbad mediante esa casual y estupendamente verosímil manera de saludarlo quien no recordaba en aquel momento su nombre. Es una especie de nominación de Jacob, que descubre un destino y lo hace manifiesto. Todo lo que la existencia tiene de frustración en la realización y de fracaso en el éxito está recogido en tu libro, con un aliento épico, pero con ciertos acentos de elegía que corresponden a la exigencia espiritual del género novelístico y de nuestro tiempo.

A propósito de tiempo: observo que el decurso temporal de la novela está fijado con toda precisión, pero sin que haya intenciones especiales, como en otras novelas tuyas, de apoyarse principalmente en las circunstancias, sino sólo como un marco para situar el desarrollo o los desarrollos biográficos que sobre todo interesan. De cualquier modo, ese marco está ahí, existe, y cada uno de los personajes nos está hablando con su presencia de un determinado ambiente social y de una acontecer histórico bien concreto. Me parece que este papel se lo atribuyes de modo personalísimo a Ruco, ese formidable personaje, que define sus orígenes “hablando fino” y hasta francés. Es un prodigio de observación y de caracterización. Lo único que me molesta (pero esto nada tiene que ver con los juicios literarios) es que sea tan simpático, porque después de todo es un peronista a nativitate, y el único que aparece en el libro. Involuntariamente lo he comparado con mi porteño Vatteone de “El encuentro” que, sin dejar de ser humano, creo, resulta razonablemente odioso. Pero, como digo, estas apreciaciones pertenecen a otro plano que el literario, donde tu personaje es un rey.

En resumen, el libro es, a mi parecer caudaloso, rico y muy logrado, de modo que ocupa el puesto que le corresponde en la serie de tu producción.

No quiero dejar de referirme a él son llamarte la atención sobre un pequeño desliz, una tontería, pero que vale la pena quizás de que repares en ella, para futuras ediciones, sino es que yo me he ofuscado como lector y me equivoco; pero me parece que el Dr. Villa de la página 632 es un revenant, ya que había muerto en la página 525. Si no estoy equivocado, sería un accidente curioso, de los que está llena la historia literaria. Cuando me escribas, no dejes de hacer alusión a este punto que me resulta curioso.

Yo, por mi parte, concluí la novela en que estaba trabajando, y se la he enviado a López Llausás. Ha quedado un librito de 200 páginas o poco más; y según suele ocurrir, y quizás sea sano que ocurra, ya no me gusta nada. Tampoco me gusta el título que le he puesto, y tengo la esperanza de que se me ocurra otro antes de que se publique. Vacilé entre “El fondo del vaso” y “Muertes de perro”; y este último me pareció más a tono, sin satisfacerme en absoluto. ¿Qué dirías tú acerca de ello, sin previa lectura de la novela?

Habrás visto publicado mi artículo sobre el problema de la Universidad. He recibido muchas cartas de Buenos Aires, y cartas de gente considerable, encontrando plausibles mis posiciones. Por supuesto, los que piensan de otro modo no suelen escribírselo a uno; pero de todas maneras creo que el artículo se ha discutido y fue una pequeña sensación, no precisamente en el sentido de la famosa petite sensation. Si yo fuera quien tuviera a mi cargo el diario, no temería tanto el publicar cosas vivas, aunque de vez en cuando fueran disparatadas, pues el disparate es un riesgo que vale la pena de correr, mejor que sucumbir a la arterioesclerosis. El país está en momentos muy delicados, y yo sigo siendo enormemente optimista a juzgar por lo que veo, oigo y me escriben, no obstante reflejar todas las cartas desconcierto y preocupación grandes. Las ilusiones fáciles del comienzo no podían durar mucho, y es bueno que se hayan desvanecido y que la gente tenga que roer la desagradable realidad, única manera de que llegue a ser un poco menos desagradable, y como quiera sirva de alimento, ya que las ilusiones alimentan menos que los mendrugos duros.

Bueno, termino esta carta enviando de parte de ambas Ninas, y de mi parte también, muy cariñosos saludos a Elenita, y para ti un abrazo de tu viejo y fraternal amigo,

Francisco Ayala.-

Francisco Ayala

FA /cvr

P.D. Ya sabes que, a partir de la primera quincena de septiembre mi dirección es:

Miss Nina Ayala

420 E. 64th St. (E 3J)

New York 21, N. Y.

[Escrito a mano:] La máquina es buena, pero la mecanógrafa, mala. Señal de los tiempos. Peor es mi letra.