Epistolario de Francisco Ayala

28/02/1952

DESTINATARIO: Ayala, Francisco REMITENTE: Orfila, Arnaldo

FECHA
28/02/1952
REMITENTE
Arnaldo Orfila
DESTINATARIOS/AS
Francisco Ayala
DESTINO
Universidad de Puerto Rico
ORIGEN
Fondo de Cultura Económica
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica. Sección Autores, Expediente n.º 22

Carta de Arnaldo Orfila a Francisco Ayala (28/02/1952)

Febrero 28 de 1952.

CA.

F-950

Sr. Francisco Ayala.

Universidad de Puerto Rico.

Río Piedras, Puerto Rico.

Mi querido Ayala:

No puedo negarle que me han contrariado los términos de su carta de 19 de febrero dirigida a Julián Calvo y no le oculto esa contrariedad, porque de los términos con que se expresa surje [sic] la impresión de que hemos procedido tontamente en un asunto vinculado con negocios editoriales.

Creo que usted está totalmente equivocado en el enfoque del asunto. He vuelto a releer la carta de Calvo que le dirigió a Serrano Poncela con fecha febrero 12 y no encuentro ni una sola línea ni palabra que pueda dar lugar a la agitada preocupación de usted por las consecuencias materiales o morales que nuestras alusiones expresadas en esa carta privada, puedan provocar a ustedes frente a la Universidad.

Olvida usted, que era una carta de amigo a amigo y en consecuencia no podía existir temor de que las sugestiones que Calvo le hacía a Serrano Poncela pudieran tener tanta importancia como la que usted le asigna. Sí Serrano Poncela considera de que no es correcto que él como Director de Departamento sugiera a la Universidad que le compren su libro, allá él. Todo se resuelve con que no recoja la sugestión amistosa de Calvo y la moral y el prestigio de la Universidad no se pone en peligro. La referencia al Veblen no nos parece tampoco que sea incorrecta porque entendemos que es público y notorio que la Universidad nos compra esa obra porque usted la aconsejó como texto para los alumnos, hecho que tenemos que agradecer a usted porque nos permitió hacer la reimpresión de la misma y no creo que haya algún mal en haber hecho la referencia. Sí agregaba Calvo que usted podría tal vez contribuir “a esa adquisición previa de ejemplares dentro del negocio de librería que está planeando” es porque no entendimos nunca que la intervención suya en ese negocio fuese una cosa secreta y usted no nos pedía ninguna reserva sobre ese particular. Porque lo entendimos así es que yo le otorgué a la firma Ínsula el crédito y las condiciones que convinimos, porque todo lo he hecho teniendo en cuenta que usted era el que me lo pedía y a quién me agradaba concedérselo. Si su figuración en el negocio hubiera sido secreta, hubiera tenido dificultad para proceder en esa forma. Le repito pues que no entiendo el fastidio suyo por una cosa tan sencilla como ha sido la intención de Calvo de sugerirle a Serrano Poncela alguna manera de resolver su asunto favorablemente. El se fundó en el hecho de que la Editorial no podía incorporar ese libro para su publicación inmediata, si no existiera la posibilidad de una compra anticipada y a ello se ha debido todo. De todos modos he querido darle esta explicación, para que no quede ninguna duda molesta entre nosotros.

Reciba un cordial abrazo de su muy amigo.

AOR/mam.