Las cartas que mencionan el lugar

Middlebury

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FECHA
06/07/1958
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José M.ª Ferrater Mora
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Middlebury
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] FRANCISCO AYALA.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fondo “Epistolario del Legado Ferrater Mora”. Universitat de Girona. Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo

Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (06/07/1958)

Middlebury, 6 de julio de 1958.

Querido Ferrater:

Henos en el lugar de la data; maravilloso paraje, cuyo único inconveniente son las dos horitas matutinas de clase. Hay lagos, hay arboledas, hay muchachas en shorts; y si te escribo estas lineas, no lo atribuyas al aburrimiento, sino al deseo de remitirte, por si el autor no te dió previo traslado, el artículito de Julián Marías sobre Ortega, con pretexto de tu libro. Verdaderamente, si fuera cierto lo que él dice creer y esperar, como buen creyente en la resurrección de la carne, que de nuevo se encontrará en la otra vida con el maestro y volverá a oir su propia voz, no me extrañaría que esa voz le regañara, según gustaba hacerlo, tachándolo de majadero por tan indiscreto celo.

Pero abrevio, no sea que pienses en verdad que no sé qué hacerme con mi tiempo. Vosotros tendreis el vuestro gratamente empleado, y esta carta sigue la marítima y económica vía para alcanzarte o quizás esperarte en la Ciudad condal, que así le dicen quienes saben escribir con elegancia y retórica.

Abrazos

Ayala.-


FECHA
27/07/1958
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
José Luis Cano
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Middlebury
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada con firma autógrafa y con membrete:] FRANCISCO AYALA.

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27

Carta de Francisco Ayala a José Luis Cano (27/07/1958)

Middlebury, 27 de julio de 1958.

Mi querido José Luis Cano:

Hoy me dice Carmen Bravo, esta simpática muchacha que he conocido aquí, y que es amiga suya, haber recibido usted ya el ejemplar de Muertes de perro que dejé dedicado en Buenos Aires para que se lo remitieran. Mucho me gustaría conocer su juicio acerca de ese libro. Y también quiero pedirle un favor: que me indique unos cuantos nombres de las personas a quienes usted considere que ahí, en Madrid, valga la pena hacerles llegar un ejemplar, y que sean capaces de entenderlo más allá de los convencionalismos y rutinas de los pequeños cotarros literarios. Se lo digo, y se lo digo a usted precisamente como a un amigo verdadero, porque tengo la impresión de que el ambiente español se me ha hecho enteramente ajeno, y no consigo entenderlo, ni que nadie me lo explique. Recordará usted que tuve interés especial en que se editara en Madrid mi Historia de macacos, para lo cual usted tuvo la bondad de darme orientación útil, porque deseaba pulsar la reacción española frente a un libro que –cualquiera sea su calidad– significaba, como lo significa este de ahora, algo distinto, una nota discordante. El libro se ha vendido, a lo que sé, bastante bien, y he recibido varias cartas de lectores ajenos al campo de las letras profesionales. Pero, en cuanto a aquella reacción, ha sido nula; es decir, no negativa (lo que hubiera entendido bien), sino, sencillamente, ninguna. Y esto sí que no lo entiendo. Porque es el caso que se han producido comentarios escritos en varios paises de América, casi todos obra de personas desconocidas para mí, mientras que en España, donde se publicó el libro, cayó en el vacio más absoluto. Alguna causa tiene que tener ese fenómeno, digo yo... Pero sería cosa de conversar más que materia de cartas. Probablemente el año próximo iré a pasar ahí una pequeña temporada, y mucho me gustará que por fin charlemos despacio. Por el momento sólo quiero pedirle esa indicación (cinco o seis nombres y direcciones, para hacer remitirles ejemplares de la novela) y, sobre todo, que me diga usted qué impresión le produce.

Escríbame, no aquí, sino a: 420 E., 64th Street (Apt.E.3j), NEW YORK 21, N.Y. Y reciba un cordial abrazo de su amigo y compañero

Francisco Ayala.-