¡Qué buen país sería España…!

¡Qué buen país sería España…!

La sesión de ayer de las ‘Lecturas de Francisco Ayala’, en torno a un capítulo del ‘Quijote’ y una novela corta de Ayala, dio para hablar tanto de literatura como de sociología; y nos condujo de la España de Cervantes a la de la década de 1960… y hasta hoy.

En septiembre de 1964, Camilo José Cela escribió a Francisco Ayala (que había colaborado ya alguna vez en la revista dirigida por él, Papeles de Son Armadans) para decirle que su hermano Jorge, que empezaba a introducirse en el mundo de la edición, iba a lanzar una colección de novelas cortas, que aparecerían semanalmente; y le proponía ser el autor del primer libro de la serie.

Ayala aceptó la propuesta, y dos meses después envió a Cela una novelita titulada Vicente de la Roca, que finalmente se publicaría en enero de 1965, como primer número de la colección La Novela Popular, bajo el título de El rapto.

El rapto es una reelaboración literaria del capítulo LI del Quijote: toma de Cervantes el hilo argumental y algunos de los personajes, y, aunque con ciertas variaciones, el desarrollo y el desenlace son parecidos a los de la historia contada por el cabrero cervantino.

Pero la novelita de Ayala, además de un experimento narrativo, es también un fresco sociológico de la España de los años 60, donde transcurre la acción; y no solo de entonces.

En la sesión de ayer, 8 de noviembre, de las Lecturas de Francisco Ayala, llamó especialmente la atención de los participantes la vigencia del texto de Ayala: la emigración por motivos económicos, las diferencias culturales entre alemanes y españoles y, en general, el diálogo que mantienen en la introducción (que, aunque se presente como tal, forma parte inseparable del relato) el narrador y los otros tres personajes, resultaron para los lectores reunidos en Alcázar Genil de una lamentable actualidad.

«¡Qué buen país sería España si uno pudiera vivir allí!», exclama el personaje salmantino de Ayala con la misma resignada nostalgia que sienten hoy tantos jóvenes emigrantes como él, cincuenta años después.