Carta de Francisco Ayala a Damián Bayón (02/11/1960)
2 de nov. de
1960
Querido
Bayón:
Casi al mismo tiempo que a mí su carta
última, le llegaron a Nina los libros. Me escribió, entusiasmada, a mi dulce
destierro de Bryn Mawr, y tan pronto como regresé a la gran urbe fuí a verlos.
Su entusiasmo está archijustificado. Son estupendos. Claro está que hasta ahora
ni ella ni yo hemos podido sino acariciarles el lomo, y repasarlos; todo se
andará, o se leerá, debidamente. De nuevo le agradezco mucho su bondad.
Me pregunta si saldrá pronto el libro
de mis ensayos: espero que sí, pues me anuncian que pronto tendré pruebas; y yo
a las pruebas me rindo. Calculo que en los primeros meses del año entrante
estará listo. Pero no creo que le sirva de mucho, pues se trata de literatura;
como no sea indirectamente, por cuanto procuro en algunos trabajos iluminar el
proceso de la creación artística, y con ello hacer justicia al factor inventivo
del genio individual, sin desconocer lo que las estructuras constituidas puedan
pesar y de hecho pesan sobre él, ofreciendo cómodos cauces a la imitación
tradicional, pero también formidables desafios a la originalidad del artista, para
que se manifieste.
Lo que me dice usted se refiere a
arquitectura, y lo encuentro muy estimulante. Creo que tiene usted mucha razón:
en España sólo se encuentra una cosa plenamente lograda; es decir, perfecta: El
Escorial; añadiría yo esa otra obra maestra, que es la Alhambra; y aún,
salvando distancias, algo de lo que hizo Gaudí. Pero ¿qué tienen que ver entre
sí esas cosas, y cómo se atan por el rabo esas moscas a España, de la que usted
dice que es refractaria a la idea
clásica de lo construido, etc? Yo no me cansaría de exhortar a usted en el
sentido de que se olvide de que España es un país, o una nación, refractaria, o
propicia a nada; es decir, que considere lo hecho como hecho, sin sacar
consecuencias de carácter general, ni reducirlo a una unidad o un sistema; en
primer lugar, porque las categorías mentales de lo nacional surgen en el siglo
XIX y al aplicarlas retrospectivamente se está forzando la realidad histórica,
muchas veces con habilidad e ingenio, y otras en forma tan burda como cuando,
sin temor al ridículo, dice nuestro amigo Sánchez Albornoz que Séneca hablaría
su latín con acento andaluz (hay que ser ganso, caramba); pero forzándolas de
todos modos; y en segundo lugar, porque en materia de creación cultural puede
explicarse mediante conexiones diversas lo hecho, en el sentido de aclarar cómo
es que pudo hacerse... a condición de existir quien tuviera el talento, la
voluntad y las ganas de hacerlo; pero en cambio es vano tratar de explicar “por qué” no se produjo lo que no se
produjo. ¿Por qué no produjo Inglaterra una gran música, o una gran pintura?
Pues, porque no. ¿Por qué produjo un gran teatro? pues porque se daban tales y
cuales condiciones y hubo un cachafaz llamado Shakespeare. Inglaterra es lo que
es como nación por efecto de cuanto produjo en todos los órdenes; cualquier
sustracción o adición en ese abigarrado conjunto hubiera modificado su
fisonomía; cada siglo, y hasta cada semana, la modifica. Imagínese que
Cervantes hubiera muerto en el cautiverio, y que el Greco se queda en Italia,
ambas, muy posibles contingencias. ¿Sería hoy España lo que es? Lo hecho pesa,
y mucho, sobre lo que se hace; pero no lo predetermina, porque el campo de la
historia es la libertad.
Y termino con ese brillante lugar
común, porque con esto se acabó el carbón; digo, el papel. (Aún me queda para
decirle que el amigo Cortázar no ha dado señales de vida, ni tampoco, hasta
ahora, Murena; qué raro; parece que se los hubiera tragado la tierra.)
Saludos muy afectuosos, y un abrazo de
Ayala.-