Las cartas de Francisco Ayala sobre

Antonio López Llausàs

Antonio López Llausàs. Barcelona, 1888-Buenos Aires, 1979. 

Librero y editor, se instaló en 1939 en Buenos Aires para trabajar como gerente de la editorial Sudamericana, que luego adquiriría y convertiría en una de las empresas editoriales más importantes de América Latina.


Ayala, que le dedica un capítulo de sus memorias, publicó en Sudamericana, además de algunos importantes ensayos y traducciones, las primeras ediciones de Los usurpadores (1949), Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962).

cartas 11 al 12 de 12
FECHA
10/04/1965
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Damián Bayón
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Instituto de América de Santa Fe. Legado Damián Bayón. Archivo (Santa Fe, Granada)

Carta de Francisco Ayala a Damián Bayón (10/04/1965)

10 de abril de 1965

Querido Damián:

Nuevo papelito azul, esta vez con algún retraso, aunque no tanto como el usted para contestar a mi carta anterior. En efecto, estamos muy contentos con el regreso de los jóvenes, que durante todo este mes han estado trabajando cual enanos en la revisión de las respectivas tesis, ya -laus Deo!- aprobadas, y que defenderán en el mes próximo, acto éste que puede ser duro, aunque sólo en la manera de los torneos, que si golpean no matan.

La noticia del cierre de Cuadernos me ha parecido lamentable, pero no ha constituido sorpresa alguna para mí, pues si no hubiera tenido otros datos para esperarla (y los tenía), bastaba echarle una ojeada para observar su paulatino deterioro, como en el caso de esos enfermos, que sin haber sido jamás lo que se dice saludables, toman un curso que sólo puede conducirlos a la tumba, cuya próximidad se hace más evidente de un día para otro. La verdad que su semblante era, a lo último, terrible; ya olía a muerto.

Eso del nuevo estilo y demás, serán cosas de Jorge porque si el estilo es el hombre, cualquier cambio será no más que una jugarreta. Como espero que pronto, es decir, a finales de mayo próximo, tendremos ocasión de charlar, dejo para entonces el charlar de cosas literarias.

¡Vamos, hombre! ¡No se queje del estado precario de sus finanzas! Si todo el mundo sabe que está usted amarrotando cantidades de esa moneda fuerte mundial que es el nouveau franc, para no hablar de los pesos argentinos, que si bajan en la cotización, se multiplican en su cifra, y apa. Yo pudiera quejarme, que me veo este año en la triste necesidad de dictar un curso de verano, privándome del merecido descanso estival para echar un remiendo a mis exhaustas alforjas, después de haberlas exprimido con un viaje de un mes que quiero hacer a Europa antes de asumir de nuevo las clases-pejiguera. Y eso, a mis años.

No sé si habrá usted sabido acerca de la muerte de Jorge López, el hijo de don Antonio López Llausas. Yo he recibido un recorte de prensa con esa terrible noticia, pero no tengo detalles. Me aflige pensar en qué estado se encontrará el pobre viejo, que acababa de pasar un tramujo de corazón. ¡Tremendo golpe!

Escriba, Damián, escriba fito, fito, sin concederse tan grandes márgenes e interlineados, y sobre todo sin permitirse tan largos lapsos de silencio. Haga sonar las teclas de su maquinilla en honor nuestro.

Nina le envía sus saludos muy cariñosos, y yo un gran abrazo

Ayala.-

Me olvidaba de contarle que el otro dia nos honró con su visita Jorge Romero Brest en compañía de su jóven esposa. Está encantado de la vida, y al dia siguiente debió de estarlo más, pues vería en el New York Times su bella efigie bajo el epígrafe de ‘Olé, New York’ con una pequeña interview.


FECHA
15/03/1966
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Eduardo Mallea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] NEW YORK UNIVERSITY / GRADUATE SCHOOL OF ARTS AND SCIENCE / WASHINGTON SQUARE, NEW YORK 3, N.Y.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Eduardo Mallea

Carta de Francisco Ayala a Eduardo Mallea (15/03/1966)

Mi querido Eduardo:

Vino a casa y entregó a Nina (pues yo estaba ausente) tu carta y libro el joven César Magrini, a quien llamé luego por teléfono y quedamos en que vendría a vernos ayer lunes, después de un viaje que iba a hacer por Nueva Inglaterra. No vino, ni tampoco llamó por teléfono. Sentiría que se hubiera marchado ya sin haber tenido ocasión de conocerlo personalmente.

Te agradezco muchísimo el regalo del libro, que ya conocía a través de esa mujer infatigablemente ocupada en estudiar tu obra para su tésis doctoral. Temo –quede ello inter nos–, y ya habrás podido darte cuenta conversando con ella, que los esfuerzos de esta dama no van a contribuir demasiado a poner de relieve tus méritos literarios. Veremos.

En cuanto a Poderío de la novela, me parece una obra de interés extraordinario, no sólo por su valor intrínseco, que –no hay que decirlo– es muy alto, como por su función iluminadora, al proyectar luz sobre el conjunto de tus escritos anteriores. Mucho me gustaría que el amigo López Llausás me enviara un ejemplar de El resentimiento tan pronto como salga de prensa. Aquí podría adquirirlo yo, pero tardan bastante en llegar a librería en Nueva York los libros de procedencia argentina.

De nosotros, las novedades no son sensacionales. Hice una escapada a Madrid para arreglar varias cuestiones de orden editorial que estaban medio empantanadas, y regresé con la impresión de que no resultó vana mi ida. Los frutos, bajo forma de reimpresiones, no tardarán en cosecharse… creo. Y en mayo, lo menos al final que mis obligaciones docentes consientan, iremos a Italia, donde acaba de salir la traducción de El fondo del vaso después de Muertes de perro que, al parecer, se vendió muy bien, y todavía será tiempo de que me hagan alguna de esas interviews que los editores preparan a veces para promover la venta de sus libros. De ahí pasaremos a España, para dar otro empujón a los libros que se preparan, y regresaremos a Nueva York en julio, a tiempo de asistir al nacimiento de nuestro primer nieto, que se anuncia para esas fechas.

Quien, procedente de Buenos Aires, estuvo ayer en casa a verme fue mi antiguo y excelente amigo Ernesto Garzón. Con él hablamos mucho de ese ambiente, y de varias de las alimañas que pululan por la gran urbe.

Rodríguez Alcalá me escribe diciendo que ha mandado un ensayo analizando un cuento mio a un concurso de La Nación. Dios le asista; pues a juzgar por los antecedentes… ¡Bueno!

En fin, termino. Nina envía sus más cariñosos saludos para ustedes dos, y yo un grande y cordial abrazo

Ayala.-