Epistolario de Francisco Ayala

21/11/1961

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Gullón, Ricardo

FECHA
21/11/1961
REMITENTE
Ricardo Gullón
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
54 West 16th Street. Apt. 4F. New York 11 N. Y.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Harry Ransom Center. The University of Texas at Austin

Carta de Ricardo Gullón a Francisco Ayala (21/11/1961)

21 de noviembre de 1961

Sr. D. Francisco Ayala

54 West Sixteenth Street

New York, N. Y.

Querido Paco:

Te escribo en vísperas de tu regreso de Alemania para que la carta llegue a tu poder, mejor dicho que te espere alla [sic] vuelta de este fabuloso viaje que estás haciendo de guagua. Espero que este viaje te habrá divertido y servido para estrechar lazos con los alemanes, y más bien con las alemanas.

Cuando estuve en Méjico me dijo Max Aub que él, Benítez y tú vendríais aquí en el mes de noviembre para asistir a una reunión de especialistas en televisión universitaria. Como sé que en ese ramo nadie te echa la pata, la cosa me pareció verosímil y el pretexto estupendo para pasar juntos unos días que hubieran sido muy agradables. Pero en cuanto llegué aquí me enteré de que la ilusiones de Max habían ido más allá que las realidades. Hubo, a primeros de noviembre, una reunioncilla de ese tipo, pero a Max le desconvidaron a última hora, por intervención de uno de esos cuya raza si volara oscurecería el sol. Ramón, puso pies en pared, y el desafuero se rectificó parcialmente, volviendo a invitarle para el mes de febrero.

Ahora escribió Miguel González preguntando detalles sobre una supuesta reunión de profesores de español en esta Universidad. Supongo que vuestro despiste arranca de que se ha señalado Austin como sede para la celebración de la asamblea del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, en 1963. No hay otra cosa, y puede suponer que si la hubiera, tu nombre sería uno de los dos o tres que pondría yo en primera línea. En definitiva, nada mejor que estas oportunidades para dedicarse tres o cuatro días a la sabrosa comilona y el culto intercambio de conocimientos.

Creo que no iré a Nueva York estas navidades, pues he tenido que atender muchos gastos en España y no puedo permitirme lujos turísticos. Confío en que podremos vernos en otro momento, pues tengo una invitación de Yale para ir a soltar un reóforo y si puedo combinarla con alguna otra por esa zona, iré y me detendré un fin de semana en Nueva York. La lástima ha sido que acababa de renunciar a ir a Wellesley, cuando me llegó la otra invitación, pero todo se arreglará.

De Puerto Rico sé que el número de Unamuno fué enviado a Méjico, y he pedido que me envíen las pruebas desde la imprenta para que no salgan tan abrasadas de erratas como los trabajos que he leído en los últimos números de La Torre. Por cierto, que ya deba estar en la calle el número 34 en el que se inserta mi reseña de tu libro, pero todavía no me lo han enviado. Eugenio me debe carta, y no me ha contestado ni siquiera a la que más le importa: la edición del libro juanramoniano que firma y cobra conmigo. No sé qué tiene el aire borinqueño que seca las estilográficas y paraliza las maquinillas.

Acabo de leer en Papeles tu estupendo “Baile de máscaras”, que está lleno de gracia en la observación y en la narración. Se me ocurre que vendría muy bien añadirle aquel sucedido de un martes de Carnaval en el Teatro Pereda, Santander, cuando el cogorza de Samperio cayó, no se sabe cómo, en una platea del entresuelo en donde, observándolo todo muy serios, estaban tres famosos médicos de la ciudad, y el tipo, sin inmutarse, les dijo: –“¿Y qué, ustedes, como siempre, hablando del peritoneo?” Otras anécdotas soportaría el inocente papel, pero te ruborizarías si las escribieras. Queden para otra ocasión.

Un fuerte abrazo de